EVANGELIO
No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el verdadero pan del cielo
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35
En aquel tiempo, un gentío dijo a Jesús:
«¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: «Pan del cielo les dio a comer»».
Jesús les replicó:
«En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».
Entonces le dijeron:
«Señor, danos siempre de este pan».
Jesús les contestó:
«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed».
Palabra del Señor.
Nota: Próximas misiones
- Anuncios en Mallorca:
- 20 de abril a las 19h: Parroquia Santa Martarita (Inicio calle San Miguel) y
- 21 de abril a las 20h Parroquia Sant Marçal (Sa Cabaneta)
- Retiro en Sevilla: 4 de mayo (a las 18:30) al 6 de mayo (a las 17:30). infórmate en el siguiente enlace: https://wp.me/p6AdRz-XT.
- Retiro en Madrid: 8, 9 y 10 de junio.
- Retiro en Córdoba: 29 y 30 de junio y 1 de julio.
Matrimonio y Redención van unidos.
Sí, tengo hambre, un hambre interior que sólo se sacia contigo, Señor. Es el hambre del amor verdadero en mi matrimonio; el hambre de salir de la rutina para vivir cada día un matrimonio renovado; es el hambre de que me libres del mal que me aprisiona, me autodestruye y hiere a mi esposo. Busco la santidad, Señor. Sé que no me corresponde, pero Tú la quieres para mí y para mi esposo.
Dame de tu Pan de vida en la Eucaristía, sacia esas necesidades espirituales que me tienen inquieto. San Juan Pablo relaciona el amor del Matrimonio con el amor de la Redención. Por Tu Matrimonio con la Iglesia nos salvaste. Por el nuestro, nos haces santos. Alabado seas Señor.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Olga: No sé que te aporta tu religión. Para mí es una comedura de coco. Os tienen alienados. Tienes que ser más moderna.
María: ¿De verdad lo quieres saber? Te puedo contar mi experiencia, pero tienes que estar sinceramente abierta.
Olga: Perdona, yo estoy abierta. No tengo prejuicios.
María: Genial. Te voy a contar qué ha ocurrido en mi matrimonio desde que entramos en nuestro camino de fe juntos. Son experiencias reales, porque tú has salido mucho con nosotros y sabes que ha habido un cambio.
Olga: Eso es cierto.
María: Pues mira. El Señor nos está enseñando a amar, y además, en nuestra intimidad con Él transforma nuestro amor misteriosamente. Ya no vivo mi matrimonio como una dificultad, sino como una oportunidad; no lo vivo como una prisión, sino como una liberación de mis caprichos, mis egoísmos, mis seguridades falsas; no lo vivo como una trampa en la que he caído por error, sino como una prueba que me hace fuerte, que da sentido a mi vida; no es para mí un lastre, sino como un enriquecimiento mutuo en el que la unión de los dos genera una energía positiva y una fuerza que nos supera y contagia a nuestros hijos y más allá; Tampoco lo vivo como un esfuerzo de dos, sino como un recipiente que se va llenando del Amor de Dios y a través del cual, Él actúa y hace sus obras divinas. No sé, me gustaría expresártelo mejor, pero es lo más que te puedo decir.
Olga: (Emocionada)
María: ¡Ey! Olga, ¿Qué te pasa, bonita?
Olga: Es que, oírte hablar así de tu matrimonio… es tan bonito… que me he emocionado escuchándote. Yo quiero vivir eso que vives tú (Se abraza a María llorando amargamente).
María: Tranquila… Tienes sed de Amor, es normal, y está a tu alcance. Puedes vivirlo. Ven con tu marido y os ayudaremos. Ahora, por la Gracia de Dios, nos hemos convertido en Matrimonio Tutor, al servicio de otros matrimonios.
Madre,
El Pan de Vida ¡Qué gran don! La Eucaristía ¡Qué gran alimento! Nuestro sacramento unido al de la Redención, ¡Qué gran Gracia Divina!. Sólo puedo dar gracias. Alabado sea el Señor por Su misericordia Sobreabundante. Amén.
«¿Y qu signo haces Tú?»
Señor, estoy rodeada de tus signos a través del Evangelio, de la Eucaristía, de la dirección espiritual….pero no los veo. Y cuando los veo, a veces no les presto atención. Estoy esperando algo extraordinario para cambiar mi vida y donarme a mi esposo, cuando realmente es lo ordinario, lo de siempre lo que me convierte. Tomar el pan que me das, tu propia carne, enterito. Tomar a mi esposo, enterito, con sus virtudes y defectos, porque es lo que me enseña el Señor con su entrega. Hasta que me duela como a Él.
Santa María está siempre a mi lado para unirme a mi esposo. Y yo solo tengo que dar las dos manos.
Me lo aplico. Besos y oraciones.
Son los caminos de Dios. Mucho ánimo.
Un abrazo.