Archivo por meses: julio 2017

El mejor ejercicio. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 9, 1-8

EVANGELIO

La gente alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 1-8

En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. En esto le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico:
«¡Animo, hijo!, tus pecados te son perdonados».
Algunos de los escribas se dijeron:
«Este blasfema».
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo:
«¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil decir: «Tus pecados te son perdonados», o decir: «Levántate y echa a andar»? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados – entonces dice al paralítico -: «Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa»».
Se puso en pie, y se fue a su casa.
Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.

Palabra del Señor.

Nota: El 19 de julio a las 20:30, primer encuentro de Proyecto Amor Conyugal en Barcelona. Para más info:

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El mejor ejercicio.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Tienes razón, Señor. Quizás esté más pendiente de las cosas del cuerpo que de las del alma, de tener el cuerpo en forma que el alma en forma. Quizás me preocupa más una enfermedad que un pecado y a lo mejor acudo con más esperanza al médico que a la confesión. Quizás le tenga más miedo a una enfermedad mortal que a un pecado mortal, cuando de la primera depende mi vida terrenal y del segundo mi vida eterna. Sigo dándole más importancia a las cosas de la carne que a la pureza de mi corazón. Sigo dándole más importancia a defenderme yo que a dar gloria a Dios. Más importancia al qué dirán que a construir el reino de Dios en este mundo.

Para Dios es más fácil curar el cuerpo, sin embargo, le da mucha más importancia a curar el alma.

Aterrizado a nuestro matrimonio:
Patricia: Ay! Hija, pues he encontrado una dieta ideal. Llevo perdidos 5 kilos!!. Y con el nuevo gimnasio estoy perdiendo toda la grasa que me sobraba en la barriga y en las pistoleras. Así que este verano, a lucir palmito. Voy a estar estupenda.
María: Pues hija, yo no puedo seguir ninguna dieta. Lo primero porque no tengo tiempo de ir a la dietista todas las semanas. Después de trabajar, nos ponemos con las tareas de la casa y terminamos con la oración juntos, y el día no me da para más. Y ¿Qué hace David (esposo de patricia) mientras tú estás en el gimnasio?
Patricia: Lo tenemos todo pactado. Cada uno se reserva su espacio, su tiempo para cuidarse. Él se acuesta pronto y se va a correr por las mañanas antes de ir a trabajar. Así reduce también el colesterol, que le viene bien. Se lo ha recomendado el médico. Lleva siempre un reloj de estos que le controla el ritmo cardíaco, la velocidad y todos los parámetros. ¿Y Pedro (esposo de María)? ¿No hace deporte?
María: Me anima a pasear juntos los fines de semana, y algún día entre semana que nos queda tiempo, aunque a mí me suele dar pereza. Luego me alegro, porque aprovechamos para charlar de nuestras cosas y, la verdad, nos enamoran mucho esas escapadas. Como los niños mayores ya se pueden hacer cargo un rato de los más pequeños, tenemos esa suerte.
Patricia: A mí no me gusta nada salir a correr con David. Él lleva su ritmo y le molesta tener que esperarme, dice que le bajo la media, así que acabé diciéndole que corriera él solo. Yo no salgo para tener que oírle, salgo para relajarme y disfrutar.
María: Yo, cuando más disfruto y me relajo es cuando rezo con Pedro. Noto que nuestra unión se hace más fuerte. Es el Espíritu, que nos une, de verdad, lo noto. Fortalece nuestras almas… Al principio nos costaba, pero ahora, me encanta rezar con él. Es nuestro mejor ejercicio del día.

Madre,
Es una pena que limitemos nuestra vida con tanto centrarnos en este mundo, y nos olvidemos de la grandeza que Dios tiene preparada para nosotros. Es para llorar, cómo Dios nos preparó un plan tan maravilloso, tan hermoso, y nosotros lo despreciamos. Es una tristeza que le hagamos sufrir por ver cómo nos autodestruimos. Hoy Madre, retomo con alegría el compromiso de trabajar por el plan de Dios para nuestro matrimonio, a partir de hoy, Madre, en mi matrimonio no habrá rebajas. Alabado sea el Señor, que nos ha dado todo para llegar a ser grandes. Gloria a Dios.

