EVANGELIO
Se bautizó Jesús y vio que el Espíritu de Dios se posaba sobre él.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 3, 13-17
En aquel tiempo, vino Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.
Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
«Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?».
Jesús le contestó:
«Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda justicia».
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una luz de los cielos que decía:
«Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».
Palabra del Señor.
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Abajarse para salvar.
Hoy celebramos el Bautismo del Señor. En él concurren varios acontecimientos, dos de los cuales nos gustaría resaltar. En primer lugar, la manifestación de la Santísima Trinidad. Por primera vez aparecen juntos el Padre, que se hace presente mediante esa luz y esa voz venida del cielo, Jesús a quien el propio Padre presenta como Su Hijo amado, y el Espíritu Santo que se cierne sobre Jesús en forma de paloma. En segundo lugar, vemos cómo Jesús se presenta a Juan para ser bautizado. Claramente es un acto de humildad y sometimiento. El que es la Palabra se somete al que sólo es voz, el que es la luz se somete al que sólo es lámpara, el que es el Mesías se somete al precursor. Y todo ello por voluntad del Padre. Así lo manifiesta Jesús cuando dice: “conviene que cumplamos toda justicia”. Es voluntad de Dios que Su Hijo se someta a los hombres y asuma nuestros pecados para nuestra salvación. Esto es amor y lo demás son tonterías. ¡Sólo Dios! Esposos, ¡Sólo Dios!
Aterrizado a la vida matrimonial:
Laura: Andrés, si he sido yo la que he metido la pata ¿Por qué te quieres hacer tú responsable ante tus padres?
Andrés: Laura, lo he discernido con el Señor y me ha pedido que sea así. Deja que me echen la culpa a mí. Se enfadarán muchísimo conmigo, pero me lo perdonarán en seguida. Para ellos es más fácil perdonarme a mí porque soy su hijo. Contigo, quieras que no, les iba a costar más.
Laura: Ya, Andrés, pero no es justo que tú sufras por mi culpa.
Andrés: Sí, Laura, sí. Es justo que cargue con tus culpas. Dios lo hace así conmigo para mi redención y esto es la justicia divina. A mí me pide ahora que haga lo mismo contigo en Su nombre. Yo, en Su nombre, asumo tus culpas para tu redención.
Laura: Gracias, Andrés. Eso sí que es amar como esposo cristiano. Te debo una muy grande.
Andrés: No Laura, se la debes al Señor. Y yo también. Y una mucho más grande que esta.
Madre,
Abajarse para salvar, ese es el camino que nos muestra Dios. A Él seguimos. Alabado sea por siempre.