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Restañar las heridas en el matrimonio. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 18, 21-35

EVANGELIO
Si cada cual no perdona de corazón a su hermano, tampoco el Padre os perdonará

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 21-35
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús:
«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
«Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.”
El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo!
“Págame lo que me debes.»
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
«Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré »
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:
“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?»
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

Palabra del Señor.

Restañar las heridas en el matrimonio.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Este pasaje sobre el perdón, precede a aquel en el que Cristo les habla a los fariseos sobre la indisolubilidad del matrimonio. ¿Casualidad?.

Si en tu matrimonio hay heridas y hay dolor, no te preocupes. Dios nos da una segunda oportunidad… y una tercera… y una cuarta… etc. Esperamos que vosotros también os las déis. Por mucho que las cosas se hayan enredado, es posible enderezarlas orientándolas hacia lo alto. Los casos perdidos se convierten entonces en trayecto, doloroso sí, pero necesario para conquistar una meta.

Cuando uno de los cónyuges es infiel al otro (no necesariamente en el aspecto carnal), “el que perdona adquiere una altura moral que hace al otro, al infiel, sentirse siempre en minoría. Incluso aunque se reprima el reproche, éste se dejará sentir a ambos. Lo realmente difícil es entonces rehacer la dignidad en quien ha ofendido para que los dos puedan mirarse a los ojos y encontrarse a la misma altura. ¿Sería posible restaurar la igualdad originaria, aquella con la que empezaron su camino nupcial?.

Habría sólo una vía: que el cónyuge fiel se hiciera uno con el otro, que caminaran juntos en singular proceso, parecido a un luto, para reconstruir sus memorias y recuperar el amor que les unía al principio. Es una ruta que parce imposible de llevar hasta el final: ¿Cómo rehacer del todo un pasado, hasta conseguir que lo que sucedió no haya sucedido?.

Esta pregunta nos permite acercarnos a Getsemaní y al misterio de la Pasión. Pues esto es precisamente lo que Dios ha querido hacer con su Pueblo. No le ha bastado con tender un manto para cubrir el pecado, sino que ha querido desanudar la trama perversa de la culpa. Por eso el mismo Cristo, el Esposo, ha descendido para identificarse con su Esposa, para sufrir con Ella las consecuencias del mal, y así oponer a su infidelidad una fidelidad estable… Entendemos el gran amor de Jesús. Le interesaba que la esposa perdonada pudiera mirar a los ojos de su Esposo sin miedo al reproche, de igual a igual. Por eso debía acompañar desde dentro el camino de la regeneración.

¿Cómo fue posible a Cristo recuperar la armonía perdida? Su secreto estaba en el Padre, a quien dirigió su ofrenda. Si Jesús supo que era posible regenerar a su esposa infiel, es porque contemplaba siempre al Padre, que se la confió. Si pudo mirarla de nuevo con amor y respeto, es porque veía la mirada del Padre que seguía amando a los hombre a pesar de todo. Cristo pudo renovar el vínculo que une entre sí a los esposos porque restauró en nuestra vida la filiación, la relación con Dios.” (Betania, una casa para un amigo Pg. 178-179)

Entenderemos ahora mejor lo que escribió San Pablo: “Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño de agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada” (Ef 5,26-27)

La deuda de cien denarios que no quiso perdonar el empleado a su compañero, en realidad, pertenecía a los cien mil talentos que le debía a su Señor. En definitiva, es Él quien perdona por nosotros. Que el Diablo no te tiente y te haga pensar que no eres capaz de perdonar. Si Dios permite que estés en una situación es porque previamente te da la gracia para superarla. Pídesela y lucha. En algunos casos es necesaria la penitencia (Ayuno y oración).

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Unión en la diferencia, no en la indiferencia. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 16, 19-31

EVANGELIO
Recibiste tus bienes, y Lázaro males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces

Lectura del santo evangelio según san Lucas 16,19-31
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
– «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día.
Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico.
Y hasta los perros se le acercaban a lamerle la llagas.
Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.
Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó:
«Padre Abrahán, ten piedad de mi y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas. »
Pero Abrahán le contestó:
«Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces.
Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.»
El rico insistió:
«Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento.»
Abrahán le dice:
«Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.»
El rico contestó:
«No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.»
Abrahán le dijo:
«Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.»»

Palabra del Señor.

Unión en la diferencia, no en la indiferencia.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

1 – La costumbre, es terreno del diablo.

Hay algunas escenas a las que nos terminamos acostumbrando de tanto verlas. El gran riesgo de “acostumbrarse” es que nos lleva a la indiferencia: Nada nos causa asombro, ni nos estremece, ni nos cuestiona… Es lo que el Papa Francisco llama, “la globalización de la indiferencia”.

