Archivo del Autor: Esposos Misioneros

Esposos “ardientes”. Comentario para Matrimonios: Lucas 12, 49-53

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

EVANGELIO

No he venido a traer paz, sino división.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo, tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».

Palabra del Señor.

 

Esposos “ardientes”.

Encontrarme con Cristo produce efectos profundos en mí. Él prende fuego a mi vida, quemando todo lo viejo para sembrar algo totalmente nuevo. Es una revolución interior, en la que todo lo que me interesaba deja de interesarme, porque he descubierto algo o mejor dicho, Alguien que lo supera infinitamente: Cristo.
Él y Su plan para mí, me llena de alegría y de Esperanza. Sí, mi vida cobra sentido, mi sufrimiento también, mi relación con mi esposo se convierte en algo sagrado, todo lo que me rodea es un don y las dificultades se transforman en oportunidades para llegar a Él.
Qué mal lo hacemos cuando evangelizamos con cara de pasa, o cuando vivimos el matrimonio como una carga, porque no transmitimos la verdad. El Evangelio no es una represión, es una liberación. Y todo lo demás, lo estimo basura.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Cristina: Nos habláis de que se imprescindible encontrarse con Cristo para sanar y construir nuestro matrimonio, pero no entiendo por qué.
Matrimonio Tutor: Para poder amar, tengo que llenar mi corazón de amor. Dios es amor y es el único que puede dármelo. Mi corazón se llena de buenos pensamientos y buenos deseos hacia mi esposo. Es importante mantener una relación de corazón con Él, porque del corazón mana la vida o la muerte. El corazón es capaz de un eterno crecimiento en odio o en amor. ¿Tienes experiencia de que tu corazón crezca en odio o en amor?
Cristina: Sí, eso es cierto.
Matrimonio Tutor: Y ¿cuáles son tus pensamientos y deseos hacia tu esposo?
Cristina: No le deseo nada malo, pero mis pensamientos hacia él no son buenos, la verdad.
Matrimonio Tutor: Pues cada tentación que vives es una pregunta para tu alma: ¿Quién eres? ¿Hijo de Dios o un ser terrenal. ¿Sigues tus pasiones o amas a Dios? Dios permite la tentación como un medio por el cual nos manifestamos en Su contra o a Su favor. Cada tentación es una oportunidad para el corazón, de crecer en el amor y en unión con Él, y por tanto, crecer en amor a tu esposo y tu familia. Estos son los verdaderos esposos “ardientes”, aquellos a los que les arde el corazón de puro amor.

Madre,

El Señor me ha cautivado el corazón, y eso hace que deje de pecar de pensamiento, sino que mi pensamiento está en Él y en Su obra. Si sólo pienso en Él y en la misión que me ha encomendado, entonces daré gloria a Dios con mi vida. Bendito y alabado sea el nombre del Señor.

Lo que Él quiere darle. Comentario para Matrimonios: Lucas 12, 39-48

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

EVANGELIO

Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 39-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.

Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Pedro le preguntó:

«Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?».

Y el Señor le dijo:

«¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?

Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad
os digo lo pondrá al frente de todos sus bienes.

Pero si aquel criado dijere para sus adentros: «Mi señor tarda en llegar», y empieza a pegarles a los criados y a criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.

El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá pocos.

Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más se le pedirá».

Palabra del Señor.

 

Lo que Él quiere darle.

¿Quién es el esposo fiel y prudente? Ese al que mucho se le ha dado y el Señor espera que lo administre adecuadamente, es decir, que viva para administrarlo.

Hoy estaba ante la cruz y me decía a mí mismo: Si yo amo a mi esposo y amo al Señor, debería entregarle a mi esposo lo que el Señor quiere darle. Después, en la Eucaristía, viendo la entrega de Su Cuerpo y Su Sangre, me volvía a plantear lo mismo: Esa entrega es lo que el Señor quiere que yo le administre. Yo la he recibido del Señor y Él quiere entregarse a mi esposo, pero quiere que sea yo quien le administre esa entrega con mi entrega.

