EVANGELIO
Salió el sembrador a sembrar
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y toda la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló muchas cosas en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor.
Nota: El 19 de julio a las 20:00, primer encuentro de Proyecto Amor Conyugal en Barcelona. Para más info:
¿Nos falta tiempo?
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
El que quiera escucharlo, que lo escuche, porque debemos estar bastante cerrados para no enterarnos de lo que hoy nos dice el Señor. Somos limitados y esto implica que tenemos unas capacidades. Por ejemplo el tiempo, es un don de Dios, pero es limitado. Todos nos quejamos de que nos falta tiempo, pues queremos abarcar más de lo que podemos asumir. Dios no puede haberse equivocado en el número de horas que tiene un día. La pregunta que tengo que hacerme es: Me falta tiempo ¿para qué? Si la respuesta es que me falta para las dos cosas más importantes de mi vida, que son Dios y mi esposo, mal vamos. Tendré que sacar otras cosas de mi agenda para que éstas no falten.
De eso va el Evangelio de hoy. Si introduzco distracciones, será como la semilla que cae al borde del camino. La gracia que Dios derrama sobre mí, se la llevarán las distracciones y no calará. Otras veces será dejarme llevar por las emociones: Subidón que cae a la misma velocidad que subió. Necesitaré poner mi voluntad por encima de las emociones, para que a la primera caída no se pierda la gracia recibida. Y por último, mis pecados, el orgullo, la vanidad… pueden hacer que la Gracia pierda su efecto. Tengo que ir purificando mi corazón, para dejar hueco a la Gracia.
Por estos tres motivos, se derrama la gracia que Dios nos da en el Sacramento del Matrimonio. Si mi matrimonio es igual que el de otra pareja que no tenga el Sacramento, es que estoy derramando la Gracia que Cristo nos da. Ordenando mis prioridades, seré tierra fértil donde el Señor podrá sembrar. Luego los frutos serán más o menos, pero habrá frutos.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Pedro: Cariño, llegamos por la noche, nos ponemos a leer todos los whatsapp del día, y al final nos quedamos casi sin oración conyugal.
María: Pues tienes toda la razón.
Pedro: Si te parece, a las 10 de la noche apagamos el wifi ¿Vale?
María: Vale, mi amor. Lo que pasa, es que a esa hora ya no soy persona, y no aprovecho bien la oración contigo. ¿Qué te parece si nos acostamos a esa hora y nos levantamos antes?
Pedro: Uy! A mí me va a costar, porque por las mañanas me cuesta arrancar, pero vale, vamos a intentarlo.
(Y Dios ayudó a Pedro, y comenzaron a tener unas oraciones preciosas que les unieron muchísimo).
Pedro: Cariño, me he dado cuenta que, después de rezar contigo, mi día se hace más alegre, voy con más ganas a trabajar. Además me hace tomar conciencia de que estoy en este mundo para amarte, y me ayuda a aplicarlo durante el día.
María: Alabado sea Dios.
Pedro: Alabado sea por siempre.
Madre,
A veces el problema es no saber, pero otras veces, sabemos qué es lo importante y no queremos darle la prioridad que merece. El Demonio nos tienta, nuestra carne se hace perezosa, y el mundo nos invade con sus distracciones. Pero tenemos un firme deseo de no dejarnos llevar. Es mucho lo que nos perdemos. Alabado sea el Señor que nos da Su gracia. Señor, quiero acogerte completamente. Amén.