Aversión al bien. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 8, 28-34

EVANGELIO

¿Has venido aquí a atormentar a los demonios antes de tiempo?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 28-34

En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos.
Desde el sepulcro dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino.
Y le dijeron a gritos:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?».
A cierta distancia, una gran piara de cerdos estaba paciendo. Los demonios le rogaron:
«Si nos echas, mándanos a la piara».
Jesús les dijo:
«Id».
Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo al mar y se murieron en las aguas.
Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados.
Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.

Palabra del Señor.

Nota: El 19 de julio a las 20:30, primer encuentro de Proyecto Amor Conyugal en Barcelona. Para más info:

Anuncio Barcelona 19-07-17

Aversión al bien.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

“¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios?” Efectivamente, Dios no tiene nada que ver con el mal. Cuando estamos afectados por el mal, parece que nos “atormentan” las cosas de Dios. Sentimos rechazo por la oración, o por la cruz, o por nuestro esposo en cuyo interior reside el Espíritu Santo. ¿Siento aprehensión por el rosario, la Eucaristía, por las palabras bonitas entre los esposos, por los gestos de cariño?

Las consecuencias del mal, cuando entra en nosotros, ya las vemos representadas en los cerdos. Murieron ahogados. El mal nos ahoga hasta asfixiarnos. Nos ahoga en muchas tareas, en problemas, entre tristezas y melancolías… Tanto mirarnos acabamos por ahogarnos en nosotros mismos.

Por el contrario, contemplamos el poder de Jesús sobre el mal. Cómo los demonios le obedecen. Si queremos librarnos del mal, no tenemos más que acercarnos al Señor y Él nos protege. Nos libra del mal.

Aterrizado a la vida matrimonial:
Ramón: ¿Vamos a ver a mis padres que hace tiempo que no los vemos?
Mercedes: ¿Tiempo? Tú los viste la semana pasada, que fuiste a ayudarles. Yo tengo que ir a ver a los míos, que voy muy poco.
Ramón: Pero si estuvimos con ellos hace 5 días.
Mercedes: Sí, el mismo día que tú estuviste con los tuyos.
Ramón: Pero yo estuve con los tuyos y tú no estuviste con los míos. Y los niños hace tiempo que no los ven.
Mercedes: Como tenemos muchas cosas que hacer, tú vas a ver a los tuyos y yo a los míos.
Ambos: (En misa, llega la hora de la paz, y ella le presenta la mejilla, cuando siempre se besan en los labios)
(Ya por la tarde)
Mercedes: Como estamos a un par de manzanas de mis padres, me voy a acercar a ver a mi madre. ¿Te vienes?
Ramón: (Sin mirarle mientras le habla) No, tengo mucho trabajo. Ve tú. Igual me voy esta noche con los niños a cenar con mis padres.
Mercedes: ¡Ah! Pues haz lo que quieras. Pero tú no me valoras, no tienes ni idea de lo que yo aguanto. Tienes esa actitud porque como tienes mucho que hacer… vas con esa mirada que lo ve todo negro, y antes de que yo hable piensa mal. Estás cabreado conmigo todo el día porque no tienes tiempo y ahora me planteas ver a tus padres. Eso sí, con tus padres nada de orgullo, y a mí que me ondulen. Todo el día humillándome y todo el día despreciándome.
(Y sigue la distancia entre ambos…)
Ramón: (Por la noche) ¿Qué tengo que ver contigo, Señor? (Se ha apartado de su esposa y por tanto de Él. Echa de menos el amor de comunión, la paz interior…) Señor, ten piedad de mí, que soy un pecador. Esposa, te pido perdón por no haberte hecho sentirte valorada, por mi insensibilidad hacia ti, porque mis nervios te hayan afectado. Me comprometo a ser más cortés y más delicado contigo. Con la ayuda de Dios.

Madre,
Nos empeñamos en ir contra las leyes del amor, por cabezonería, por orgullo, y eso crea un ambiente muy desagradable. Genera tristeza. Nos destruye. Madre, socórrenos, ayúdanos a ser fieles a nuestra vocación, a entender que somos hijos del mismo Padre y que es Él quien lo gobierna todo, quien lo juzga todo. Señor, no nos dejes caer en la tentación. Alabado seas por tu infinita misericordia. Amén.

