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Donde hay amor, no hay miedo. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 6, 45-52

EVANGELIO
Lo vieron andar sobre el lago

Lectura del santo evangelio según San Marcos 6, 45-52
Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús en seguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar.
Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra.
Viendo el trabajo con que remaban, porque tenían viento contrario, a eso de la madrugada, va hacia ellos andando sobre el lago, e hizo ademán de pasar de largo.
Ellos, viéndolo andar sobre el lago, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque al verlo se habían sobresaltado.
Pero él les dirige en seguida la palabra y les dice:
– «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.»
Entró en la barca con ellos, y amainó el viento.
Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender.

Palabra del Señor.

Donde hay amor, no hay miedo.

La tradición de la Iglesia identifica la barca de los discípulos con la Iglesia. Nosotros hablaremos de la Familia, como Iglesia Doméstica.

El día que nos casamos, Cristo nos envió a navegar hasta la otra orilla, la de la comunión perfecta entre nosotros y con Dios, a la que llegaremos el día de nuestra muerte. Pero está claro, que la travesía no es fácil. Por el camino soportamos un fuerte viento en contra. Tenemos la tentación de pensar que Cristo no está con nosotros, y llegan los miedos.

Dicen que más del 90% de los miedos, tienen su origen en cosas que no han sucedido y que no sucederán jamás. Pero tememos por lo que pudiera pasar. ¿Y si pierdo el trabajo? ¿Y si le pasa algo al niño? ¿Y si nos roban la casa? ¿Y si caigo enfermo? ¿Y si no podemos pagar la hipoteca? ¿Y si me deja?… Nuestra fragilidad, tiene un aspecto positivo, y es que nos recuerda que estamos necesitados de Dios, que la única manera de vivir nuestra vida con paz es confiar en Él. ¡Hay tantos “y si…” a lo largo de la vida de una familia…! ¿Quién podría vivir tranquilo contando con sus propias fuerzas?. Dice Juan Pablo II que la fragilidad del cuerpo nos recuerda nuestra dependencia de Dios, nos habla de la existencia de Dios.

Después de vivir el milagro de la vida, de haber creado una familia, tenemos miedo de lo superfluo y nos hace sucumbir. Hay muchas personas que no duermen, con depresiones, que no ven solución…

El Señor hoy, en medio de tantos miedos, nos dice ¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo! Él es. No se trata de un fantasma. Es, existe y vendrá con todo su poder a subirse a la barca de la familia, si le invitamos a subir, y entonces amainará el viento. Es posible que tarde, para que tomemos conciencia de nuestra debilidad y que le necesitamos, pero al final, no nos quepa la menor duda de que vendrá y nos traerá el sosiego.

Parece que a Dios se le permite actuar solamente en la esfera espiritual, pero no en el plano material, en nuestra vida terrenal del día a día. Pero Dios es Dios, y no se mueve sólo en el mundo de las ideas; le pertenece también lo material, hoy lo vemos andando sobre las aguas ¿No será una demostración de que Él es Dios de las cosas de este mundo?. Él lo creó. Nuestra libertad no consiste en que Él no intervenga, sino en decidir responder a una amistad con Él para que nos acompañe en nuestra barca y nos ayude.

Como dice la primera lectura: “No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor”. Si tememos es porque nos falta amor. Nos falta acoger el amor de Dios y reconocer que nos ama infinitamente.

Esposos, dormid tranquilos y decidle cada noche, después del milagro de un día de travesía: Alabado seas, realmente eres Hijo de Dios. En vuestra vida tendréis muchas oportunidades de contemplar con estupor cuánto os ama.

Oramos por el sínodo de la familia:
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Con renglones torcidos. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 2, 1-12

EVANGELIO
Venimos de Oriente a adorar al Rey
Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12
Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes.
Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
– «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y , venimos a adorarlo.»
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
– «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel.”»
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
– «ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.»
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor.

Con renglones torcidos.

El camino de los Magos es un verdadero camino de fe. Nos enseñan 4 claves:

1.- Encontrar un signo de Jesús en nuestra vida. Ellos lo encuentra en su trabajo.
2.- Ponerse en marcha: Emprenden un arduo camino en busca de la verdad. Nótese que nadie de Jerusalén o Belén vio la estrella, y estaba justo sobre ellos…
3.- Principales apoyos, las Escrituras y la Iglesia que las interpreta: La tercera clave para encontrar a Jesús son las Escrituras (El libro de Isaías en el caso de los Magos) y la iglesia del momento, quienes indican el lugar donde encontrarle.
4.- Sus criterios no les impiden reconocer a Dios: Son capaces de reconocer al auténtico Rey en un entorno que ningún hombre lo buscaría: en una humilde casa, envuelto en pañales y en brazos de María. Encuentran la verdad en la humildad, la sencillez y el amor. Ellos pueden reconocer al amor al verlo, y éste supera todo amor, toda ternura, dulzura, belleza auténtica. ¿Puede haber más belleza reunida en tan poco espacio que la Sagrada Familia?