Puede que nos afecte, pero nuestra respuesta ¿Se queda en el asombro? ¿En algo que impacta con fuerza en lo más profundo de nosotros, pero que igual que viene se va?, Un dolor, una lamentación… ¿Una realidad a la que me voy acostumbrando?

En poco tiempo han crecido de forma alarmante los divorcios, y se empieza a acoger con normalidad algo absolutamente destructor para todos los miembros de la familia, como personas.

2 – Las consecuencias de la mala semilla

Con el hecho de “acostumbrarnos” viene la indiferencia, tierra buena para el Diablo, pues donde hay odio queda un resquicio de amor, pero con la indiferencia no hay nada que hacer. La indiferencia es dar algo por perdido… ¡No nos dejemos engañar!, ¡Observemos las consecuencias y miremos al futuro!

¿Es importante una pastoral de la juventud? Sí, pero si los jóvenes crecieran en una familia unida en el amor de Dios y unidas por otras familias en el Señor, la pastoral juvenil sería un camino de perfeccionamiento, de discernimiento en la orientación de la vocación al amor que cada hombre y mujer tiene inscrita en su interior. Sin embargo, la pastoral Juvenil, es una lucha para llamar la atención de los jóvenes, ¡que no se vayan! y que se encuentren con Cristo, porque casi no han oído hablar de Él.

¿Es importante la evangelización y acompañamiento a los presos en las cárceles? Sí, pero si hubieran crecido en una familia unida en el amor de Dios…

¿Es importante la pastoral de la salud? Sí, pero el enfermo acostumbrado a abrazar la Cruz de Cristo, porque se lo enseñaron sus padres desde pequeño, es bienaventurado. Muchos de los enfermos serían un hermoso testimonio para los cristianos.

¿Por qué faltan vocaciones sacerdotales? Si todas las familias rezasen unidas a diario, no faltarían. Quizás el problema no es que Dios no envía obreros a su mies, sino que les cerramos las puertas a Dios (y maltratamos su mies) por no vivir la vocación matrimonial y familiar a la que hemos sido llamados.

Y así sucesivamente en cada realidad.

Siempre que trabajamos con un matrimonio herido, encontramos influencias de sus padres que dificultan la relación, es decir, no han vivido siendo testigos del amor de Dios en sus padres. No han aprendido a amar mirando “cómo se aman”.

¡Luchemos con la oración, con la acción… para que triunfe la VERDAD, el Amor!. Triunfando el amor de Dios en las familias, triunfa el amor en el mundo:¡Triunfa el Corazón de Jesús y María!

En el Evangelio de hoy, el rico es culpable frente a Lázaro, no frente a los pobres en general. Frente a una persona con nombre propio que se ha encontrado en su vida, con alguien que vive miserablemente y a quien él debería haber ayudado a salir de ese mal, como hizo el buen samaritano.

3 – La esperanza en Dios
Gracias a Dios, desde Cáritas, la Iglesia está haciendo una gran labor con los pobres. Pero ¿Cómo colaboramos con la Caridad por los matrimonios? Conmueve, porque como decía madre Teresa de Calcuta, al pobre material es fácil saciarle, es cuestión de darle de comer; pero el indigente del amor… ¡Ay Dios mío apiádate! Porque no sabe lo que hace. No pide ayuda, porque no quiere aceptar que tiene un problema y necesita de sus hermanos de la Iglesia.

¿Cómo saciar un hambre que no duele en el estómago? Y cuando el dolor de corazón explota, hay poco remedio…

4 – Sólo con la luz de Dios.

La familia es el futuro de la sociedad y de la Iglesia. Lo llevan diciendo los Papas muchos años.
¿Cómo acabar con el proyecto del Diablo?. Recuperemos la esencia del matrimonio. Vivámoslo como un camino de santidad, no como un “estado civil”. ¡Vivamos el Proyecto de Amor de Dios para el matrimonio y la familia! Un proyecto exigente, como la Verdad es exigente, como Cristo es exigente.

¿Cómo? ¡Unámonos, aunque pocas familias, en oración y fidelidad a Dios!

