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Familiaridad y esperanza. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 10, 13-16

EVANGELIO
El que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 13-16
En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: -«Dejad. que los niños se acerquen a mi: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él». Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor.

El retiro «La Verdad del Matrimonio (según San Juan Pablo II) y la Alegría del Amor (según el Papa Francisco), nos ofrece ese tiempo de calidad, en el que nos ocuparemos de lo verdaderamente importante, dejando a un lado lo urgente del día a día, que nos impide crecer en el amor y construir sobre roca. 

Para matrimonios y familias. Fechas 18 y 19 de junio en Málaga. Más información en: http://wp.me/p6AdRz-ru

 

Familiaridad y esperanza.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Nosotros nos queremos perfectos, Dios nos quiere niños: Limitados, pequeños, inocentes, sin angustias, sencillos, sin dobleces… confiando en el Padre. Un niño es capaz de saltar de lo alto de la mesa al vacío si su padre está delante, porque tiene la seguridad de que no le dejará caer.

Pues eso, la confianza es fundamental para recibir el reino de Dios en nuestra vida. Confianza en este caso, referida a la “esperanza firme” en que Él quiere lo mejor para nosotros y lo hará.

Normalmente con nuestro esposo, tenemos mucha confianza en el sentido de “familiaridad”, que, dicho sea de paso, no se debe traducir en una falta de cortesía:
Dice el Papa Francisco en Amoris Laetitia 99. …«entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto […] El amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige el respeto de la libertad y la capacidad de esperar que el otro abra la puerta de su corazón»

Esto por un lado. Ojo con que la confianza se convierta en “invadir” la libertad del otro. Y por otro está la necesidad de tener confianza o “esperanza” en él/ella, lo cual también es imprescindible aun cuando nos haya fallado con anterioridad:
100. Para disponerse a un verdadero encuentro con el otro, se requiere una mirada amable puesta en él. Esto no es posible cuando reina un pesimismo que destaca defectos y errores ajenos, quizás para compensar los propios complejos. Una mirada amable permite que no nos detengamos tanto en sus límites, y así podamos tolerarlo y unirnos en un proyecto común, aunque seamos diferentes.

Madre:
Dame una mirada amable hacia mi e esposo. Que no reine en mí el pesimismos que destaca sus defectos, sino que entre el reino de los cielos. Que vivamos como niños la confianza (familiaridad) pero con un respeto enorme a la libertad y dignidad que Dios le ha dado al esposo, y vivamos la confianza (esperanza) en Dios Padre, que actuará en nuestro esposo y en mí y nos hará vivir algo grande. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Pintando en su corazón. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 21, 15-19

EVANGELIO
Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas

Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, le dice a Simón Pedro: – «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?». Él le contestó: – «Sí, Señor, tú, sabes que te quiero». Jesús le dice: – «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: – «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: – «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: – «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: – «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: – «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: – «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: – «Sígueme».

Palabra del Señor.

Nota: Retiro para matrimonios y familias: “La Verdad del Matrimonio y la Alegría del Amor”. Organiza ProyectoAmorConyugal en colaboración con la Delegación de Pastoral Familiar Diocesana de Málaga. Días 18 y 19 de junio. Para más información pincha en el siguiente enlace:

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Pintando en su corazón.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

El Señor deja a Pedro a cargo de Sus ovejas. Pero le pone una condición, que le ame, porque solamente amándole, podrá amar a Sus ovejas. A nosotros también nos deja unas ovejas para cuidar:

Amoris Laetitia 322. Toda la vida de la familia es un «pastoreo» misericordioso. Cada uno, con cuidado, pinta y escribe en la vida del otro: «…no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo» (2 Co 3,2-3). Cada uno es …en el nombre de Jesús, …un labrador que trabaja en esa tierra fresca que son sus seres amados, estimulando lo mejor de ellos. La fecundidad matrimonial implica promover, porque «amar a un ser es esperar de él algo indefinible e imprevisible… Esto es un culto a Dios, porque es él quien sembró muchas cosas buenas en los demás esperando que las hagamos crecer.

Qué hermosa escena. Doy culto a Dios porque Él sembró las cosas buenas en mi esposo, esperando que yo las hiciera crecer. A mí me da el pincel para pintar en su corazón, no con pintura, sino con el Espíritu de Dios. ¿No es imprescindible que yo ame a Dios primero?.

“¿Me quieres más que estos?” La misión que vas a encomendarle a Pedro es grande, es más grande que la que le encomiendas a los demás, por eso también tiene que ser mayor su amor. Uno puede darse solamente si brota el amor en él. El matrimonio es una gran oportunidad para dar gloria A Dios. Es pasar del yo, al nosotros; pasar de hacer lo que yo quiero y cuando quiero a dejar que tú me ciñas y me lleves a donde no quiero, para salir de mí y crecer contigo.

Pero esa ayuda mutua entre los esposos para crecer juntos, no debe realizarse a golpe de correcciones y “verdadazos”, sino con arte, porque amar es un arte. Es pintar el uno en el corazón del otro el cuadro que Dios quiere, con los dones que Dios le dio.

