EVANGELIO
Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a la gente sencilla
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-27
En aquel tiempo, exclamó Jesús:
-«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Si, Padre, así te ha parecido mejor.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
Palabra del Señor.
Para saborear.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
Parece ser que Dios esconde cosas. Y también parece que el propio Evangelio, esconde tres palabras que nos aclararían su significado:
Releamos la frase añadiendo esas palabra (entre paréntesis) y veremos cómo el texto cobra más sentido:
“Te doy gracias Padre porque has escondido estas cosas a los (que se creen) sabios y entendidos”. Cristo habla aquí de la sabiduría de Dios, que es un don del Espíritu Santo: El don de Sabiduría. Cristo nos enseña que es un don recibido del Padre y no algo conseguido por nuestra inteligencia o nuestra voluntad. Se trata de participar del conocimiento del Padre, Su plan, Su voluntad, o sea, la felicidad, la plenitud, la Verdad con mayúsculas.
Hay muchos esposos que creen saber mucho, porque saben de política, de negocios, de moda, de estética, de arte, de la vida… pero no son felices. Hay otra sabiduría que es la que orienta hacia la felicidad, el proyecto de Dios, y tenemos la experiencia de encontrarla a veces en personas muy sencillas, incultas…
Es la Sabiduría que da Dios. Es un don, que no entrega a los que se creen sabios. Por tanto, el primer requisito para obtenerlo es creer que Dios nos lo ha dado todo a través de Cristo (que nos lo ha querido revelar).
Es ver todo lo creado a la luz de Dios. Hay un salmo que dice “por Tu luz vemos la luz. Con la mirada de Dios el cristiano aprecia y mide las decisiones cotidianas “subespecie eternitatis” (a la luz de la eternidad). Esclarece los misterios según el plan de Dios, y unos misterios iluminan a otros, todos iluminados a la luz de la Santísima Trinidad. Misterio Fontal (la fuete de todos los misterios).
Así debemos mirarnos los esposos para reconocernos. Desde ahí debemos mirar nuestro matrimonios, nuestra vocación, el plan de Dios para los esposos. Hay tres tipos de sabiduría: La filosófica, obtenida a la luz de la razón; la sabiduría teológica, reflexionando racionalmente sobre la revelación de Dios; y el don de la Sabiduría al que nos referimos hoy, que es una sabiduría mística, que no procede de la razón, sino por experiencia de las cosas divinas: Por la vía del amor y de la oración. Es una sabiduría experimental, que se saborea. Dios la comunica a sus amigos, los creyentes que viven en gracia de Dios. Éstos reciben siempre el don de sabiduría en modo menor: La rectitud de juicio necesaria para ordenar la propia vida a la salvación eterna. Ayuda a aceptar la cruz o vencer las grandes tentaciones. El don de Espíritu Santo que interviene de modo eficaz, que trae consigo los 7 dones en un grado menor.
El modo mayor del plan de sabiduría se produce cuando un alma vive abrasada por el amor de Dios. Adquiere una certeza de que en todas las cosas interviene Dios para el bien de los que le aman. Sumerge el alma en el don de la Paz divina. Nada turba esa paz. Les caracteriza una grandeza de ánimo. Son felices y generosos. Sabiduría significa saborear, “gustad y ved qué bueno es el Señor”.
El don de sabiduría nos va transformando gradualmente y se va participando de esa paz. Aporta un conocimiento “instintivo” o por “connaturalidad” (como le llaman los teólogos), por semejanza en el ser, que modifica la manera de conocer, a través del amor Divino. Nacen nuevas tendencias, nuevos gustos: Por la humildad, por la castidad, por la sencillez, por la repulsión a la mentira o a los pecados en general…
Así, por la experiencia del amor y de la participación de las cosas de Dios, conocemos la verdad de nuestro matrimonio, o la belleza de nuestro esposo. Una experiencia indescriptible, profunda y en la que va saboreando la Verdad cada vez más.
Oramos por los frutos del sínodo de la familia:
https://proyectoamorconyugal.es/oracion-a-la-santa-familia/