Señor, mi esposo/a y yo somos dos trapos sucios que necesitan que viertas Tu agua clara sobre nosotros y que nos restriegues el uno contra el otro para limpiarnos. Por nuestro Sacramento, nuestro amor está sumergido en el Tuyo.
Como dos trapos sucios. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 2, 13-22
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