Archivo por meses: octubre 2016

Mi mendigo interior. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 11, 37-41

EVANGELIO
Dad limosna, y lo tendréis limpio todo

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 37-41
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo le rogó que fuese a comer con él.
Él entró y se puso a la mesa.
Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo:
-«Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro rebosáis de rapiña y maldad.
¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Con todo, dad limosna de lo que hay dentro, y lo tendréis limpio todo».

Palabra del Señor.

Nota: ProyectoAmorConyugal organiza un retiro para matrimonios y familias en Madrid, entre los días 21 y 23 de octubre. Pedimos vuestras oraciones.

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Mi mendigo interior.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Leyendo este Evangelio, la primera impresión es sorprenderse ante lo absurdo del planteamiento de los fariseos, pero igual no estamos tan lejos de ellos.

Quizás esté yo también demasiado pendiente de lo de fuera, de la imagen que transmito, empeñándome en darle brillo no vaya a ser que me critiquen. Puedo comprobarlo si me descubro excusándome varias veces al día, especialmente ante mi esposo. Santa Teresa propone el “no excusarse” como camino de humildad. Ella dice que, si no he cometido aquello de lo que me acusan esta vez, en cualquier caso me mereceré la corrección por otras muchas faltas de caridad que sí tengo y pasan desapercibidas.

La propuesta de Jesús es “dad limosna de lo que hay dentro y lo tendréis limpio todo”. San Agustín lo dice de otra manera: “Compadécete de tu alma, agradando al Señor. Fija los ojos en tu conciencia, tú que vives mal o como infiel, y en ella encontrarás tu alma mendigando o acaso enmudecida por la necesidad. Da limosna a tu alma por medio del juicio y de la caridad. ¿Qué es el juicio? El disgusto de ti mismo; ¿qué es la caridad? Amar a Dios y amar al prójimo. Si dejas de hacer esta limosna, por mucha caridad que tengas, nada harás cuando nada haces por ti mismo”.

Descubro mi alma mendiga, me arrepiento sinceramente y le entrego mi interior a mi esposo, y me entrego por amor a él/ella para que Dios alimente y purifique mi alma por la gracia de nuestro sacramento conyugal.

Madre:
Cuánto aprendo de la mano del Señor. Cuánto bien me hace entrar en mi verdad de la mano de la Verdad que nos ilumina. Pídele al Padre que nos siga dando el pan de cada día. El pan de la Palabra. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

El qué, el cuándo y el cómo. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 11, 29-32

EVANGELIO
A esta generación no se le dará más signo que el signo de Jonás

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:
-«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como generación Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta .
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el, juicio contra esta generación y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».

Palabra del Señor.

Nota: ProyectoAmorConyugal organiza un retiro para matrimonios y familias en Madrid, entre los días 21 y 23 de octubre. Pedimos vuestras oraciones.

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El qué, el cuándo y el cómo.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Los fariseos piden una señal de Dios para creer en Jesús. El hombre siempre se empeña en querer controlar a Dios, en lugar de acoger y aceptar sus designios.

Puedo querer recibir consolaciones cuando rezo, o que Dios me quite mis miserias para no ser tan frágil y ser un ejemplo para otros, o puedo querer que cambie a mi esposo y lo transforme en el esposo ideal, o que me cure una enfermedad… Puede que quiera ser dueño de mi futuro y mi destino.

Pero no, la única señal que se me dará es la señal de que como no me arrepienta y me someta a mi Señor, moriré para siempre. Tengo que abandonar mi soberbia y reconocer mi pequeñez, que a su lado no soy nada. ¿De verdad creo que sé qué es lo mejor para mí? ¿De verdad creo que sé qué es lo mejor para mi esposo? ¿En qué me baso para creerlo?

Tengo que contemplar con humildad la grandeza de Dios y comprender mi ignorancia, mi pequeñez. Aquí hay uno que es más que Jonás, y su Palabra es palabra de Dios. Y hay uno que es más que Salomón y su sabiduría es la Sabiduría de Dios. ¿No sería más inteligente adherirme a Él en lugar de pedirle que actúe según mis criterios?

