El templo es mi esposo/a. En él reside Dios. Le damos gloria en cada pequeño acto de entrega o acogida, dotado por Cristo de una potencia enorme. Nuestra unión es Sagrada.
¿La vivo con esta sacralidad?
Percibir la sonrisa de Dios. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 19, 45-48
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