De tal manera que, si mi esposo es pecador, tengo motivos para entregarme por él o ella. Y si es más pecador, tengo más motivos para entregarme por él o por ella para su santificación. Eso se ser esposo fiel y prudente.

 

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ramón: Hoy miraba al Crucificado y me parecía como que me llamaba y me decía: “Y tú ¿qué?” “¿No ves cómo me entrego yo por tu esposa? ¿Y tú… ¿qué?”. Me sentí como sacudido por la gracia y deseoso de entregarme a ti. Aquel Crucificado me increpaba. Entonces le dije al Señor. Señor, yo quisiera entregarme como Tú, pero me frena que a veces no se lo merece. Cuando me desprecia, cuando no valora mi entrega, cuando no es fiel a su promesa matrimonial… Siento que no se lo merece. Entonces empezó la Eucaristía y contemplaba la Sangre de Nuestro Señor. Y claro, la reconocí enseguida: Esa es ¡la Sangre vertida injustamente! por nuestra salvación. Esa Sangre es la prueba de que nosotros no merecíamos Su padecimiento. Poco después, en la acción de gracias, el Señor, que acababa de entrar en mí me decía: Ella se merece lo que yo quiera darle, que es mi Cuerpo y mi Sangre, y ella se merece que se lo entregues tú conmigo. Entonces, abrumado, compungido, le pedí perdón al Señor por no haberme entregado por ti tantas veces como te lo merecías y yo había considerado que no. Se me retorcía por dentro el corazón tomando conciencia de que cuanto menos te lo mereces según mi criterio, más te lo mereces según el amor misericordioso de Dios. Y el dolor se transformó en arrepentimiento y en deseos de amarte de verdad, a la manera de Dios.

 

Madre,

Al que mucho se le dio mucho se le pedirá. Yo miro al Crucificado y esta frase se me clava en lo más profundo de mi alma. Madre, danos la gracia para responder a tanto amor. Alabado sea el Señor.

Por lo que hace en ti. Comentario para Matrimonios: Lucas 12, 35-38

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

EVANGELIO

Bienaventurados los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 35-38

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.

Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.

Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos».

Palabra del Señor.

 

Por lo que hace en ti.

Hay muchas posibles interpretaciones sobre ese “estar en vela”. Pero hoy queríamos centrarnos especialmente en una: Estar enamorados del Señor y entre nosotros, porque además, una cosa lleva a la otra.

Cuando amo al Señor, el don de Piedad me lleva a amar también a mi esposo. Porque Él ama a mi esposo, yo tengo que amarle necesariamente: Que nos amemos como Él nos ha amado. Pero es que, si amo a mi esposo, querré lo mejor para él o ella por encima de todo. Y lo más grande que puedo querer es que Cristo le haga uno con Él. Por tanto, amando a mi esposo, amaré también al Señor.

 

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ramón: En Misa, en la comunión, me gusta que comulguemos juntos. ¿Sabes sobre todo por qué?

Rosa: No. ¿Por qué?

Ramón: Porque veo entrar al Señor en ti. En ese momento experimento un enorme agradecimiento al Señor por lo que está haciendo en ti. Te está incorporando a Su Corazón. Hasta ahora me enamoraba de Él que quisiese incorporarme a mí en Su Corazón. Pero últimamente me gusta más centrarme en lo que Él va haciendo en ti, lo que te ama y cómo quiere por encima de todo adherirte a Él. Bien, pues eso hace que le ame mucho más y con más agradecimiento que cuando lo pienso para mí.

Rosa: O sea, ¿que te une más al Señor tomar conciencia de lo que hace en mí y el amor que me tiene que lo que hace en ti? Creo que el amor que me tienes está siendo más grande que tú mismo. Creo que ese amor tiene que venir de Dios. Me encanta. Me parece que el Señor está haciendo grandes cosas en ti.