Los “atletas” de María. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 8, 23-27

EVANGELIO

Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma

Lectura del santo evangelio según san Mateo 8, 23-27
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.
De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole:
-«¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!»
Él les dijo:
-«¡Cobardes! ¡Qué poca fe!»
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados:
-«¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!»

Palabra del Señor.

Nota: El 19 de julio a las 20:30, primer encuentro de Proyecto Amor Conyugal en Barcelona. Para más info:

Anuncio Barcelona 19-06-17

Los “atletas” de María.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Los Padres de la Iglesia, siempre han identificado la barca con la Iglesia. Nosotros buscaremos el paralelismo con la familia, como Iglesia doméstica.
Es verdad que la familia hoy está muy desprestigiada, pero Cristo ha elegido algunas familias, los que estamos leyendo este comentario y muchos otro más, para que le sigamos. En palabras de S. Juan Crisóstomo, somos sus “atletas”, a los que prepara para la recuperación de la institución familiar.
“La autoridad, la estabilidad y la vida de relación en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad” (Catecismo 2207). Esta es nuestra responsabilidad, queridos esposos, según el catecismo.
No es fácil. En la travesía tendremos que pasar muchas tormentas como la del Evangelio de hoy. Pero sabemos que debemos ni envanecernos cuando las cosas salgan bien, ni ser cobardes y tener fe en el Patrón de nuestra barca familiar.

Aterrizado a la vida matrimonial:
Beatriz: Es horrible, cómo están las cosas. Cada vez se divorcian más matrimonios. La familia está destruida y parece que Dios no hace nada.
Jorge: Pues sí, pero, a mí me da mucho coraje hablar de lo mal que están las cosas y que no estemos haciendo todo lo que esté en nuestra mano.
Beatriz: Tienes razón. Nosotros tenemos la suerte de estar con el Señor y estar aprendiendo sobre la verdad del matrimonio. No podemos quedarnos con este tesoro sólo para nosotros.
Jorge: Por otro lado, creo que no estamos preparados. Nosotros mismos seguimos luchando, seguimos teniendo dificultades…
Beatriz: Pues tenemos que confiar en el Espíritu Santo. Él nos guiará, y nos dará fuerzas. La Virgen necesita un ejército dispuesto a darlo todo. Ella hará el resto.
Jorge: Tienes razón, debemos tener fe en que todo el cielo estará de nuestro lado. La evangelización es así. Medios de barro para proclamar la Buena Noticia, en este caso, la buena noticia del Matrimonio.
Beatriz: Entonces ¿Nos ponemos en manos de María?
Jorge: ¡Adelante! Organicemos un anuncio en nuestra parroquia o en el colegio. Y convoquemos a todos los matrimonios que conozcamos. Ofrezcámosles retiros, enviémosles el Evangelio…
Juntos: Madre, no merecemos esta misión que nos encomiendas. Tú sabes que somos débiles, inexpertos… pero sabemos que necesitas matrimonios dispuestos a anunciar la belleza del matrimonio como Dios lo pensó. Testigos de la verdad. Confiamos en ti, cuenta con nosotros, Madre. Haz en nosotros lo que tengas que hacer, porque desde ahora nos comprometemos a ponemos a tu servicio en esta hermosa misión para dar gloria a Dios. A Él gloria y alabanza por los siglos. Amén, amén.

El testimonio de María. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 20, 24-29

EVANGELIO

¡Señor mío y Dios mío!
Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 24-29

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto».

Palabra del Señor.

Nota: El 19 de julio a las 20:30, primer encuentro de Proyecto Amor Conyugal en Barcelona. Seguiremos informando. (Pásalo)

El testimonio de María.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Tomás no creyó que Jesús hubiera podido vencer a la muerte. La muerte es una consecuencia del pecado, igual que la concupiscencia, que es utilizar al otro en nuestro propio beneficio.
¿Qué es más difícil? Vencer a la muerte o que se arregle un matrimonio.
Probablemente, si la noticia que le dieran a Tomás fuese que se había arreglado un matrimonio de esos que hoy se dan por perdidos, se lo habría creído sin demasiada dificultad.

