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EVANGELIO
Yo soy la puerta de las ovejas.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 1-18.
En aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».
Palabra del Señor.
Ladrón de intimidades.
Ladrón es el que entra para robar, llevarse algo de otro en su propio beneficio. Yo no soy pastor de mi esposo, pero sí debo tomar como referencia la relación que Jesús tiene con nosotros para aprender cómo debe ser mi relación con mi cónyuge. Según eso, me pregunto: En mi relación con mi esposo ¿soy ladrón que entra para llevarse lo que le apetece o entro en su intimidad para llamarlo por su nombre y que conozca mi voz?
Además, el matrimonio debemos entrar por Su puerta para encontrar el alimento que nos llena de vida.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Julieta: Tengo un vicio enorme en mi manera de relacionarme contigo, y es que si me descuido estoy pendiente de lo que no me das, de lo que no me dices, de si no me escuchas, de si no haces algo por mí… Claro, el resultado es que tengo un descontento generalizado porque sólo miro lo que no recibo de ti. O lo que recibo y es inadecuado.
Manu: Por desgracia, es una tendencia que tenemos la mayoría, y en cambio lo bueno, lo que sí hacemos el uno por el otro, eso nos pasa casi desapercibido.
Julieta: Pues eso, Manu, que he sido creada para donarme a ti y no paro de mirar lo que tú no haces por mí.
Manu: Bueno, Julieta, para empezar es muy bueno que tomes conciencia del problema porque eso significa que el Señor te quiere ayudar a superarlo. Ánimo, yo estoy contigo.
Madre,
El Señor pone a nuestro lado a un hijo Suyo para convertirlo en nuestra misión principal. Que sea así entre nosotros. Alabado sea el Señor que nos da este precioso don.