Archivo por meses: septiembre 2017

Misericordia irresistible ¡Aprovéchate!. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 6, 6-11

EVANGELIO

Estaban al acecho para ver si curaba en sábado.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 6-11

Un sábado, entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar.
Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.
Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.
Pero él conocía sus pensamientos y dijo al hombre de la mano atrofiada:
«Levántate y ponte ahí en medio».
Y, levantándose, se quedó en pie.
Jesús les dijo:
«Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?».
Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo:
«Extiende tu mano».
Él lo hizo y su mano quedó restablecida.
Pero ellos, ciegos por la cólera, discutían qué había que hacer con Jesús.

Palabra del Señor.

Nota: El próximo 23 de septiembre a las 20h, Proyecto Amor Conyugal realizará un anuncio  sobre «La verdad y la belleza del matrimonio», en Madrid: Parroquia de Nuestra Señora de la Moraleja. Calle del Nardo, 44, 28109 Alcobendas.

Misericordia irresistible ¡Aprovéchate!

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Señor, tu misericordia es más fuerte que las malas intenciones, más fuerte que la acusación, que el pecado, que las enfermedades. Entonces ¿Qué te impide invadir del todo mi corazón? Yo mismo. Que a veces desconfío o simplemente estoy mirando para otro lado.
Allá por donde vas, curas, sanas, reconstruyes, alimentas. Los fariseos sabían que no ibas a poder resistirte y curarías a aquel enfermo. Yo sé que no puedes resistirte a curarme.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Paco: (Rezando) Señor, otra vez está mi esposa en un plan insoportable. Borde, exigente, con el careto… Pero yo sé que tienes un deseo de misericordia irresistible. Lléname de ti, Señor, lléname de Tu amor para que con Tu amor apague su fuego, su angustia. Aquí, postrado ante Ti, en el Santísimo Sacramento, te pido que me llenes de Tu amor. Quiero darle lo que Tú quieres darle. Sé que está en un momento de tribulación y quieres ayudarla. Haz que yo sea instrumento Tuyo, que ponga paz en su angustia, alegría en su tristeza, esperanza en su hartura. Lléname Señor, lléname de Tu Espíritu, lléname de Tu misericordia. Alabado seas Señor.
(Y llegó a su casa, y el Señor permitió que fuera instrumento de Su misericordia y él experimentó cuánto la amaba Dios).

Madre,

Cuánta esperanza produce conocer a Cristo, Sus sentimientos, Sus motivaciones. No puede evitar amarme, no puede evitar perdonarme, no puede evitar sanarme. Alabado sea el Señor que tiene un corazón Grande para Amar.

¿Se está perdiendo y no me importa? Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 18, 15-20

EVANGELIO

Si te hace caso, has salvado a tu hermano
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si tu hermano peca, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano.
En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.
Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Palabra del Señor.

Nota: El próximo 23 de septiembre a las 20h, Proyecto Amor Conyugal realizará un anuncio en Madrid: Parroquia de Nuestra Señora de la Moraleja. Calle del Nardo, 44, 28109 Alcobendas.

¿Se está perdiendo y no me importa?

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Es hermoso cómo este Evangelio nos muestra que el que ama, desea para el amado lo mejor, y por tanto, desea que llegue al cielo. Dios desea el cielo para cada uno de nosotros, y quiere que seamos medios Suyos para mi esposo, hijos y demás alcancen ese fin.

El cristiano está obligado a realizar la corrección fraterna. Lo dice también San Agustín: «Si le dejas estar, peor eres tú; él ha cometido un pecado y con el pecado se ha herido a sí mismo; ¿no te importan las heridas de tu hermano? Le ves perecer o que ha perecido, ¿y te encoges de hombros? Peor eres tú callando que él faltando» (Sermón 82).

Por tanto, tengo que ser administrador del Amor de Dios y comunicarle ese bien. San Agustín nos dice a este respecto: «Debemos pues, corregir por amor; no con deseos de hacer daño, sino con la cariñosa intención de lograr su enmienda… ¿Por qué le corriges? ¿Por qué te ha molestado ser ofendido por él? No lo quiera Dios. Si lo haces por amor propio, nada haces» (Sermón 82) Por eso, antes de corregir, tengo que dirigir mis afectos hacia Cristo, rezando: Jesús ¿Esto lo quieres Tú, o me estoy buscando? ¿Hay dolor, resentimiento o quejas en mi corazón? ¡Ven Espíritu Santo y ayúdame!. Y tampoco me puedo olvidar de corregir a solas.