Sin embargo, vemos a Tomás como el incrédulo. Seguro que los demás Apóstoles, e incluso la Santísima Virgen, le darían testimonio de lo que habían visto. Era real. Pero Tomás no quiso creerles. Se fio más de su lógica. A mí, por mi parte, me cuesta aceptar mi incredulidad. Si Cristo ha vencido a la muerte, ¿No será mucho más capaz de vencer mi concupiscencia y la de mi esposo para que nuestra relación vuelva a ser imagen de la comunión Trinitaria?. Él ya nos ha salvado, falta que pongamos de nuestra parte.

Aterrizado a nuestro matrimonio:

José Luis: Cariño, tengo la sensación de que muchas veces creemos nosotros más en la reconstrucción del matrimonio de los esposos que acompañamos, que ellos mismos.
Magüi: Así es. También es verdad que nosotros hemos vivido cómo Dios ha reconstruido el nuestro, con nuestro esfuerzo, claro está. Si sanó el nuestro ¿No va a poder sanar cualquier otro? Nosotros además no somos especiales, ni tenemos más capacidad que los otros, por lo que ellos tienen las mismas posibilidades que nosotros, o más.
José Luis: Y ¿Cómo podemos convencer a los matrimonios de que para todos y cada uno de ellos Dios tiene un plan hermoso que puede hacerse realidad.
Magüi: Lo único que podemos hacer es dar testimonio, contar lo que hemos visto y oído en nuestro matrimonio y en otros de nuestro entorno, y rezar para que crean, se humillen y luchen por conseguirlo.
José Luis: Como dice el Evangelio de hoy: “Dichosos los que crean sin haber visto”.
Ambos: ¡Señor mío y Dios mío!

Madre,
Tú has lanzado este Proyecto de Amor, para que creamos que Cristo puede redimir nuestro matrimonio: “Por vuestra fe, seréis sanados”. Oremos con Tomás: Señor mío y Dios mío. Alabado sea el Señor, que nunca defrauda.

La más grande de la casa. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 10, 37-42

EVANGELIO
El que no carga con la cruz no es digno de mí. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 37-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mí.
El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».

Palabra del Señor.

La más grande de la casa.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Dios nos da gratuitamente y por amor una dignidad absolutamente inmerecida: La de ser semejantes a Él, creados a Su imagen. Pero parece ser, según el Evangelio de hoy, que podemos perder esa dignidad, podemos dejar de ser dignos de Dios, porque nos comportemos como seres mundanos. Si no reconocemos que Dios es Dios, y no lo reconozco como lo más importante, si no soy capaz de vivir para otro entregándole por Dios mi vida a mi esposo, perderé mi vida que no tendrá ningún valor, porque habré perdido la dignidad que Dios me dio.

Aterrizado a la vida matrimonial:
Lola: Papá, Mamá, si yo me porto mal ¿Por qué os enfadáis?
Padres: Hija, porque te queremos y no queremos que te hagas daño a ti misma.
Lola: El otro día, en el cumple de mi amiga, había una niña que se estaba portando mal, y los padres de mi amiga decían que era una mal educada. ¿Eso quiere decir que sus padres no le educan?
Padres: Una niña que se porta mal, deja en mal lugar a sus padres. Si sus padres le están dando una buena educación y ella no la aprovecha portándose bien, esa niña no se merece tener unos padres que se esfuercen tanto por ella ¿No crees?
Lola: Sí, no se merece tener unos padres buenos, porque además, los otros padres piensan que no son unos buenos padres y sí lo son.
Padres: Muy bien hija. Eso se expresa con la frase: “No es digna de tener unos padres como los que Dios le ha dado”.
Lola: Entonces, cuando nosotros no nos portamos bien, no somos dignos de tener un Padre como Dios.
Padres: Así es. Por eso, debemos imitar al Señor, y que todo el mundo vea que somos hijos de Dios, porque actuamos como Él. Y Él lo que hizo fue servir a los demás.
Lola: ¡Ah! Mamá, ¿Puedo poner la mesa y servir yo la cena?
Madre: Vale hija. Esta noche dejaremos que tú seas la más parecida a Dios, de la casa.
Lola: ¡Biennnn! ¡Gracias Mami!.

Madre,
Qué grande es la dignidad que Dios nos ha dado en su sobre abundancia. Nos ha querido tanto… No queremos estropear su obra, queremos mantener en nosotros la belleza y la grandeza que Él puso. Señor, queremos ser dignos de ti, queremos seguirte. Dame la fe y la fuerza para perder la vida por mi esposo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.