Qué hermoso ejemplo de los Magos para nuestro camino de fe. Señor, que veamos tu estrella en nuestra vida, que la vea en la sencillez de mi vida con mi esposo/a y mi familia.

Pero en el Evangelio de hoy, aún hay una clave más que resulta especialmente interesante para nuestro matrimonio:
A veces nos asusta dejarnos llevar por nuestro/a esposo por miedo a equivocarnos, sobre todo, cuando es pecador/a como nosotros. Nos sigue generando desconfianza incluso cuando ya hemos estudiado que es nuestra ayuda adecuada por revelación Divina. Sin embargo, cuando se busca realmente a Dios, no debe existir ese temor. Dios se sirve de Herodes para guiar a los Magos y luego se encarga de corregir su rumbo. Esto recuerda a aquello que decía San Pablo: Nada nos separará del amor de Dios. Si le buscamos en la unión y la fidelidad a nuestro/a esposo/a, podemos tener la tranquilidad de que Él está detrás y corrige los caminos erróneos. Es en nuestra unión donde avanzamos hacia Él.

Tengamos la confianza de que cuando buscamos a Dios, será Él quien nos guíe, mucho mejor que nuestros criterios. Seguramente los Magos, también imaginaban otro tipo de rey cuando llenaron sus cofres.

Queridos Magos, hoy queremos pediros en nuestra carta que nos orientéis en el camino de la fe y que sepamos encontrar a Jesús a través de los medios que Dios nos pone, muy especialmente, en la unión con nuestro/a esposo/a.

Oramos por el sínodo de la familia:
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La coherencia que abre los ojos. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 1, 43-51

EVANGELIO
Tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 43-51
En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice:
– «Sígueme.»
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice:
– «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.»
Natanael le replicó:
– «¿De Nazaret puede salir algo bueno?»
Felipe le contestó:
– «Ven y verás.»
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
– «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta:
– «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde:
– «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió:
– «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó:
– «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees?
Has de ver cosas mayores.»
Y le añadió:
– «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor.

La coherencia que abre los ojos.

En el Evangelio de hoy, la sinceridad y la coherencia de Natanael, le permitieron reconocer en Jesús al Hijo de Dios. Debió de ser además un hombre piadoso, según se deduce de su presencia bajo la higuera, que era un lugar común en Israel para la lectura y la enseñanza de la ley. Estar debajo de la higuera era lo mismo que ser fiel al proyecto de Dios de Israel.

Israelita auténtico es aquel que sabe deshacerse de sus propias ideas cuando percibe que éstas no concuerdan con el proyecto de Dios. Según las enseñanzas de la época, el Mesías debía proceder de Belén, lo que extraña a Natanael, pero sin embargo él está abierto a creer. Conoce a Jesús y cree, porque el encuentro con Él no se produce sólo por la razón, sino que es necesario caminar hacia Él.

La coherencia es la clave. Es la que mueve a Jesús a señalar a Natanael como ejemplo. La coherencia de vivir el matrimonio cristiano, hace que seamos sal de la tierra. Para ello es necesario superar la dureza de corazón: “La dureza de corazón consiste en aferrarse a las propias razones y no querer comprender al otro; esta dureza de corazón no nace de Dios, porque Dios también mora en el corazón de la otra persona. El Esposo está entre vosotros” (D. Juan José Pérez Soba).

«ven y verás» es la mejor forma de enfrentar las objeciones: llevar directamente a los hombres hasta Jesús, estando seguros de que Él los convencerá. Quien es fiel, verá el cielo abierto y los ángeles subiendo y bajando sobre el Hijo del hombre. Experimentará que Jesús es la nueva Alianza entre Dios y nosotros.

Natanael reconoce en Jesús al Hijo de Dios y al Rey de Israel. Como dijo el Papa Benedicto XVI, nunca debemos perder esta segunda perspectiva, pues corremos el riesgo de ver en Jesús un ser demasiado etéreo. Jesús es el Rey de nuestro compromiso, de nuestro matrimonio. Él tiene todo el poder sobre nuestra relación, y puede influir. No olvidemos esto, contemos con Él, pidámosle, tengamos esperanza en Él, en aspectos concretos de nuestra vida conyugal, en detalles incluso. Él actúa.