Si lo he hecho bien y no hay cambios, puedo hacer mucho: Rezar por el otro, unidos en familia.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Ramón: Cariño, he estado rezando mucho por ti, y creo que te tengo que hablar sobre algo.
Marta: Sí, por supuesto ¿Cuándo?
Ramón: ¿Quedamos esta noche a las 10?
Marta: Muy bien.(beso)
(Después de cenar en familia, a solas)
Ramón: ¿Lo ponemos en manos del Señor?
Marta: Sí
Juntos: En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Ven Espíritu Santo…
Ramón: Señor, tú sabes que no quiero nada para mí, ni busco mi complacencia, ilumíname para transmitirle a mi esposa lo que tú quieres transmitirle para poder ayudarla a llegar hasta ti. Amén.
Marta: Amén.
Ramón: Marta, he observado que en tus conversaciones hablas mucho de ti ¿Tú como lo estás viviendo?
Marta: ¡Uf! Ramón, ahora cuando me lo has dicho, lo primero que he sentido es dolor, y ganas de excusarme y defenderme, pero me he dado cuenta que eran tentaciones del Diablo. No había observado lo que dices, creo que es porque necesito que se me conozca. ¿Tú qué crees?
Ramón: Una vez leí que cuando uno habla mucho de sí mismo es por orgullo, es ponerme yo como el centro, desplazando a Dios, incluso a los demás. Yo también veo en que en ocasiones pongo mi “yo” antes que a ti o a Dios… Quizás no se me nota tanto, porque soy más callado, pero veo que en ti los demás también lo notan y me duele por ti.
Marta: ¡Jo! Pues no me había dado cuenta. Estaré más pendiente e intentaré cambiar el centro de mis conversaciones. Muchas gracias por quererme tanto. Sé que esto no ha sido nada fácil para ti tampoco.
Ramón: Te damos gracias Señor por este don.
Marta: Gracias por este rato, por mi esposo, mi ayuda adecuada que es tu instrumento y me muestra lo que Tú quieres mostrarme.
Ramón: Ayúdanos a que mengüemos para que seas Tu quien reines y superar nuestras tentaciones. En Ti confiamos. Amén.
Marta: Amén.

Madre,

Nuestro orgullo nos impide hacer y recibir bien la corrección fraterna, especialmente entre los esposos. Sabemos que Dios lo quiere por nuestro bien. Ayúdanos Madre a corregirnos con amor, por amor e inmersos en el Amor. Por Jesucristo, tu Hijo nuestro Señor. Amén.

Una lista interminable. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 6, 15

EVANGELIO

¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 15

Un sábado, iba Jesús caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos.
Unos fariseos dijeron:
«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?».
Respondiendo Jesús, les dijo:
«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros sintieron hambre?
Entró en la casa de Dios, tomó los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él».
Y les decía:
«El Hijo del hombre es señor del sábado».

Palabra del Señor.

Nota: El próximo 23 de septiembre a las 20h, Proyecto Amor Conyugal realizará un anuncio en Madrid: Parroquia de Nuestra Señora de la Moraleja. Calle del Nardo, 44, 28109 Alcobendas.

Una lista interminable.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Dice San Juan Pablo II que en cada tiempo, el hombre tiende a adaptar la Ley de Dios a sus costumbres y debilidades de la época. Los fariseos, adaptan la fiesta del sábado (que significaba descanso) a su estilo legalista, imponiendo 39 leyes como no preparar alimentos, no recoger leña y muchas otras. La Ley del amor de Dios es transformada en una especie de corsé que somete a las personas.

