Avisos previos al EVANGELIO:
- Anuncio en TUI: Hoy 27 de octubre de 11 a 12:30 en HH. Doroteas de Tui
- Anuncio en Zaragoza: 31 de octubre a las 19:45 horas en Seminario Diocesano de Zaragoza. Ronda Hispanidad 10, Zaragoza (Servicio de guardería)
- Anuncio en Barcelona – Mataró: 21 de Noviembre después de misa de 20:00 h. en Santa Maria de Mataró – Carrer Sant Francesc d’Assís 25, Mataró – Barcelona
- RETIRO en Valladolid: 15 – 17 noviembre. Información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1XP. COMPLETO.
- RETIRO en Salamanca: 22 – 24 noviembre. Información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1XM. COMPLETO.
- RETIRO en Barcelona: 22 – 24 noviembre. Información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1YK
- RETIRO en Valencia: 29 nov – 01 dic . Información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1WF. COMPLETO.
- RETIRO en Navarra: 13-15 de diciembre. Información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1Xg
- Retiro en San Sebastián: 24-26 de enero de 2020. Información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1ZP
(Retiros pendientes de apertura de inscripciones. Informaremos más adelante)
…Para ver más pincha aquí: https://wp.me/P6AdRz-D1
EVANGELIO
El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14
En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
«¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo».
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:
«¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador».
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor.
¿Y la absolución?
La labor que realiza el diablo es la de desordenar. Muchas veces la tentación no consiste en contradecir la verdad, sino en desviarla. A lo mejor cuando actuamos “como Dios manda” y por ello nos creemos mejores que otros que se encuentran muy perdidos, estamos más lejos de Dios que cuando somos miserables y lo reconocemos. La clave está en que no nos salvamos nosotros con nuestros méritos, nos salva Cristo por Su gracia y Su misericordia.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Ana (confesándose): Padre, estoy sufriendo muchísimo, porque mi esposo no acaba de dar el paso en la fe. No quiere rezar laudes conmigo por las mañanas, le pido que haga las novenas conmigo y tampoco quiere. Le pido que nos sentemos a hablar y siempre pone como excusa que está cansado y que no es el momento. Le pido que venga conmigo a dar catequesis de Comunión y tampoco quiere implicarse, porque dice que tiene mucho trabajo. No sé qué hacer, Padre, estoy desesperada con él.
El Sacerdote: Ánimo hija, vete en paz.
Ana: ¿Y la absolución?
El Sacerdote: ¿Y tus pecados?
Luis (Esposo de Ana) (Confesándose): Padre, pido perdón a Dios porque muchas veces me da pereza rezar. No acabo de encontrarme con el Señor en la oración, y me cuesta ser fiel. También pido perdón por mi falta de servicio, tanto en casa como en la comunidad parroquial. Mi esposa colabora y yo no soy capaz de comprometerme como ella. También pido perdón porque no estoy acogiendo los dones que Dios me quiere dar a través de mi esposa. No soy digno de ella.
El sacerdote: Ánimo hijo, Dios te ama y te perdona todos tus pecados. En penitencia reza tres Avemarías. Yo te absuelvo…
Ana (En al día siguiente en confesión de nuevo): Padre, vengo a confesarme de mi soberbia, de mi vanidad, de no saber valorar el don de mi esposo, de jugar a ser Dios y no confiar en sus tiempos y en sus planes para mi esposo…
El sacerdote: Ahora sí Ana. El otro día no había pecados, luego te quedaste sin la gracia de Dios. Hoy sí puedes recibirla. En penitencia, reza 3 Avemarías. Yo te absuelvo de todos tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Vete en paz, hija mía.
Madre,
No somos mejores por mostrarnos mejores ante nuestro esposo. Al contrario. Somos mejores cuando reconocemos nuestra debilidad y pedimos ayuda. Que el Señor nos ayude y tenga misericordia de nosotros. Alabado sea el Señor. Amén.