Esperamos que el Señor nos señale también diciendo “Ahí tenéis un verdadero matrimonio cristiano, en quienes no hay engaño”, porque nos haya visto orando en familia, como Iglesia Doméstica, bajo el amparo de la Iglesia universal. Él nos promete que, entonces, veremos cosas mayores que las que experimentaremos aquí en la tierra. Veremos el cielo abierto.

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Esposos en Sus brazos. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 1,1-8

EVANGELIO
Allanad los senderos del Señor

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1,1-8
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino.
Una voz grita en el desierto: ‘Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.»»
Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
– «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»

Palabra del Señor.

Esposos en Sus brazos.

Cuántos mensajeros nos envía Dios para allanar el camino, preparar nuestro corazón, para la venida del Señor. Una voz clama en el desierto. Parece que nadie la escucha: “Habéis sido llamados a ser santos desde vuestra vocación conyugal”. Como dice la primera lectura: “Que los valles se levanten”, que nuestras aspiraciones suban esperando una vida en la que camine el Señor junto a nosotros. “…que montes y colinas se abajen”: Que nuestro orgullo y nuestra vanidad se replieguen para humillarse ante el Señor, nuestro Dios, que viene a nacer en un pesebre.

Los esposos cristianos, en este adviento, por nuestra fe, “confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia”. Esperamos un nuevo matrimonio más auténtico, donde reine la justicia de Dios y no la nuestra. “«Consolad, consolad a mi pueblo, – dice vuestro Dios -; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.»”. Pasemos página. Están pagados todos nuestros errores y vamos a recibir doble paga por nuestros pecados. Este es el matrimonio que nos toca vivir, para el que nos tenemos que preparar en este adviento.

“Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos”. Es el brazo del Señor el que nos une como esposos y en sus brazos, somos esposos.

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Nuestra anunciación. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 7,21.24-27

EVANGELIO
El que cumple la voluntad del Padre entrará en el reino de los cielos

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7,21.24-27
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «No todo el que me dice «Señor, Señor» entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca.
Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»

Palabra del Señor.

Nuestra anunciación.

Jesús llama prudentes a los que escuchan su palabra y la cumplen. La voluntad de Dios para nosotros, no es otra cosa que cumplir el Evangelio desde nuestra vocación conyugal, la llamada que Dios nos hace a la santidad. Que luchemos para ser imagen de Su comunión, como una sola carne y no haciendo más que un solo corazón y un solo espíritu. ¿Y si no lo hacemos? Todo le afectará a nuestra estabilidad… cualquier contratiempo: Nuestras diferencias, incomprensiones faltas de apoyo… Lo hundirán todo. Hundirán nuestro hogar, nuestra felicidad, nuestra plenitud. NO OS CONFORMÉIS con el chóped pudiendo elegir jamón de pata negra! Seamos exigentes. Construyamos sobre roca (que es Cristo) y el Espíritu actúa. ¡Sí actúa!

Para cumplir su palabra, necesariamente los matrimonios tenemos que reunirnos con otros matrimonios de la Iglesia, porque Cristo quiso que los cristianos viviéramos en comunidad. Somos Iglesia. Juan Pablo II dice que nos conocemos “en relación con otros”. La manera de conocernos, conocer a Dios y conocer nuestro matrimonio es “en relación con otros”. Y aprender sobre la vocación al matrimonio apoyándonos en el magisterio de la Iglesia. Es un sacramento, es un misterio de Dios, que nunca llegaremos a conocer del todo.

Si actuamos así, en nuestro camino, tendremos paz interior, fortaleza, esperanza… Vendrán las dificultades: Las tentaciones, las contrariedades de la vida, los enemigos… y no podrán con nosotros. Nos apoyaremos, nos pediremos consejo, nos consolaremos mutuamente… y nuestro amor no se tambaleará. Las dificultades nos unirán más. Reforzarán nuestra alianza. Nos amaremos con el amor de Cristo: Más fuerte que la muerte.

Hagamos la voluntad de Dios. Vivamos nuestro propio Proyecto de Amor Conyugal.

Este fin de semana teníamos una hermosa experiencia: Imaginar que el Ángel del Señor se presentara ante nosotros y nos anunciara nuestra misión, como hizo con la Santísima Virgen. ¿Qué me diría?: Escríbelo. ¿Qué le contestaría?: Escríbelo. Después revisa si tu vida está siendo coherente con esa llamada.

Con María, proclama nuestra alma la grandeza del Señor y se alegra nuestro Espíritu en Dios, nuestro Salvador.

Oramos por los frutos del sínodo de la familia:
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