Nosotros, en nuestro hogar, también adaptamos la Ley de Dios a nuestras costumbres y debilidades, y a veces pretendemos encorsetar a nuestro cónyuge y a nuestros hijos en un montón de normas en las que ponemos todo nuestro empeño, olvidando que el Señor es el Rey de nuestro hogar y de todas sus normas. Olvidando que debemos actuar en el nombre del Señor y orientar en Su nombre. Los esposos a veces nos volvemos muy exigentes los unos con los otros, y tenemos que aprender a aplicar la ley del amor y gloriarnos en las debilidades de nuestro esposo, mirando a Cristo y amando.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Jaime: Un día me dediqué a escribir en los azulejos de la cocina, todas las normas que recordaba de nuestra casa. Después, cada vez que nos corregíamos mi esposa y yo o corregíamos a nuestros hijos, me iba a la cocina y apuntaba la norma. Hasta que acabé llenando toda la cocina de normas. Había normas sobre las puertas de casa, sobre las ventanas, la ropa, los cajones, los armarios, los muebles, las plantas, el suelo, los juguetes, las cortinas, los artículos de aseo personal, el papel higiénico, la tapa del wáter, la ducha, la música, la televisión, los videojuegos, los estudios, etc, etc, etc.
Ángel: ¡Qué curioso! Y ¿Lo hiciste con algún fin?
Jaime: Sí. Caer en la cuenta de que es imposible que cumplamos todas las normas que nos autoimponemos, y que hay que priorizar las que tengan que ver con el amor entre personas. Así que, una noche, nos leímos todas las normas mi mujer y yo y borramos las que no tenían nada que ver con el Evangelio.
Ángel: Sí, señor. Muy interesante. Y ¿Qué pasó?
Jaime: Nos quedaron muy pocas, y nos dimos cuenta de que nos faltaban otras que eran importantísimas, como sacrificarse por el otro, aceptar las humillaciones, etc. Decidimos no corregirnos en nada que no tuviese algo que ver con el Evangelio. El resultado es que los niños se siguen dejando los cajones abiertos, o no ponen el papel higiénico cuando lo gastan, pero ahora todos tenemos claro que Dios y el amor al prójimo es lo importante en nuestra vida.
Ángel: Bueno, da un poco de vértigo ¿Cómo no corregir a tu hijo si está arañando un mueble con un juguete? Por poner un ejemplo…
Jaime: Le corriges, pero no por el mueble, sino por el acto de desamor que supone romper las cosas que sus padres han comprado con su esfuerzo y cuidan para tener un hogar acogedor y hermoso, para la familia. Y por él mismo, que no le hace bien ir a lo suyo y romper las cosas.
Ángel: Ahora entiendo. Toda corrección orientada hacia el amor a Dios o a otra persona.
Jaime: Eso es.

Madre,

La Ley de Dios es perfecta, es la que nos salva, nos construye. Alabado sea el Señor, porque nos ha hecho conocedores de Sus Leyes, para que podamos como esposos y padres, alcanzar la verdad del amor, para mayor gloria de Dios.

Clara como la pureza de intención. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 1, 18-23

EVANGELIO

La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo
Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 18-23

La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa «Dios-con-nosotros»».

Palabra del Señor.

Nota: El próximo 23 de septiembre a las 20h, Proyecto Amor Conyugal realizará un anuncio en Madrid: Parroquia de Nuestra Señora de la Moraleja. Calle del Nardo, 44, 28109 Alcobendas.

Clara como la pureza de intención.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Hoy celebramos la Natividad de la Santísima Virgen. Una fiesta muy especial para todos los que estamos consagrados a Ella, así que, cantamos alegres el Salmo: “Desbordo de gozo con el Señor”.
Hoy la Sagrada Familia nos da un hermoso ejemplo de “pureza de intención” a través de S. José. Quizás esta pureza era la que le permitía escuchar en sueños al ángel.
José era justo y no quería difamarla y decidió repudiarla en privado. Contemplamos el buen corazón de José, que no quiso dudar de María y decidió quedar mal él ante todos. Ambos eran personas de vida de oración, que actuaban con rectitud y pureza de intención.

El reto hoy para los esposos, es purificar la intención en el Señor, en todo lo que hacemos, desde el comienzo del día hasta el final. ¿Cómo se hace esto? Un día en el que no me busco a mí mismo, sino que pienso en el otro y pienso sobre todo en el Señor. Pienso ¿Qué quiere Jesús de esta situación? ¿Qué haría o diría Él? Esto es justo lo que vivían José y María, siempre buscando la voluntad de Dios en su relación, y en su vida.

