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RETIRO MATRIMONIOS JEREZ 14 – 16 FEBRERO 2025

RETIRO MATRIMONIOS JEREZ 14 – 16 FEBRERO 2025

Testimonio al humillarnos. Comentario para Matrimonios: Lucas 2, 1-14

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 1-14

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio.
Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad.
También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.
En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.
El ángel les dijo:
«No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».

Testimonio al humillarnos.

Hoy celebramos la ¡Feliz Nochebuena! ¡Ya llega! Qué ilusión.
Contemplamos cómo a la humillación del Señor que se despoja hoy de su condición divina para hacerse uno de tantos, le sigue la glorificación del Padre que envía a Sus ángeles a los pastores. Una legión del ejercito celestial glorificando a Dios. ¡Qué escena tan espectacular! ¡Quién la pillara!
Lo que ocurre inmediatamente después es la evangelización de aquellos pastores a los de su alrededor.
Esta es la dinámica de Dios: Humillarnos, para ser ensalzados por Él y así ser testimonio vivo que evangeliza al mundo.
Así nos lo enseña Jesús desde su nacimiento.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

María: José Luis, cada vez eres más misericordioso conmigo en los momentos en que caigo en mis debilidades. ¿Cómo lo haces? ¡Te sale mejor en la vida real que en la escenificación de la construcción!
José Luis: Bueno, María es que he visto en 1 Cor 13 un camino hacia la caridad. Empiezo por ser comprensivo con tu temperamento y las tendencias al mal típicas de tu perfil. Después, una vez que te comprendo y te excuso, tengo que buscar tu bien y el mío, apoyándome en la justicia divina. Luego humillarme contemplando lo que yo hago que no es amor, y por último pedir la gracia a través de nuestro Sacramento para que el Señor me asista y te ame sin mis límites.
María: ¡Uf! Qué complicado ¿no?
José Luis: Perdona, que me enrollo, en realidad son 4 pasos: comprenderte, buscar tu bien, humillarme yo y contar con la gracia de Dios para amarte mejor.
María: ¡Ah! Más fácil así. Pues gracias porque cada día me gustas más. Un día vas a conseguir que reviente de amor por ti. Jajaja
José Luis: Avísame antes para apartarme y que no me salpiques mucho.
María: Jajaja. Siempre tan bromista.

Madre,

Que sigamos las pautas del Amor de Dios. Alabado sea.
Y… ¡Feliz Nochebuena!

 

Una misión mayor. Comentario para Matrimonios: Lucas 1, 57-66

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 57-66

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo:
«¡No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues ¿qué será este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.

Una misión mayor.

La vocación de Juan estaba predestinada por Dios. Qué importante es la docilidad en nuestra relación con Dios. Aunque a Zacarías le costó verlo, al final entiende que no podía ponerle a su hijo su nombre para reconocerlo como primogénito, porque ese niño tenía una misión mucho más grande designada por Dios que la de ser su primogénito. Y así da testimonio ante el pueblo que reconoce los planes de Dios en él, llamándole Juan.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

José Luis: Perdóname cuando me quejo de ti, Patricia. Sé que eres mi vocación así, tal como eres. Estás en construcción y precisamente mi misión es ayudarte a crecer en el amor. Y a veces, no sólo no te ayudo, sino que encima me quejo.
Patricia: Gracias por tu testimonio de humildad, José Luis. Me ayudas muchísimo simplemente siendo tú, porque eres mi vocación y Dios ha sembrado en mí la semilla de Su Amor por ti. Así que, no tienes que hacer nada especial, sólo ser tú y luchar por hacer la voluntad de Dios.
José Luis: Vaya, gracias. Creo que vamos a tener que dejar de escenificar la destrucción por fin y hacer la construcción, que cada vez se nos da mejor. Jajaja.
Patricia: Desde luego. ¿Y lo guapo que te pones cuando estás lleno del Señor? En esa sonrisa tan preciosa sólo veo la alegría de Dios.

Madre,

Que reconozcamos la grandeza de nuestra vocación y ya no haya más quejas, sólo docilidad ante Dios y ante nuestro esposo.

Evangelio de la alegría. Comentario para Matrimonios: Lucas 1, 39-45

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1, 39-45

En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a un a ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del
Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Evangelio de la alegría.

Podríamos definir hoy este Evangelio como el Evangelio de la alegría. Una alegría que tiene como origen la acción milagrosa de Dios que da vida a través de dos mujeres: Una estéril y la otra Virgen. Día casos imposibles para los hombres pero para Dios no hay barreras. Él siempre puede más.
También se alegra el niño en el vientre de Isabel, y seguro que se alegra también Jesús en el vientre de María aunque no pueda manifestarlo físicamente.
Cuando Dios organiza un encuentro, siempre es el encuentro de la alegría. Recordamos también el primer encuentro entre el hombre y la mujer, aquella que fue la mayor fiesta de la humanidad según San Juan Pablo II, cuando el hombre exclama «esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne».
Disfrutemos con alegría de los encuentros que Dios organiza, y nuestro matrimonio es un precioso encuentro en el que es Dios quien nos hace uno.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Laura: Rubén, desde que sé que fue Dios quien planeó nuestro encuentro desde toda la eternidad, no puedo evitar vivirlo con más alegría.
Rubén: Pues nada, Laura, déjate llevar por esa alegría, porque esa alegría viene de Dios.
Laura: Eres lo más importante para mí. Estando tú, no necesito nada más.
Rubén: Yo en ti, tú en mí y el Señor y Ntra. Madre en nosotros. ¿Se puede ser más feliz? Yo creo que no.
Laura: Yo creo que tampoco.

Madre,

Gracias por mostrarnos donde está el verdadero motivo de nuestra alegría, que es en Dios y entre nosotros. Alabado sea Dios, que nos ha unido y estamos alegres.

¿Te subes al carro? Comentario para Matrimonios: Lucas 1, 39-45

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-45

En aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

¿Te subes al carro?

Esta es la novena bienaventuranza: Bienaventurado el que haya creído porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá. No sé a vosotros, pero a nosotros nos ha dicho que vamos a ser santos por el matrimonio el día que nos casamos. Nos ha dado este Sacramentazo capaz de hacerlo realidad y ¡Nos lo hemos creído! ¿Te subes al carro de los que hemos creído?

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Felipe: Agustina, ¿por qué estás tan cariñosa y tan pendiente de mí últimamente?
Agustina: Pues porque me he creído que, por nuestro Sacramento del Matrimonio, en todo lo que hago por ti, Felipe, interviene el amor de Cristo y nos santificamos por su poder redentor.
Felipe: ¿Tiene eso que ver con que nuestro Sacramento es un signo visible de algo sobrenatural que ocurre y que es mucho más grande pero invisible?
Agustina: Totalmente. La prueba tiene que ser que lo que sucede es muy desproporcionado comparado con lo que haces. Es como lo que ocurre en los retiros, que lo que hacemos no justifica los milagros que allí ocurren. Pues igual en nuestro matrimonio pero mucho más porque nos une un Sacramento que es eficaz.
Felipe: ¡Qué rebueno! ¿Lo puedo probar?
Agustina: Sí claro, pero debes hacerlo con fe, porque actúa según tu fe.

Madre,

Nos subimos a tu carro, el de los bienaventurados porque hemos creído. Todo para mayor Gloria de Dios.