EVANGELIO
¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 1-5
Un sábado, iba Jesús caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos.
Unos fariseos dijeron:
«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?».
Respondiendo Jesús, les dijo:
«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?
Entró en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él».
Y les decía:
«El Hijo del hombre es señor del sábado».
Palabra del Señor.
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El día del amor.
La ley del sábado, era uno de los mandamientos principales. Se estableció porque en la época del cautiverio, la gente trabajaba los 7 días de la semana y no tenía tiempo para meditar ni celebrar juntos su fe. Era necesario que tuviesen un día de descanso y lo dedicasen a su relación con Dios, para no perder la fe. Sin embargo, esta ley del amor, la convierten en un auténtico calvario que les impedía casi moverse.
La ley del amor dice que necesitamos reservar un día para la persona amada. ¿Y para nuestro matrimonio? ¿NO habrá que reservarle también un tiempo a nuestra relación de amor?
Aterrizado a la vida matrimonial:
Antonio: Cariño, tenemos tantas cosas que hacer que no paramos.
Gloria: Pues tenemos que parar, para dedicarnos al Señor y a nosotros, o si no, vamos mal.
Antonio: Recuerdo aquellas monjas que nos dijeron cuando nos vieron rezando juntos: “Muy bien, seguid así rezando juntos, porque muchos matrimonios no rezan juntos porque no tienen tiempo y lo que no saben es la cantidad de tiempo que pierden por no rezar juntos”.
Gloria: Así es. La mejor manera de aprovechar el tiempo es rezar juntos y compartir nuestras cosas. Pero no porque sea una obligación, sino porque nos amamos, y los que se aman, necesitan compartir su intimidad.
Madre,
Que nunca vivamos las leyes del amor como una carga, sino como un don de Dios para vivir Su reino en este mundo. Alabado sea por siempre.
Gracias Dios, por enmendarnos con amor. Gracias por éste matrimonio q ayuda a otros en éste difícil camino del matrimonio, bendícelos. T necesito siempre, necesito sentirme amada por ti, para amar a mi marido y mis hijos y los q me rodean, cosa q a mí me resulta imposible. ¡Ayúdame!