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¿Busco o me busco? Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 18, 12-14

EVANGELIO
Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».

Palabra del Señor.

¿Busco o me busco?
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

No es voluntad de Dios que me pierda. Tampoco puedo pensar que aún no ha llegado el momento de serle fiel, porque tampoco es voluntad Suya pensarlo por mí ni por los demás. Sí, hay quien piensa que todavía no ha llegado el momento de la conversión de un conocido, porque le ve muy perdido, y eso no es así. ¿Quiénes somos nosotros para decidir el momento en que Dios llama a las personas? No nos dé miedo de hablarles de Dios a todos.

Contrasta la actitud de la Fariseos, que consiste en apartar y despreciar a los infieles y pecadores, con la actitud del Buen Pastor, que consiste en salir al encuentro de las ovejas perdidas y experimentar una alegría enorme por la que se convierte.

Es verdad que me duele fallarle, pero me anima muchísimo saber que, mientras me he separado de Él, he sido su centro de atención y ha venido a buscarme. Después, cuando me arrepiento, sé la alegría que esto le provoca. No hay reproches ni resentimientos, porque Dios no es orgulloso. Él me ama y se alegra sobre todo por mi bien. «Dios no quiere la muerte del malvado, sino que se convierta de su conducta y que viva» Ezequiel (18, 23)

Convendría que yo reprodujese estas mismas actitudes con mi esposo, ya que nuestro amor es imagen del que Dios me tiene. Así, cuando mi esposo no es fiel al compromiso de entregarse totalmente a mí en las alegrías y en las penas… ¿Por qué esto me distancia de él/ella? ¿No debería dejarlo todo y salir en su búsqueda para recuperarle con cariño?. Y si mi esposo se arrepiente de haberme fallado ¿No debería alegrarme enormemente por él/ella?. Cuando mi esposo falla ¿En quién pienso? En su bien o en mi dolor. ¿Busco o me busco? El Señor me pregunta hoy ¿Qué os parece?

Mi esposo me falla, sí. No es perfecto. Pero hoy he aprendido que estas situaciones no son un motivo para sentirme dolido y distanciarme de él/ella, sino que son un motivo para quererle más y rescatarle con mi amor, y alegrarme cuando se arrepienta.

Madre,
Qué grande es el amor de Dios. Yo que en mi relación conyugal he experimentado el dolor que provoca el otro cuando me falla, me hago cargo del dolor que le causaré yo a Él cuando le fallo. Y no quiero ni pensar, qué le parecerá cuando miro con resentimiento a mi esposo.

Señor, Buen Pastor, cuántas veces te hago salir a buscarme, dolido por mi pérdida. Enséñame a cuidar yo también de tus ovejas así, como Tú. Amén.