Archivo por meses: noviembre 2016

Hay brotes. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 21, 29-33

EVANGELIO
Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 29-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola :
-«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

Palabra del Señor.

Lo absoluto y lo relativo.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

El tiempo acaba hasta con los buenos deseos.

Estamos sujetos al tiempo. Hoy estoy de una manera y mañana de otra, hoy me propongo una cosa y mañana se me olvida. Hay modas y parece que la verdad va cambiando y lo antiguo ya no vale.

¿Cómo puedo fiarme de algo o alguien que cambia constantemente? Lo que hoy es de una manera, mañana puede ser de la contraria, y ese tiempo apacible, esa armonía, esa estabilidad, se puede convertir en turbulencia, inquietud y situación de riesgo.
Los que creen haber encontrado la solución al problema del tiempo dicen: Hay poco tiempo. Aprovéchalo, vive intensamente y con pasión, y aléjate de los que tienen problemas y te contagian su «mal rollo».

Pero a mí, esto no me convence. A mí me convences Tú Señor. Sólo puedo confiar en ti, porque sólo Tú eres inmutable. Tienes palabras de vida eterna.

Y porque confío en ti, y me has demostrado lo mucho que me amas, confío en lo que has puesto en mí, confío en el esposo que me has dado, en mis hijos, en las circunstancias que pones en mi camino, en los amigos, en los sacerdotes que pones en mi vida, en Tu Iglesia, en el Magisterio.

Cuando mi esposo me dice que me ama, confío en él/ella, porque Tú lo has creado para que me ame con sus limitaciones.

El cielo y la tierra pasarán, pero Tus palabras no pasarán, porque Tú tienes palabras de vida eterna.

Madre:
Me siento dichoso, tranquilo, querido y rezo por todos aquellos esposos que se angustian porque no conocen al que es la Verdad. Qué duro y qué vacío tiene que ser vivir un matrimonio sin Dios. Alabado sea por siempre. Amén.

Confianza clave. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 21, 20-28

EVANGELIO
Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 20-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por los gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación».

Palabra del Señor.

Confianza clave.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Dice el Papa Francisco a propósito de este Evangelio:
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Será como el triunfo del príncipe de este mundo: la derrota de Dios. Él parece que en ese momento final de calamidad, vendrá sobre este mundo, será el dueño del mundo.

He aquí el corazón de la «prueba final»: la profanación de la fe. No es permitido hablar de religión, porque sería algo privado ¿no es así? De esto públicamente no se habla. Los signos religiosos se eliminan. Se debe obedecer a las órdenes que vienen de los poderes mundanos. Se pueden hacer muchas cosas, cosas bonitas, pero no adorar a Dios. Prohibición de adoración. Este es el centro de este fin. Y cuando llega a la plenitud -al kairos de esta actitud pagana, cuando se cumple este tiempo – entonces sí, vendrá Él: «Y verán al Hijo del hombre venir sobre una nube con gran poder y gloria». (Cf. S.S. Francisco, 28/11/!3, Santa Marta).
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También en nuestra vida cotidiana, el Señor nos hace pasar por muchas pruebas de fe. A veces nos viene bien encontrarnos en situaciones en las que no tenemos adonde agarrarnos, y sólo nos queda poner nuestra confianza en Dios, para ejercitarla.

Tener fe no es entender, sino confiar, y a veces ponemos nuestra fe en entender las cosas, en lugar de ponerla en la confianza en que lo que Dios ha dicho se cumplirá.

También necesitamos tener fe en nuestra relación conyugal. Por las circunstancias que vivimos, nos puede parecer que no es posible llegar a vivirla tal como Dios la pensó. Sin embargo, hay una de las cualidades del amor, que menciona San Pablo en 1ª Corintios 13, que es: “El amor … todo lo cree, todo lo espera”.

Dice el Catecismo en el Nº 154, que la fe es un acto humano (con el auxilio del Espíritu). Pero referido a las relaciones humanas, dice “Ya en las relaciones humanas no es contrario a nuestra propia dignidad creer lo que otras personas nos dicen … y prestar confianza a sus promesas (como, por ejemplo, cuando un hombre y una mujer se casan), para entrar así en comunión mutua”.