PROPUESTAS:
– Oración: Compartimos un rosario por whatsapp todos los días a las 22, por nuestra vocación matrimonial.
– Más oración: Los esposos, todos los días, debemos rezar el Evangelio, mirando expresamente qué mensaje concreto tiene para nuestro matrimonio. Para ello, pueden ayudar estos comentarios, donde intentamos interpretar el Evangelio en clave matrimonial.
– Formación: Participamos en encuentros de matrimonios donde estudiamos la esencia del matrimonio según Juan Pablo II, siguiendo sus catequesis. Si os interesa envíanos un correo a ProyectoAmorConyugal@gmail.com
– Vida: Consiste en aplicar a nuestro matrimonio todo lo que el Señor va iluminando en ese camino de hacia la esencia del amor, desde la oración y la formación.
– Más vida: Si conoces algún matrimonio que no vaya cada día a mejor, ayúdales o/y los rediriges a nosotros. Ojalá entre todos, pudiésemos ser “la Madre Teresa del matrimonio”. Que cuando llegue su hora, todos los matrimonios hayan tenido un “matrimonio profeta” que les habrá hablado de su vocación a la santidad.
– Si conoces a alguien que, quiere avanzar en su unión para ser una sola carne, un solo corazón y una sola alma (como dice el catecismo) redirígelo a nosotros ProyectoAmorConyugal@gmail.com
– ¿Quieres unirte a ayudar a otros matrimonios? Envíanos un correo a ProyectoAmorConyugal@gmail.com
– ¿No tienes tiempo y quisieras tener encuentros por videoconferencia para hablar del matrimonio? Escríbenos a ProyectoAmorConyugal@gmail.com

Es necesario mantener la perseverancia, pues esta virtud, nos abre al Proyecto de Amor Conyugal, un proyecto misionero de María para el matrimonio y la familia.

Colaboremos en el triunfo del Amor: Del Corazón de Jesús y María.
María, Reina de la Familia, ruega por todos nosotros. “Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre”.

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Los secretos de Su intimidad. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 9, 2-10

EVANGELIO
Éste es mi Hijo amado

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 2-10
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:
– «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube:
– «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:
– «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».

Palabra del Señor.

Los secretos de Su intimidad.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

La transfiguración no es un cambio de Jesús, sino que nos muestra su divinidad y su Comunión con el Padre. Jesús mismo es Luz de Luz.
Hoy se nos manifiesta la gloria que comparten el Padre y el Hijo. Contemplamos su grandeza.

Pedro, Santiago y Juan, subieron a la montaña, al Tabor con el Señor. Y lo que vieron les fortaleció y reconfortó, les mostró su intimidad, sus secretos, Dios nos revela sus secretos a la vez que ascendemos con Él a través de la oración (“Éste es mi Hijo amado, escuchadle”) de este modo nuestra alma se vuelve de un blanco deslumbrante, el blanco de la pureza que nos va transformando en cada encuentro, preparando para creer en la Resurrección y no quedar paralizados por los tiempos duros, sino entender que son el camino de la gloria. Para entrar en la nube del Espíritu como los tres discípulos, para adentrarnos en el sentido último de las cosas, en el misterio, debemos escuchar a Jesús, contemplar la Sagrada Escritura.

Por un momento, Dios nos saca de las dificultades de la vida para mostrarnos su gloria. El final del camino. Dios en la oración, nos muestra ese tesoro mayor por el que nos da la fuerza para dejar nuestros egoísmos, toda soñolencia que nos impide o nos retrasa en el camino del amor. Cuando empezamos a rezar juntos, nuestro matrimonio empieza a cambiar. Recibimos consolaciones que nos hacen descubrir que ese es el camino y perseverar a pesar de las dificultades.

Según Él nos va transformando, vemos la entrega de nuestro esposo a los demás, el cariño con que enseña a nuestros hijos y el interés que pone en ello, cómo nos cuida con su trabajo, su amor a Dios y a mí… Contemplo la hermosura de esta criatura de Dios. Cómo la veía antes y cómo me la muestra el Señor ahora. Ésta es la transfiguración que hemos vivido. Encontrar la manifestación de Dios en nuestro esposo.

Alimentémonos de las consolaciones que Dios nos quiere dar. Como María guardémoslas en nuestro corazón y compartámoslas con el esposo para darnos ánimo mutuamente para llegar al Tabor de la Comunión.

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A lo que nunca aspiraríamos. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 5, 43-48

EVANGELIO
Sed perfectos como vuestro Padre celestial

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

Palabra del Señor.

A lo que nunca aspiraríamos.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

La llamada a ser perfectos como nuestro Padre Celestial, no es una sugerencia. Es un mandato. ¿Cómo es posible que el Señor nos pida la perfección si conoce nuestra debilidad?.
Dios es amor y no llegaremos a Él si no amamos como Él.

La perfección no está en que las cosas queden muy bien, sino en el amor con que se hacen. Así nuestra fe es la única en que se pide amar a los enemigos: Rezad para pedirle por el enemigo. Dios mío, dale tu don perfecto, tu per-dón. Si elegimos el rencor o la enemistad, seremos hijos de Satanás y víctimas de nuestro dolor. Si elegimos el amor, seremos hijos de Dios.

