Archivo por días: 5 mayo, 2016

Proyecto de Amor. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 16, 20-23a

EVANGELIO
Nadie os quitará vuestra alegría

Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 20-23a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: – «En verdad, en verdad os digo, vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada».

Palabra del Señor.

Proyecto de Amor.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Ayer hablábamos de la cruz como una oportunidad que Dios nos brinda. Hoy hablaremos del Proyecto de Dios.

62. …Jesús «refiriéndose al designio primigenio sobre el hombre y la mujer, reafirma la unión indisoluble entre ellos, si bien diciendo que “por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así” (Mt 19,8). La indisolubilidad del matrimonio —“lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre” (Mt 19,6)— no hay que entenderla ante todo como un “yugo” impuesto a los hombres sino como un “don” hecho a las personas unidas en matrimonio […] La condescendencia divina acompaña siempre el camino humano, sana y transforma el corazón endurecido con su gracia, orientándolo hacia su principio, a través del camino de la cruz. De los Evangelios emerge claramente el ejemplo de Jesús, que […] anunció el mensaje concerniente al significado del matrimonio como plenitud de la revelación que recupera el proyecto originario de Dios (cf. Mt 19,3)» (Papa Francisco: Amoris Laetitia).

Nuestra naturaleza caída por el pecado, requiere de un proyecto de redención que Dios tiene para nosotros. Este es el Proyecto de Amor Conyugal que Dios ha “diseñado”, para sacarnos de esa dureza de corazón. Consiste en una unión indisoluble de los esposos, un compromiso para toda la vida en el que está presente Cristo por el Sacramento del Matrimonio.

Todo empieza como una especie de embarazo. Es lo que también nosotros les solemos decir a los matrimonios cuando hablamos con ellos por primera vez. ¿Estáis preparados para 9 meses de trabajo y esfuerzo hasta que nazca es nueva criatura que es el “nosotros”? Al principio sólo se experimentan dificultades y hay que dedicar mucho esfuerzo para doblegar el “yo”. Es el grano de trigo que tiene que caer al suelo y morir para dar fruto. Después, una vez ablandado el corazón, el “nosotros” empieza a ver la luz, y comienza el gozo.

Tengo que entender que Dios me une a mi esposo, tal cual es, para toda la vida, como un “don” según su Proyecto de redimirme de la dureza de mi corazón. Mi matrimonio es el resultado de la condescendencia divina que me acompaña en este camino para transformarme con Su gracia, a través del camino de la cruz. Este proyecto es, el Proyecto de Amor Conyugal de Dios para mí.

Madre:
Tú nos guías a través de este Proyecto de Amor de Dios que tengo que descubrir y vivir. Gracias por tan hermoso don. Alabado sea el Señor en su condescendencia.

La oportunidad de la cruz. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 16, 16-20

EVANGELIO
Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría

Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 16-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: – «Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver». Comentaron entonces algunos discípulos: – «¿Qué significa eso de «dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver», y eso de «me voy al Padre»?» Y se preguntaban: – «¿Qué significa ese «poco»? No entendemos lo que dice». Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: – «¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver»? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».

Palabra del Señor.

La oportunidad de la cruz.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Este Evangelio forma parte del discurso de Jesús durante la última cena. Se está refiriendo por tanto a los acontecimientos de Su muerte (tras la que llorarán) y posterior resurrección (tras la que se alegrarán poco después).

Hoy en día parece que está prohibido sufrir. Lo que no sea diversión o entretenimiento, queda descartado. Jesús nos enseña que para poder vivir la alegría de la resurrección, antes hay que vivir el sufrimiento de la muerte. Él muere amando hasta el extremo y resucita plenamente una sola vez. A nosotros nos toca morir todos los días para poder resucitar también todos los días. O incluso, varias veces al día.

“La alegría matrimonial, que puede vivirse aun en medio del dolor, implica aceptar que el matrimonio es una necesaria combinación de gozos y de esfuerzos, de tensiones y de descanso, de sufrimientos y de liberaciones, de satisfacciones y de búsquedas, de molestias y de placeres, siempre en el camino de la amistad, que mueve a los esposos a cuidarse: «se prestan mutuamente ayuda y servicio»” (Amoris Laetitia 126)

Sí, en nuestro matrimonio hay momentos en que toca esforzarse aún cansados. Hay otros momentos tensos, por nervios, malentendidos, por no querer dar nuestro brazo a torcer, o por problemas que vienen de fuera. También hay sufrimientos porque nos hacemos daño, porque no nos sentimos comprendidos, porque no somos tenidos en cuenta. Hay momentos que no encontramos la respuesta a pesar de buscarla…

Esas son las cruces. ¿Por qué las vivimos con tristeza? Porque las consideramos como una derrota y no como una oportunidad. Pero el Señor nos enseña que, lo que realmente nos hace sufrir es la resistencia a creer en el amor. Si estamos dispuestos a acoger el sufrimiento por amor, la cosa cambia. Tenemos que estar alerta, entrenarnos para la batalla que vamos a emprender cada día, no contra el esposo, sino contra el mal o contra mi “yo” exigente. Descubriremos la dicha que hay en sufrir por amor, por acompañar a Cristo en Su pasión, encontrar el sentido a la cruz, un valor al sacrificio. Entonces, llegarán las resurrecciones también con Él: Sentiremos descanso, experimentaremos la liberación de nuestro yo (el que nos hace sufrir en la cruz), viviremos satisfechos con lo que estamos construyendo, experimentaremos el placer de estar juntos, de amarnos sinceramente. Es la alegría de vivir en ese otro mundo sobrenatural, aun estando en este mundo.

‘el Evangelio de la familia es alegría que “llena el corazón y la vida entera”, porque en Cristo somos “liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento” (Evangelii gaudium, 1)’ (Amoris Laetitia 200)

Madre:
Concédenos vivir siempre la alegría de la resurrección de Tu Hijo. Que estemos alerta para vivir la cruz, no como una derrota, sino como una oportunidad para amar y liberarnos del pecado. Por Jesucristo nuestro Señor.