Archivo por meses: julio 2025

“Guía Magdalena”. Comentario para Matrimonios: Juan 20, 01-02. 11-18

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según San Juan 20, 01-02. 11-18

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella les contesta:
«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
«Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?».
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».
Jesús le dice:
«¡María!»
Ella se vuelve y le dice:
«¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!».
Jesús le dice:
«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”».
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:
«He visto al Señor y ha dicho esto».

“Guía Magdalena”

Los 5 pasos de la “Guía Magdalena” para ver a Cristo en mi esposo:
(1) Madruga, da tú el primer paso. Adelántate y sal a su encuentro, poniéndolo en primer lugar, aunque no lo veas claro.
(2) No vivas con indiferencia. Atrévete a mirar de frente el dolor que te causa y deja que ese sufrimiento ensanche y purifique tu corazón.
(3) Persevera, incluso cuando no logres reconocer a Jesús en tu esposo, en medio de las tareas y tensiones del día a día.
(4) No te dejes arrastrar por la rutina. Vuelve a llamarlo por su nombre, no desde lo que tú esperas de él, sino desde lo que realmente es.
(5) No intentes retenerlo. Ámalo con libertad, sin querer poseerlo, amándolo como Dios lo ama.
Señor, ¡vives en mi esposo! Bendito y alabado seas.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

(Dialogo entre Rocio y su director espiritual sobre su matrimonio con Armando)
Rocío: padre, últimamente siento que estoy sola en mi matrimonio… como si algo hubiera muerto entre Armando y yo. No discutimos, pero tampoco nos encontramos. Y me duele.
Director espiritual: ¿Qué haces con ese dolor, Rocio?
Rocío: al principio me volví indiferente. Pero estos días en la oración me he descubierto llorando en silencio. No con lágrimas de rabia, sino de tristeza. Como si estuviera al pie de un sepulcro… como María Magdalena.
Director espiritual: qué hermoso que te reconozcas ahí. María no huyó del sepulcro vacío. Se quedó. Lloró. A veces el amor verdadero no actúa, simplemente permanece llorando con fidelidad. Y eso ya es esperanza.
Rocío: pero me siento débil, como si no sirviera de nada llorar por él…
Director espiritual: ¿y no es así como Dios nos ama? ¿Acaso no lloró Jesús por Jerusalén, por nuestro rechazo? Las lágrimas de amor no son pérdida, son semilla de resurrección. María lloró y el Resucitado se le apareció. Porque las lágrimas fieles limpian los ojos del alma.
Rocío: Entonces ¿no debo huir de este dolor?
Director espiritual: no. Quédate como María. No huyas. No acuses. Llora con Dios, no sola. Y dile a Jesús: “Estoy aquí… sin entender, sin ver… pero no me voy.” Esa permanencia tuya ya es fe. Y un día, como a María, Él te dirá: “¡Rocío!” … y entonces volverás a reconocerlo también en tu esposo y te irá mostrando qué hacer y sobre todo cómo acoger cada situación con Armando.
Rocío: (emocionada) gracias, Padre… Hoy necesitaba que alguien me recordara que amar también es quedarse y llorar… pero con esperanza, no buscándome a mí, sino a Él.

Madre,

Enséñame a permanecer en aquellas situaciones que no entiendo para ver a tu Hijo. Alabado sea el Señor resucitado.

Queremos ver un signo. Comentario para Matrimonios: Mt 12, 38-42

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 38-42

En aquel tiempo, algunos escribas y fariseos dijeron a Jesús:
«Maestro, queremos ver un signo tuyo».
Él les contestó:
«Esta generación perversa y adúltera exige una señal; pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo: pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón».

Queremos ver un signo.

Quien pide ver un signo, es porque no cree. Y yo ¿me creo que Tú estás vivo y presente entre nosotros cada día?, ¿creo en la alianza de amor que has sellado con mi esposo y conmigo en nuestro sacramento? Jesús, hoy Tú, que eres la Verdad, me dices que quien no reparó en gastos ni incomodidades para escuchar la sabiduría de un elegido de Dios, y quienes se convirtieron con la proclamación de un profeta, se van a alzar en juicio contra esta generación y van a hacer que la condenen, porque aquí, ahora, hay Uno que es más, más que nadie, más que todo (en el Evangelio del viernes nos decías también que “aquí hay uno que es más que el templo”), porque Tú estás aquí, te has quedado aquí, con nosotros y entre nosotros. Tú, que concediste sabiduría a Salomón, Tú, que hablaste a través de Jonás, Tú estás aquí, realmente vivo y presente en cada sagrario, y en medio de nosotros cuando dos o más nos reunimos en Tu nombre. Y sin embargo, teniéndote así de cerca, a veces no Te vemos. No nos damos cuenta de lo afortunados que somos. ¿Qué más signo pido?
Señor mío y Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo, y te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Luis: Carmen, mira, como estás cansada, ¿qué te parece si mientras recojo la cocina te arreglas un poquito y nos vamos un rato a la capilla de adoración perpetua?
Carmen: Ay, Luis, hoy no, estoy soñando con tirarme en el sofá y ver un capítulo de mi serie favorita para descansar.
Luis: ¿qué te va a aportar eso? ¿Qué hay mejor para descansar que acudir a Nuestro Señor? Tenemos la inmensa suerte de tener cerca esa capilla, donde el Señor nos acoge, Su Corazón latiendo por nosotros, nos recibe con los brazos abiertos, Le damos una inmensa alegría cada vez que vamos, y encima descansamos en Él. Y podemos hacer tranquilamente allí nuestra oración personal, y luego, al volver a casa, hacemos la oración conyugal. ¿Qué puedes hacer mejor que eso?
Carmen: Tienes razón. Nada puede ser mejor que estar un rato con el Señor, que nos redimió y se quedó con nosotros para siempre. No podemos dejarle solo. Vayamos a darle gracias por todo lo que nos ha dado este día. Además, es verdad que cada vez que vamos, vengo renovada y más descansada que con cualquier otra cosa. Gracias por ayudarme a vencer mi pereza.
Luis: Gracias a ti, por haberme acercado al Señor. Ahora me gusta ir y hacer oración contigo. ¡Qué alegría poder ir juntos a estar con el Señor!