Con pureza de intención, la vida se ve pura, clara, limpia, límpida…

Aterrizado a la vida matrimonial:

Antonio: (Pensando) Ayer mi mujer me dijo que se iba a la cama antes porque estaba cansada, y cuando llegué, estaba hablando por whatsapp con alguien. Además, últimamente está muy fría conmigo. También coincide que está llegando más tarde de lo habitual… ¿Y si hay otro hombre?. ¡No! ¿Cómo dejo que estos pensamientos me aborden? ¿Cómo voy a dejar de confiar en mi esposa? Señor, yo seguiré siendo esposo, que es la misión que me has encomendado, y confío en mi esposa porque confío en ti.
Ana: (Llega a casa) Hola. Vengo muy cansada. Cenamos y me acuesto ¿vale?
Antonio: Vale, Ana. Pero ¿Te pasa algo?
Ana: Mira Antonio, no me apetece hablar ahora. Ya hablaremos.
Antonio: Como quieras cariño. Pues lo dejamos para el fin de semana. Puedo llevarte la cena a la cama ¿Qué te parece?
Ana: Pues mira, te lo agradezco un montón… (Cuando le lleva la cena, Ana estaba hablando por el WhatsApp)
(Varios días más tarde)
Antonio: Ana, ¿Podemos hablar ahora?
Ana: No me apetece, pero entiendo que te tengo que darte una explicación por mi actitud de estos días. Mi madre tiene un tumor maligno bastante agresivo.
Antonio: ¡No me digas!
Ana: No quiere que se lo digamos a nadie, así que tú no sabes nada. Ni siquiera a Papá. Estos días me he estado acercando un rato a verla después de trabajar. Estoy muy hundida, Antonio (Llorando).
Antonio: Vaya, pobrecilla… Ven aquí, esposa mía. Ven que te abrace. ¿Rezamos juntos por ella? Ya verás como el Señor nos ayuda en esta situación.

Madre,

En ti confiamos. En el Señor confiamos. En nuestro esposo confiamos. En nuestro matrimonio confiamos. Que hagamos siempre la voluntad de Dios, en todos nuestros pensamientos, en todas nuestras acciones. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Dichoso tú que has creído. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 5, 1-11

EVANGELIO

Dejándolo todo, lo siguieron
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11

En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes.
Subió a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
«Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».
Respondió Simón y dijo:
«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:
«Señor, apártate de mi, que soy un hombre pecador».
Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Y Jesús dijo a Simón:
«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor.

Nota: El próximo 23 de septiembre a las 20h, Proyecto Amor Conyugal realizará un anuncio  sobre «La verdad y la belleza del matrimonio», en Madrid: Parroquia de Nuestra Señora de la Moraleja. Calle del Nardo, 44, 28109 Alcobendas.

Dichoso tú que has creído.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

La llamada del Señor, tiene 3 fases:

La primera, es que si subo a Jesucristo en la barca de mi vida, es decir, de mi matrimonio y familia, puedo prepararme para recoger más de lo que nunca había imaginado. y ¿Cómo hacer esto de subir al Señor a nuestra barca? Pues escuchando juntos Su Palabra, profundizando en ella y fiándome más de Él que de mi lógica y que de la lógica del mundo.
Esto recuerda a las palabras de Isabel, la pariente de María, cuando le dice «Dichosa tú que has creído que se cumplirá lo que te había dicho el Señor.
Ya no eran horas de pescar, y sin embargo, Pedro se fía de la Palabra del Señor y llena dos barcas de peces. No sólo hay peces para mí, también para mi esposo, familia y otros.

La segunda fase llega cuando veo lo que el Señor es capaz de hacer: Viene la admiración, el «yo no soy digno» de que entres en mi casa. Tener la certeza absoluta de que esos peces no los he pescado yo, produce una admiración y la humildad de saber qué puedo yo y qué puede Él.

La tercera fase es que el Señor me va a pedir que lo deje todo por Él, que todo lo haga por Él y para Él y que transmita por donde quiera que vaya, el Evangelio del matrimonio y la familia. Siempre con mucha oración, para que la misión sea fecunda.

Esposo, el Señor te llama ¿Te apuntas?

Aterrizado a la vida matrimonial:

Rocío: Estoy cansada de luchar. Tengo que tirar yo de los niños, de él (el esposo) para que vayan a Misa, para la oración… Ya no puedo más.
(Un 5 de agosto de 2014, se fue al Sagrario y allí estuvo rezando)
El Señor: (En la oración) Rema mar adentro. Intensifica tu oración, y no intentes trabajar con tus fuerzas, sino confía en mis fuerzas. No desesperes, yo estoy contigo. Ofréceme sacrificios y oración.
(En 2017 durante un retiro, el Señor hirió a Arturo, esposo de Rocío, con un dardo de amor, lleno de todos los sacrificios y oraciones de su esposa)

Madre de los esposos. Ruega por nosotros.