Madre:
Hoy siento que el Señor me pregunta: “Esposo/a de ____ y padre/madre de ___ y ___… ¿Me amas?” yo respondo “Sí, Señor, tú sabes que te quiero” y entonces, Él me hace el encargo: “Apacienta la familia que te he dado”. Hoy es Tu día: Ntra. Señora de Fátima. Tú comenzaste este ProyectoAmorConyugal y nos guías a todos los que te seguimos para que ayudemos a tantos matrimonios del Señor. Bendita seas, Madre, por rescatarnos. El trece de Mayo, la Virgen María…

El tsunami de la gloria. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 17, 1-11a

EVANGELIO
Padre, glorifica a tu Hijo

Lectura del santo Evangelio según san Juan 17, 1-11a
En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, dijo Jesús: – «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he llevado a cabo la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía junto a ti antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por estos que tú me diste, porque son tuyos. Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti».

Palabra del Señor.
El tsunami de la gloria.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Nosotros también queremos glorificar al Padre cumpliendo nuestra misión de esposos. No podemos dar gloria a Dios, Suya es toda la grandeza. Pero Él se abaja para permitir que con nuestros humildes actos podamos darle gloria. Todo un misterio. Cumpliendo con nuestra vocación, Él nos engrandece, nos comunica su gloria y nosotros se la comunicamos a los demás. Primero a nuestro esposo, después a nuestros hijos y a todo nuestro entorno. Y Cristo es glorificado en nosotros, en nuestra respuesta a Su entrega esponsal.

Para el ser humano, el amor requiere necesariamente de la comunicación de un bien. Por eso el que ama al esposo, se alegra por el bien del esposo:
“Cuando una persona que ama puede hacer un bien a otro, o cuando ve que al otro le va bien en la vida, lo vive con alegría, y de ese modo da gloria a Dios, porque «Dios ama al que da con alegría» (2 Co 9,7). Nuestro Señor aprecia de manera especial a quien se alegra con la felicidad del otro. Si no alimentamos nuestra capacidad de gozar con el bien del otro y, sobre todo, nos concentramos en nuestras propias necesidades, nos condenamos a vivir con poca alegría, ya que como ha dicho Jesús «hay más felicidad en dar que en recibir» (Hch 20,35). La familia debe ser siempre el lugar donde alguien, que logra algo bueno en la vida, sabe que allí lo van a celebrar con él.” (Papa Francisco Amoris Laetitia 110).

Muchas veces nos quejamos de que “siempre soy yo el que tiene que…” hacer algo, por ejemplo ordenar. Si yo tengo el don del orden y mi esposo no, Dios me ha entregado ese don como un bien para que lo entregue ¿Correcto?. Si lo entrego con alegría, entonces estoy comunicando la gloria de Dios, porque comunico con alegría un bien que he recibido, y Dios me glorifica. Y como ese ejemplo sencillo, tengo que entregar con alegría todos los demás dones que he recibido. Así, el Señor, glorifica a Dios sobre la Tierra, porque ha hecho lo que el Padre le había encomendado: Ha transmitido Su Palabra y ellos han creído. Dice San Irineo: «la gloria de Dios es que el hombre viva». Es trabajar por la comunión entre nosotros, por la felicidad verdadera del esposo, por fomentar el gozo, compadecerme de sus debilidades, etc. Todos los dones que he recibido, al servicio de que mi esposo alcancemos la comunión y la Vida. Así, seremos glorificados por Dios, en nuestro esposo.

Hacen falta esposos santos que, con su alegría, provoquen en las familias el tsunami de la gloria de Dios, que lo invada todo y lo fecunde todo.

Madre:
Que no seamos tacaños con todo lo que hemos recibido de Dios. Hoy me recuerda el Señor que lo importante no son mis comodidades o mi manera de entender la justicia, sino comunicar la gloria de Dios cumpliendo la misión de esposo que me ha encomendado. Te pedimos por la gracia de nuestro sacramento, que nos ayudes a darnos mutuamente con más alegría, para su mayor gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

La oportunidad de la cruz. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 16, 16-20

EVANGELIO
Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría

Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 16-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: – «Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver». Comentaron entonces algunos discípulos: – «¿Qué significa eso de «dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver», y eso de «me voy al Padre»?» Y se preguntaban: – «¿Qué significa ese «poco»? No entendemos lo que dice». Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: – «¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver»? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».

Palabra del Señor.

La oportunidad de la cruz.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Este Evangelio forma parte del discurso de Jesús durante la última cena. Se está refiriendo por tanto a los acontecimientos de Su muerte (tras la que llorarán) y posterior resurrección (tras la que se alegrarán poco después).

Hoy en día parece que está prohibido sufrir. Lo que no sea diversión o entretenimiento, queda descartado. Jesús nos enseña que para poder vivir la alegría de la resurrección, antes hay que vivir el sufrimiento de la muerte. Él muere amando hasta el extremo y resucita plenamente una sola vez. A nosotros nos toca morir todos los días para poder resucitar también todos los días. O incluso, varias veces al día.