Por tanto, es necesario confiar en el esposo, para llegar a la comunión mutua. No perdamos de vista esta cualidad del amor, para reforzarlo y construir esa intimidad juntos.

Oración:
Señor, que no nos fiemos de nuestra visión derrotista ante las dificultades. Sabemos que triunfarás, que triunfará el bien, en el mundo y en nuestra vida. Que hagamos uso de las armas del amor, para contribuir a la implantación de Tu Reino en nuestros hogares. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

“Minimartirios” Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 21, 12-19

EVANGELIO
Todos os odiarán por causa mía, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Palabra del Señor.

“Minimartirios”
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Tendemos a pensar que donde está Dios no hay problemas. Todo va bien, todos sonreímos, hay armonía, salud… En cambio cuando llegan las tribulaciones, las enfermedades, las dificultades… entonces parecería que Dios nos ha abandonado. La idea se nos desmonta inmediatamente cuando contemplamos el testimonio de Cristo.

Cuando pienso en los testimonios que damos actualmente, suelen ser historias en las que estaba muy mal, Dios me ha sacado de aquella dificultad, y ahora estoy fenomenal. Pero ¿Dónde están los testimonios en los que la gente ve cómo estoy siendo perseguido, criticado, expulsado, asesinado? Parece ser que el Señor sitúa en esas circunstancias la posibilidad de dar testimonio, no por nuestras palabras, sino por lo que Él obrará en nosotros.

Es muy difícil dar testimonio cuando todo va bien, porque en esas situaciones, todo el mundo sonríe y está tranquilo. Lo que sorprende a cualquiera es que en una situación crítica, se responda con alegría. Ahí es donde soy testigo de que Dios está conmigo. Cuentan que Santo Tomás Moro no se sentía capaz de morir mártir, pero llegado el momento de subir al cadalso, le dijo al verdugo: “Ayúdeme a subir, que ya me las arreglaré para bajar solo”. Morir así por Cristo, eso sí que es dar testimonio.

Pues sí. Si quiero ser testigo de la grandeza del Señor, no me queda más remedio que estar dispuesto a ofrecerme como víctima. Y esto, en mi vocación de esposo y padre. Miremos a los esposos santos. Nuestra santidad consiste en hacer extraordinario lo ordinario. Vivir con confianza y alegría los momentos difíciles de nuestra vida cotidiana. Elijamos las “minipersecuciones”, las “minicondenas” y los “minimartirios” del día a día de esposos, siendo testigos cuando los vivimos con humor, con paciencia, con ternura… porque esas respuestas no pueden venir de nosotros, sino de Dios. ¿A que vemos claro que así daremos testimonio a nuestros hijos? Y como no, a nuestro esposo. Eso sí, antes tenemos que llenarnos de Él.

Madre:
¿Qué hiciste Tú sino esto? Durante muchos años de tu vida fuiste esposa y madre, y padeciste persecuciones, destierros… y fuiste Tú quien le enseñó a Jesús a actuar santamente como hombre en los primeros días de su existencia en la tierra. Contemplamos hoy tu sencilla santidad, vivida en la Sagrada Familia de Nazaret. Hoy te elegimos como guía con más fuerza que nunca y nos ponemos a tus pies como consagrados a tu Corazón. Amén.

En clave de fe. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 21, 5-11

EVANGELIO
No quedará piedra sobre piedra

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 5-11
En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra caliza y exvotos, Jesús les dijo:
«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron:
-«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo:
«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: «Yo soy», o bien «Está llegando el tiempo»; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

Palabra del Señor.

En clave de fe.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Hoy Jesús nos habla que sucederá cosas duras antes de Su llegada: Guerras, pestes, hambres, grandes terremotos, fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo, pero dice el fin no será en seguida.

Estamos en ese tiempo de espera, pero ¿cómo lo vivimos? Jesús nos dirige la mirada a lo importante que es no dejarnos engañar por falsos profetas que pretenden paralizarnos por el miedo y quiere que vivamos la espera como tiempo de perseverancia en la fe, esperanza y caridad.