Otra tentación es pretender no tener enemigos. Todo el que sigue a Jesús los tiene, como Él los tiene. Él no da consejos con palabras, sino que experimenta a sus enemigos en su propio corazón e incluso en su propia carne. Ante los que le persiguieron, lo condenaron injustamente, lo insultaron, escupieron, le azotaron, le ridiculizaron, le trataron como un criminal, lo desnudaron y lo mataron. Pero el veneno de la falta de humanidad, no consiguió infectar la fuente del amor y la humanidad que brotaba de dentro de su corazón. Su amor era más fuerte que la muerte: “Padre perdónales porque nos saben lo que hacen”. Es Su respuesta. Les disculpa ante el Padre.

Así nos enseña Jesús a ser Esposo. Cuando tu esposo te humille, te ridiculice o te azote en lo más profundo de tu corazón, entonces dirige la mirada al Padre y dile: Mejorará, ahora no sabe lo que hace. Dale tu don perfecto y cambiará. “Misericordia quiero y no sacrificios”, dice el Señor. Hay que apostar por la recuperación: “la caña cascada no la quebrará”.

Es difícil, ¿no os parece?. Más que difícil, imposible. Por eso, Jesús le pide al Padre que establezca un nuevo modelo de unión entre marido y mujer: ‘Pidiendo al Padre que todos sean uno como el Padre y Él son uno (cf. Jn 17,21-22), Jesús indica el modelo perfecto de la unión que quiere establecer. …La reconciliación es, pues, más que una reparación de la unidad perdida; eleva el acuerdo entre los hombres al nivel de una participación en el acuerdo perfecto que reina en la comunidad divina. No por casualidad subraya la Escritura el papel fundamental que tiene en esto el Espíritu Santo: siendo el amor personal del Padre y del Hijo, es Él quien actúa en la humanidad para realizar una unidad, de la que es el fundamento y el modelo la unidad divina.´ S. Juan Pablo II (Catequesis 18/05/83).

El mayor amor no es el de amar a los enemigos. El mayor amor es el de la Santísima Trinidad, y no son enemigos. Ese amor de comunión, el de la entrega por el que también se entrega a mí, es del que Dios quiere que participemos en el matrimonio. Aprendamos a vivirlo. Acerquémonos a Él para saborearlo.

Gustad y ved, qué bueno es el Señor.

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Esposos audaces. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 7, 7-12

EVANGELIO
Quien pide recibe

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!
En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.»

Palabra del Señor.

Esposos audaces.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Podemos tener la tentación de pensar que no es necesario pedirle a Dios porque Él lo conoce todo. Sería similar a decir que un matrimonio maduro, que se conocen mutuamente después de toda una vida juntos, no tienen necesidad de hablar porque ya sabe el uno lo que necesita el otro. Perder la comunicación es perder poco a poco la intimidad de la relación.

En la oración buscamos que Dios se nos revele. Compartimos con Dios nuestra intimidad y esperamos que Él nos revele la suya. Y Dios lo va a hacer. El que más nos ama no se va a esconder. La belleza de esta relación, se supera cuando son los esposos juntos los que comparten su intimidad entre ellos hablando con Dios. Es como volver al principio, a pasear con Dios por el jardín, a la limpieza de la mirada originaria: Cuando nuestros corazones viven la identificación del corazón y la voluntad con la santísima voluntad de Dios «hasta tener los mismos sentimientos de Cristo».

Por otro lado, no debemos perder la esperanza de que Dios nos escucha. Comentaba Mons. Munilla la experiencia de un padre que jugaba con su hijo. El niño se lanzaba desde una mesa a los brazos del padre. En un momento dado, el padre se alejó bastante para ver la reacción del niño. Éste se lanzó igualmente. Estaba seguro de que su padre le recogería. Si ese hombre siendo un pecador cuenta con esa confianza de su hijo porque sabe que le ama ¿No tendríamos nosotros que tener mucha más confianza en Dios?. Pues no olvidemos lo que dice el catecismo sobre la “audacia filial”: Sabemos que el Padre nos escucha y sabemos que nada hay imposible para Dios. Atrevámonos a ser esposos audaces ante Dios. Aprovechémonos de que tenemos un Padre que es Dios. Los niños no se agobian, ni se quedan con la mirada perdida, ni tienen ansiedad, porque confían en sus padres. Se sienten seguros. Si nosotros tenemos cualquiera de estos síntomas, es porque nos falta confianza en el Padre que es inmensamente más bueno que nosotros como padres.

Por último dice el Evangelio que tratemos a los demás como queremos que nos traten. Sólo una reflexión: Cuando nos equivocamos ¿Cómo nos gusta que nos traten? Con comprensión, misericordia, cariño, apoyo… Haz tú lo mismo con tu esposo.

Pedimos hoy al Señor, el bien mayor que podemos pedirle: Que venga a nosotros el Espíritu Santo.

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