 

Madre,

Que tengamos la lámpara del amor encendida constantemente, día y noche. Que el Amor de Dios se vaya adentrando cada vez más en nosotros hasta hacernos uno, una comunidad-comunión. Alabada sea Comunión de Dios uno y Trino.

Compañía aseguradora. Comentario para Matrimonios: Lucas 12, 13-21

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

EVANGELIO

¿De quién será lo que has preparado?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo:
«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo:
«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola:
«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose:
«¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha».
Y se dijo:
«Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente».
Pero Dios le dijo:
«Necio, esta noche te van a reclamar el alma, ¿de quién será lo que has preparado?»
Así es el que atesora para sí no es rico ante Dios».

Palabra del Señor.

Compañía aseguradora.

El mejor seguro de vida no es de este mundo. No es un seguro de vida, sino de Vida con mayúsculas. Porque el mejor seguro de vida consiste en ser rico ante Dios.
Por tanto, la mejor compañía aseguradora para nosotros es la compañía de nuestro esposo, porque en nuestro Amor Conyugal podremos ser ¡Ricos ante Dios!

Aterrizado a la Vida Matrimonial:

Silvia: ¿Por qué pones hoy en el comentario Vida con mayúsculas?
Paco: Porque hoy deberíamos hablar de cómo alcanzar la Vida con mayúsculas en nuestra vida conyugal diaria.
Silvia: Y ¿cómo dirías tú que se hace?
Paco: Yo creo que nuestro matrimonio es como un contrato de seguros en el amor, que mantenemos pagando las cuotas de amor diario, de manera que, cuando venga algún siniestro, tengamos ese seguro que nos da la cobertura necesaria.
Silvia: ¡Ay hijo! Cómo se nota que eres hombre… Qué poco romántico suena eso. Pero bueno, entiendo lo que quieres decir. Que la seguridad no nos la dan las cosas de este mundo, sino mantener el amor de Dios entre nosotros.
Paco: Bravoooo… lo ha dicho mucho más bonito. Las cosas de este mundo, se corroen y desparecen. El Amor que Dios nos da a través del Espíritu Santo, permanecer y salta hasta la Vida eterna.

Madre,

Que seamos ricos ante Dios por el Espíritu Santo que se nos ha dado entre nosotros. Alabado sea Dios que nos da tesoros para el cielo a través de nuestro matrimonio.

Someterse para rescatar. Comentario para Matrimonios: Marcos 10, 35-45

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

EVANGELIO

El Hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 35-45

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir».
Les preguntó:
«¿Qué queréis que haga por vosotros?».
Contestaron:
«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».
Contestaron:
«Podemos».
Jesús les dijo:
«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, llamándolos, les dijo:
«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».

Palabra del Señor.

Someterse para rescatar.

Jesús participa de una trifulca entre Sus discípulos, pero Él no aplica criterios humanos para resolverla, sino que aplica el Evangelio. Les anima en esas circunstancias a ser esclavos unos de otros, a someterse, como Él, que se somete y da Su vida en rescate por muchos.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Montse: Gracias esposo, porque me estás enseñando con tu sometimiento. Me doy cuenta que cuando tengo sentimientos contra ti, en lugar de revelarte, de crecerte frente a mí, de exigir tu justicia, coges y te sometes, te humillas y me amas.
Íñigo: Gracias a ti, por adjudicarme el mérito, pero tú me conoces y sabes que esto no puede venir de mí, sino que viene del Señor que viene en mi auxilio para entregarse por tu salvación.
Montse: Alabado sea el Señor. Espero ser dócil al Espíritu Santo y no volver a ir contra ti, sino someterme a ti como al Señor.

Madre,

Que aprendamos a hacernos pequeños y humildes para que el Señor ensalce nuestro amor. Alabado sea Dios.