“La alegría matrimonial, que puede vivirse aun en medio del dolor, implica aceptar que el matrimonio es una necesaria combinación de gozos y de esfuerzos, de tensiones y de descanso, de sufrimientos y de liberaciones, de satisfacciones y de búsquedas, de molestias y de placeres, siempre en el camino de la amistad, que mueve a los esposos a cuidarse: «se prestan mutuamente ayuda y servicio»” (Amoris Laetitia 126)

Sí, en nuestro matrimonio hay momentos en que toca esforzarse aún cansados. Hay otros momentos tensos, por nervios, malentendidos, por no querer dar nuestro brazo a torcer, o por problemas que vienen de fuera. También hay sufrimientos porque nos hacemos daño, porque no nos sentimos comprendidos, porque no somos tenidos en cuenta. Hay momentos que no encontramos la respuesta a pesar de buscarla…

Esas son las cruces. ¿Por qué las vivimos con tristeza? Porque las consideramos como una derrota y no como una oportunidad. Pero el Señor nos enseña que, lo que realmente nos hace sufrir es la resistencia a creer en el amor. Si estamos dispuestos a acoger el sufrimiento por amor, la cosa cambia. Tenemos que estar alerta, entrenarnos para la batalla que vamos a emprender cada día, no contra el esposo, sino contra el mal o contra mi “yo” exigente. Descubriremos la dicha que hay en sufrir por amor, por acompañar a Cristo en Su pasión, encontrar el sentido a la cruz, un valor al sacrificio. Entonces, llegarán las resurrecciones también con Él: Sentiremos descanso, experimentaremos la liberación de nuestro yo (el que nos hace sufrir en la cruz), viviremos satisfechos con lo que estamos construyendo, experimentaremos el placer de estar juntos, de amarnos sinceramente. Es la alegría de vivir en ese otro mundo sobrenatural, aun estando en este mundo.

‘el Evangelio de la familia es alegría que “llena el corazón y la vida entera”, porque en Cristo somos “liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento” (Evangelii gaudium, 1)’ (Amoris Laetitia 200)

Madre:
Concédenos vivir siempre la alegría de la resurrección de Tu Hijo. Que estemos alerta para vivir la cruz, no como una derrota, sino como una oportunidad para amar y liberarnos del pecado. Por Jesucristo nuestro Señor.

La cadena de la verdad. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 16,12-15

EVANGELIO
El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena

Lectura del santo Evangelio según san Juan 16,12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: – «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

Palabra del Señor.

La cadena de la verdad.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Alcanzaremos la verdad cuando “el Espíritu nos lleve a la verdad completa (cf. Jn 16,13), es decir, cuando nos introduzca perfectamente en el misterio de Cristo y podamos ver todo con su mirada” (Amoris Laetitia 3).

Muy bien. Y ¿Dónde o a través de quién vamos a recibir esa verdad? ¿De los políticos? ¿De la prensa? ¿De los programas de opinión? ¿De los compañeros? ¿De los científicos? ¿De los sicólogos? ¿De internet? Vivimos en la sociedad de la información, pero existe el espíritu de la mentira y el de la verdad ¿Dónde está la información veraz que comunica el Espíritu?.

La encontramos en Amoris Laetitia en frases como:
– «los hijos necesitan encontrar un padre (varón) que los espera cuando regresan de sus fracasos. Harán de todo por no admitirlo, para no hacerlo ver, pero lo necesitan» (177)
– (El amor) goza con la verdad (1ªCor 13) se regocija con la verdad. Es decir, se alegra con el bien del otro, cuando se reconoce su dignidad, cuando se valoran sus capacidades y sus buenas obras. Eso es imposible para quien necesita estar siempre comparándose o compitiendo… (109)
– La verdad es que «la comunión familiar puede ser conservada y perfeccionada sólo con un gran espíritu de sacrificio. Exige, en efecto, una pronta y generosa disponibilidad de todos y cada uno a la comprensión, a la tolerancia, al perdón, a la reconciliación. (106)
– una familia donde …siempre se vuelve a confiar a pesar de todo, permite que brote la verdadera identidad de sus miembros (115)
– Es posible reconocer la verdad del otro, el valor de sus preocupaciones más hondas y el trasfondo de lo que dice, incluso detrás de palabras agresivas. Para ello hay que tratar de ponerse en su lugar e interpretar el fondo de su corazón, detectar lo que le apasiona, y tomar esa pasión como punto de partida para profundizar en el diálogo. (138)

¿Quién más habla de estas verdades? Claramente, el Espíritu está en la Iglesia. No podemos creernos en posesión de la verdad por nuestra cuenta. Cualquier verdad proviene del Padre, se la comunica al Hijo, y el Hijo al Espíritu Santo que la difunde.

Madre de la Iglesia:
Gracias por llevarnos al Espíritu de Dios. Gracias por poner su Verdad a nuestro alcance. Es un honor gozar de tal privilegio, de conocerlo, creer y tener acceso a vivirlo. Alabado sea el Espíritu Santo por siempre.