En otro pasaje que habla también sobre Su regreso, me pregunta si encontrará fe en la tierra. Ésta es la clave, la fe y ¿acaso puede haber esperanza y caridad donde no hay fe?
En todo el Evangelio vemos cómo hace muchos signos, curaciones, resucita a muertos… Su objetivo, movido por la compasión, más allá de solucionar un problema temporal, consiste en que esos signos nos lleven a creer. Jesús quiere nuestra salvación eterna. A nosotros lo carnal nos preocupa mucho, las enfermedades, el sufrimiento… Parece que está prohibido sufrir. Pero todo eso es caduco. Es sufrimiento acabará. Lo importante es que al final seremos juzgados de amor.

¿Cómo he vivido mi matrimonio? Vivo sacudido y a la merced de todo tipo de conflictos-guerras, hambre de caricias y “tequieros”, terremotos donde veo mi matrimonio tambalearse y el amor se resquebraja… O construyo sobre Roca. ¿Vivo tranquilo por la fe a pesar de las circunstancias difíciles? ¿Cultivo la fe para alcanzar, la esperanza y la caridad?

Muchos preguntan ¿Por qué un esposo debe ser siempre fiel al otro? En todas las circunstancias… Las dudas llegan en las situaciones críticas: El que es abandonado por su esposo ¿Por qué tiene que mantenerse fiel si no ha sido su culpa? ¿No tiene derecho a tener otra relación que satisfaga su necesidad de amor y compañía? La razón última del deber del amor fiel es la que está en la base de la alianza divina con el hombre: ¡Dios es fiel!

Sí, y no me lo acabo de creer. La base de mi fidelidad es que Dios es fiel, y si yo soy fiel, Él no me defraudará. ¡Seguro! Y satisfará mis necesidades más profundas. ¿Sufriré? Sí, pero amando y siendo infinitamente más amado por Dios.

Madre de Fátima:
Modelo de fe, esperanza y caridad. Tú prometiste que al final de la gran batalla espiritual que tendríamos que vivir, Tu Corazón Inmaculado triunfará. La victoria de la gracia sobre el pecado, la victoria de la santidad sobre la corrupción. A ti nos consagramos, a Tu Sagrado Corazón. Reina de la familia, ruega por nosotros.

Hasta que duela. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 21, 1-4

EVANGELIO
Vio una viuda pobre que echaba dos monedillas

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 1-4
En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor.

Hasta que duela.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Cualquiera de nosotros, que hubiéramos estado allí, le habríamos aconsejado a la anciana que era una locura echar aquellas monedillas, entre otras cosas, porque seguramente los sacerdotes del templo no harían una administración demasiado justa de aquellas riquezas.

Sin embargo, Jesús alaba a la anciana pobre. Es sorprende que Dios se deje admirar por determinados actos de generosidad humana. “Dar hasta que duela”, como decía Santa Teresa de Calcuta.

En el matrimonio también es así. Darme hasta que duela. Está claro que el dolor me lo produce mi egoísmo, mi vanidad, mi orgullo… Cuando mi generosidad en la entrega a mi esposo supere lo lógico desde el punto de vista de la justicia humana, entonces mi entrega estará siendo agradable a Dios. Cuando soy yo el que se entrega a pesar de estar más cansado o haber trabajado más ese día, cuando soy yo el que recoge por los dos, cuando hoy vuelvo a hacer lo que te gusta igual que ayer y anteayer… haciendo parecer que es lo que también prefiero yo, cuando no me excuso ante las acusaciones injustas, cuando te miro con cariño después de que me has hecho daño… Y todo ello por amor a ti, entonces estaré agradando a Dios.

Madre,
Cuánto me gustaría que me viese Jesús entregar todo lo que tengo, mis monedillas, a mi esposo en mi matrimonio. Para Él no importa la cantidad. Nosotros solemos estar obsesionados con si es mucho o es poco. ¿Qué más da? Lo importante es dar lo que tenemos, darlo todo. Cuánto me gustaría que me vieses darlo todo, Señor. Alabado seas. Amén.