RETIRO MATRIMONIOS MADRID 14  – 16 FEBRERO 2025

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¿Y si me implanto pelo? Comentario para Matrimonios: Marcos 1, 21-28

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 21-28

En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas.
Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

¿Y si me implanto pelo?

Jesús habla con autoridad porque Él no habla de teorías, sino que, lo que dice lo puede hacer.
Pero hay una cualidad de Jesucristo que nos interesa hoy especialmente, y es que tiene poder sobre el mal. Tiene poder para expulsar el mal de mi alma y de mi matrimonio. ¿Quién puede prometer una transformación del corazón? ¿Quién me puede garantizar el amor? ¿Quién más puede ofrecer la vida eterna?
El que puede es el que tiene la autoridad a la que decido someterme.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

César: Te prometí, Rosa, que te haría feliz. Inocente de mí, sin darme cuenta de que eso no estaba en mi mano.
Rosa: Bueno, sería el enamoramiento lo que te llevaría a hacerme esa promesa. Recuerdo perfectamente, cómo se te caía la baba por mí.
César: En realidad nunca he dejado de quererte, pero con el tiempo, me olvidé de lo importante que eres para mí.
Rosa: Es cierto que me has dado mucho, César, pero no me das lo que necesito.
César: Ya. Pero… ¡He encontrado la solución!
Rosa: ¿Cuál es esa solución tan milagrosa?
César: Me voy a implantar pelo al estilo Brad Pit.
Rosa: Jajajaja Tu siempre tan ocurrente. Mira, en eso no hay quien te gane… Jajaja.
César: No, Ahora en serio. La solución está en Cristo. Él sí puede colmar todas tus necesidades y expulsar de mí todo aquello que te hace daño y perjudica nuestro matrimonio.
Rosa: Y… ¿Cómo lo vas a hacer para atraer a Cristo a nuestro matrimonio?
César: Sobornando a San Pedro para que me pase las llaves de Su casa.
Rosa: Jajaja. Otra vez con tu ingenio demoledor. No tienes remedio…
César: No, ahora en serio. Yendo a la Eucaristía con más frecuencia y no perdiéndome ni una catequesis de San Juan Pablo aunque tú no puedas ir.
Rosa: Qué especial eres… Gracias César por quererme tanto.

Madre,

Sólo la autoridad de Cristo nos convence. Alabado sea por siempre.

Su causa. Comentario para Matrimonios: Marcos 1, 14-20

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 14-20

Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

Su causa

Jesús no se presenta a sí mismo, sino que se oculta tras la presentación del reino de Dios. Es cierto que el reino de Dios está en Él, pero no es Él quien lo dice inicialmente.
Y es que, la persona se revela en su causa y la causa del Salvador es que el reino de Dios triunfe en nuestros corazones.
Como siempre me confronto con Jesús y me pregunto ¿Cuál es mi causa?

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Pepe: Leli ¿Tú sabrías decir cuál es tu causa?
Leli: Claro. Mi causa es dar gloria a Dios a través de mí matrimonio contigo. En mi entrega a ti y en nuestra entrega juntos a nuestra familia se juega todo lo que puedo ofrecerle a Dios con mi vida.
¿Crees que lo estoy haciendo bien, Pepe?
Pepe: Para mí que no hay mejor esposa ni madre que tú.
Leli: Gracias Pepe. Que me digas eso tú me hace pensar que el Señor está haciendo su obra en nosotros de verdad.
Pepe: Cada vez más, Leli, lo veo cada vez más.

Madre,

El reino de Dios está aquí. Que sepamos acogerlo, apreciarlo y anunciarlo como corresponde. Alabado sea Jesucristo.

RETIRO MATRIMONIOS ALICANTE  14 – 16 MARZO 2025

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De criados a hijos. Comentario para Matrimonios: Lucas 3, 15-16. 21-22

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 3, 15-16. 21-22

En aquel tiempo, el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».
Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma y vino una voz del cielo:
«Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco».

De criados a hijos.

Contemplamos una de las manifestaciones de Jesús más potentes. Dios Padre y el Espíritu Santo dejan patente que Jesús es el Señor.
Un momento enormemente grande en que el Espíritu de Cristo pasa al agua, para que después nosotros podamos ser bautizados con el Espíritu Santo.
Ese momento en que pasamos de criaturas a hijos. La relación con el Dueño (con mayúsculas ) de la casa ya no es contractual, sino incondicional. Ya no estamos uniformados sino que podemos sentirnos cómodos en familia; entre nosotros no somos competidores, sino hermanos; si metemos la pata no se nos echa sino que se nos perdona; no esperamos un salario sino una herencia y todo lo que hay en esta casa lo consideramos como propio. Dios es mi padre y Su casa es mi casa.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Lorena: Como en casa, no se está en ningún sitio ¿Verdad, Marino?
En casa te puedes relajar, puedes estar en zapatillas , en pijama… puedes descansar en tu esposo.
Marino: Desde luego, Lorena. El hogar es el hogar.
Lorena: Pues eso mismo experimento en nuestra comunidad de la Iglesia. Con ellos estamos como en familia. Eso mismo experimento cuando entro en una iglesia, o cuando estoy en medio de la naturaleza. Porque es la casa de mi Padre y me siento en ella.
Marino: Cuando en el mundo no nos sentimos como en casa es porque hemos perdido la conciencia de ser hijos del mismo Padre.
Lorena: Menudo don, ser hijos de Dios, y cómo cambia nuestra experiencia de este mundo cuando reconocemos a Dios como Padre.

Madre,

Qué bien ser tus hijos. Alabado sea Jesucristo que nos ha hecho hijos de Dios. Ni más ni menos.