EVANGELIO
Te seguiré adondequiera que vayas
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 57-62
En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
A otro le dijo: «Sígueme.»
Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.»
Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.»
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.»
Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»
Palabra del Señor.
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Ordenad en mí el amor.
Este Evangelio está perfectamente explicado por San Agustín, así que expondremos sus comentarios.
Hay tres candidatos a seguir a Jesús. El primero que le dice “Te seguiré adonde vayas”, Jesús intenta disuadirlo ¿Por qué? Porque ve en su corazón, y su intención no es limpia, es egoísta y busca su interés. Jesús le responde haciendo alusión a las madrigueras de las zorras y los nidos de los pájaros. San Agustín interpreta las madrigueras de las zorras como escondrijos, que representan la doblez y falsedad de su interlocutor. Y los nidos están en las copas de los árboles, lo que él interpreta como un símbolo del orgullo de aquel que se postulaba para seguirle. Es evidente que un mentiroso y orgulloso, no puede seguir al Señor.
El segundo candidato no dice nada, sin embargo, el Señor le dice “Sígueme”, a lo que él responde que antes debía enterrar a sus muertos. Esto es una obra de piedad, y por tanto, le gusta al Señor, pero le responde “deja que los muertos entierren a sus muertos”. Interpreta San Agustín que viene a decirle: Hay algo más importante que el amor a los padres, y es el amor a Dios. Deja que los infieles entierren a los muertos, tú sígueme.
El último le dice que antes debe despedirse de su familia. Por si ellos tuvieran algo mejor que ofrecerle. Jesús le responde que seguirle es una determinada determinación y no se puede mirar para atrás, o no vales para seguirle.
En esta hermosa explicación, que podéis leer completa en esta dirección http://www.mercaba.org/DIESDOMINI/T-O/13C/ev_Ag.htm San Agustín hace referencia a un texto del Cantar de los Cantares: “Ordenad en mí el amor (Cant 2,4)”. Creo que esta es la clave. Creo que en mi respuesta a la llamada de Dios, es muy importante que ordene en mí el amor: Primero Dios, después mi vocación de esposo, después mis hijos, después otros hijos de Dios y por último, yo. Siguiendo este orden de prioridades, puedo seguir al Señor.
Madre:
Aparta mis dobleces y mi orgullo, ordena mi amor y no dejes que otras cosas me distraigan y vuelva a desordenarlo. Quiero seguir al Señor, Él me ha llamado. Me someto a ti para que Tú me guíes hasta Él. No busco comodidades, ni un sitio donde reclinar la cabeza. Sólo busco recostarme en su pecho, como Juan. Todo por Jesucristo nuestro Señor. Amén.