Sí, Señor. Yo me uno a Ti y a través de mi esposo me hago uno contigo, y acojo a mi esposo tal como es y acojo todas las circunstancias que me vengan y las acojo con alegría. Señor, yo quiero lo que Tú quieras, cuando Tú quieras y como Tú quieras. Éste es el camino de la fe. Alabado seas por siempre, Tú que me amas sobre todas las cosas.

Sólo un 10%. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 17, 11-19

EVANGELIO
¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19
Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
«ld a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo:
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo:
– «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

Palabra del Señor.

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Sólo un 10%.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Diez quedaron limpios de su lepra, pero sólo uno quedó salvado por su fe: El que volvió para dar gloria a Dios.
Hay una cita de Chesterton que dice: «Una vez al año agradecemos a los Reyes Magos los regalos que nos encontramos en los zapatos, pero nos olvidamos de dar las gracias todos los días a Dios que nos ha dado los pies para meterlos en ellos».

Dios me lo ha dado todo, menos el pecado. ¡Todo! Muchas cosas que aún no conozco, otras que no aprecio suficientemente y que vivo gracias a ellas de la manera más natural, como el que camina inconsciente de que ha recibido dos pies para andar.

Sin embargo, estamos muy atentos a lo negativo, a lo que nos falta. A aquellos leprosos les faltaba la salud y se acordaban de Dios. Son curados y de repente se olvidan de Él.

Ahora te proponemos que te vuelvas al Señor y le agradezcas todo lo que te ha dado y ha hecho por ti con tu propia oración de acción de gracias:

Señor, soy testigo de que me has curado, de lo que has hecho en mí, en nosotros. Somos testigos de tu fuerza y tu bondad. Deseo que todos experimenten que estás vivo y das vida.

Alabado seas Señor mío y Dios mío porque has creado un mundo hermoso para que habite en él y me has dado poder sobre él, porque no te he respondido y Tú me has salvado, gracias porque has creado a mi esposo para mí y para que me ayude a ir a ti: Un hijo Tuyo que pones a mi lado para que se haga uno conmigo. Debería tomar conciencia de tal don y tratarlo con más delicadeza. También nos has bendecido con nuestros hijos, nos has mostrado tu sabiduría para caminar por sendas rectas y me perdonas y levantas cada vez que tropiezo. Gracias por hacerte hombre como yo para poder enseñarme a caminar como hijo y esposo, gracias por entregarte y sufrir por mí para salvarme, y para hacer posible nuestro amor de comunión. Gracias por darme a tu Santa Madre ¡Qué don más hermoso! Una madre Santa que me protege, intercede, me guía y aconseja, sufre por mí con entrañas de Madre… En fin, es una lista tan larga de agradecimientos que no tengo derecho a estar triste.

Gracias Señor por mostrarme tu amor con tanta generosidad. No hay con qué darte gracias, pues eres tan inmenso e infinito… Sólo puedo postrarme ante tus pies, como el leproso curado de hoy y darte gracias por curarme a mi cada día de mi lepra.

¿Cómo te podré pagar? Alabado seas por siempre, Señor.

Lo que me hace feliz. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 11, 27-28

EVANGELIO
Bienaventurado el vientre que te llevó. Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 27-28
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo:
-«Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
Pero él dijo:
-«Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».

Palabra del Señor.

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Lo que me hace feliz.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Es verdad que puedes llevar a Jesús en tu corazón, pero desde un sentimentalismo. Pero Dios es Dios y es el que es, no el que yo quiero que sea. La única manera de llevar verdaderamente a Jesús es escucharle y hacer lo que me dice. Podría seguir una fe llena de actividades que me hagan sentir bueno, y a lo mejor Dios quiere de mí otra cosa. No puedo vivir mi fe en las nubes, sino en mi vida concreta.

