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4 actitudes. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 13, 1-9

EVANGELIO
Cayó en tierra buena y dio fruto

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
-«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y lo ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos que oiga».

Palabra del Señor.

4 actitudes.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

El borde del camino es la autosuficiencia. Como yo me creo capaz, solo, no dejo que entre su Palabra en mi vida.
El terreno pedregoso es el mundo emocional y las apetencias. Como me apetece o me siento bien, acojo muy rápido la Palabra, pero basta que vengan las dificultades para que esa ilusión se seque y mis propósitos queden en nada.
Los abrojos puede ser el orgullo de defenderme, de creerme importante, de llamar la atención. Cuando mi yo se pone por encima del Señor, su Palabra se ahoga y ya sólo me veo yo y mis razones.
La tierra buena es la humildad, la de entender que soy una creatura de Dios, que todo lo que me ha dado es para darle gloria, para servirle, para que venga su reino. Nada me pertenece, ni yo mismo, y Él es lo único importante. Sólo Dios basta.

En mi matrimonio, como camino del amor, existen estos mismos terrenos para sembrar.
Cuando voy de autosuficiente, no crezco con las diferencias y la riqueza que me aporta mi esposo. No dejo que me complemente.
Cuando vivo el amor desde las emociones y solo amo cuando estoy a gusto y feliz, el amor verdadero entre nosotros no se construye y se seca.
Cuando mi orgullo me hace encerrarme en mis razones, imponerme e intentar dominar, mi yo ahoga el amor.
Cuando creo en el proyecto de amor de Dios que ha creado para mí, cuando pongo mis ilusiones en mi matrimonio como proyecto de santidad y estoy abierto a aprender de mi esposa y acojo cada circunstancia como un medio para crecer… entonces daremos fruto: Ciento o sesenta o treinta.

Madre:
Gracias por hacernos ver este Proyecto de Amor que Dios ha diseñado para mí y para mi esposo, y para tantos esposos. Que no nos resistamos a toda la gracia que Dios quiere darnos a través del don de nuestro Sacramento del matrimonio. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.