Así, podría repasar el Evangelio y plantearme si lo estoy siguiendo, porque si no soy feliz en mi matrimonio es porque algo me falla. Cuando doy ¿No sabe mi mano izquierda lo que hace mi derecha? ¿Me basta con las penas de cada día? Lo que deseo para mí ¿Lo hago para mi esposo? ¿Le juzgo? ¿Oro por él/ella en los momentos de enemistad? ¿Le presento la otra mejilla? ¿Cómo puedo amar a Dios a quien no veo si no amo a mi esposo a quien veo?, etc. Si no hago todo esto, ¿Cómo pretendo tener un matrimonio feliz?

Por eso María, no es tanto dichosa por haber llevado a Cristo en su seno, sino por haber sido fiel a Dios.

Madre:
En este Evangelio se cumple aquello que decías en el Magníficat “Desde ahora me llamarán Bienaventurada todas las generaciones”. A pesar de los elogios que te dedica Jesús, no te ahorró ni un ápice de sufrimiento y de dolor. Eso sí, por ello no dejaste de ser Bienaventurada, pues en esas circunstancias también escuchaste la Palabra de Dios y la pusiste en práctica. Por eso, no es más feliz el que menos sufre, sino el que más sigue al Señor con su cruz a cuestas. Bendita Madre, damos gracias por todos los dones que Dios nos entrega a través de ti.

De poder a Poder. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 11, 15-26

EVANGELIO
Si yo echo los demonios con el dedo de Dios, es que el reino de Dios ha llegado a vosotros

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 15-26
En aquel tiempo, habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron:
«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:
«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.
Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por lugares buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice:
«Volveré a mi casa de donde salí.»
Al volver, se la encuentra barrida y arreglada.
Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí.
Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».

Palabra del Señor.

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De poder a Poder.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Sólo hay dos poderes, dos fuerzas enfrentadas. El poder de Dios y el poder de Belzebú.
¿Cómo saber con cuál de ellos colaboro? Está claro que sabiendo diferenciar el bien del mal. Pero no siempre es tan fácil, pues Satanás es el maestro del engaño. Ese es “el arte de Belzebú”.

Belzebú trata de que el hombre se autodestruya y provoca en el matrimonio eso que define Jesús como “Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa”. El Demonio me seduce para que vaya contra mi esposo creyendo que con ello defiendo mi dignidad y no me dejo pisotear, me hace creer en defender mis razones… Sin embargo, yendo contra mi esposo estoy yendo contra mí mismo, porque mi matrimonio será un “reino dividido contra sí mismo que va a la ruina y cae casa sobre casa”.

Por el contrario, si echo demonios de mi matrimonio con el dedo de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado a nuestro matrimonio. Puedo echar los demonios de mi orgullo, mi egoísmo, mi pereza, mi soberbia, mi falta de caridad, mi falta de misericordia, mi falta de delicadeza, mi falta de comprensión… Si confío en mis fuerzas y en mi poder, puede llegar otro más fuerte (el Demonio, mis pasiones o el mundo), asaltarme, vencerme y repartir el botín: Mi esposo con otro, hijos a tiempo parcial, mi amor destruido, mi vida deshecha y mi vocación a la santidad corrompida.

¡No! No me puedo confiar. He visto demasiados matrimonios que no pensaban llegar al nivel de destrucción a que han llegado y sus vidas y las de sus hijos han quedado rotas. Así que tengo que “recoger” con el Señor. Recoger a mi familia en torno a Él y tapar todos los huecos de nuestro corazón con la gracia de Dios a base de oración, sacramentos, Su Palabra, aprender sobre la Verdad revelada, ponerla en práctica… Para que los espíritus inmundos no tengan cabida en nuestro pequeño trocito del reino de Dios.

Hace unos días el Papa decía que el Matrimonio es la cosa más bella creada por Dios ¿Es así el mío?.

Madre:
Quiero cuidar el amor de mi esposo, quiero mimarle para que se sienta unido a mí, para que desee estar conmigo. Ya lo decía San Pablo: “El que ama a su mujer se ama a sí mismo. Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia”. Quiero que mi matrimonio sea la cosa más bella del mundo. Ayúdame a construirlo con las armas de Dios. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.