Madre,

Te damos gracias por entregarnos a Tu Hijo. Enséñanos a descansar en Él, y a confiar en Él, como Tú confiaste y descansaste siempre en Dios ¡Bendita seas Madre! ¡Alabado sea por siempre Nuestro Señor!

EscucharTe. Comentario para matrimonios Lucas 10, 38,42

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano». Respondiendo, le dijo el Señor: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».

EscucharTe

Cuando tenemos un encuentro con el Señor ¡qué fácil resulta estar a Sus pies, como María, escuchando Su Palabra! Pasar horas ante el Sagrario y en Adoración, rezar el Rosario… pero todo esto nos debe llevar a la acción. A llevar Su Palabra a los matrimonios necesitados, a tantas familias que sufren porque no conocen la Verdad y la Belleza del matrimonio como Dios lo pensó. Y ahí, en la «segunda conversión», es donde podemos caer fácilmente en el activismo. En ser Marta y dejar de ser María… y eso nos puede alejar de lo verdaderamente importante. ¿Qué vamos a transmitir a los demás si no tenemos al Señor en el corazón? Seamos transmisores de Su Luz y de Su Sal, sin Él no somos nada.

Aterrizado a la vida Matrimonial

(Ana y Jorge en su oración conyugal)
Ana: Jorge, el Señor me ha mostrado la necesidad que tenemos de pasar más tiempo ante el Sagrario, juntos. De parar todos los días y nutrirnos de Su Palabra y de Su Amor. En el último mes me noto muy distraída e inquieta.
Jorge: ¡Qué grande es el Señor! Justo me ha enseñado lo mismo, estamos colaborando mucho y me encanta el bien que nuestro pequeño «sí» está haciendo en tantos matrimonios. Pero es verdad que parece que la vida no cunde, se acumulan las tareas y no es fácil priorizar cual es la más importante…
Ana: Me ha venido muy fuerte al corazón unas palabras de Santa Teresa de Calcula, cuando sus monjitas le dijeron que no tenían suficiente tiempo para atender a tantos enfermos y moribundos ¿qué les dijo ella? Que debían estar una hora más diaria en oración ante el Sagrario.
Jorge: ¡Qué bueno! Me encanta, pues vamos a ponernos a ello de inmediato. Desde mañana mismo, cuando termine la Misa nos quedamos ante el Sagrario, juntos en oración. Seguro que el tiempo nos cunde mucho más. Si hicieran falta días más largos, seguro que el Señor nos hubiera dado más de 24 horas.
Ana: Jajaja, totalmente de acuerdo.

Madre,

Ayúdanos a perseverar en la oración, y a guardar todo lo que Él nos enseña en nuestro corazón. ¡Alabado y bendito sea el Señor por siempre!

Silencio. Comentario para Matrimonios: Mateo 12, 14-21

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 12, 14-21.

En aquel tiempo, al salir de la sinagoga, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos lo siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran.
Así se cumplió lo dicho por medio del profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, en quien me complazco. Sobre él pondré mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, nadie escuchará su voz por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no lo apagará, hasta llevar el derecho a la victoria; en su nombre esperarán las naciones».

Silencio.

Hoy el mundo necesita mucho de todos nosotros para que siga siendo un lugar mejor y a veces parece que tenemos todo en contra, incluso en nuestro matrimonio. El hombre fue creado por amor y para dominar al mundo, a través del amor. Pero puede parecer que la forma de hacerlo es ir imponiendo el amor, a través de nuestro criterio (aunque sea bueno) olvidando que la mejor manera de amar a los demás empieza por nosotros mismos. Que importante y necesario es hacer con los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti. Además, tenemos el ejemplo de Cristo que a pesar de hacer el bien a los demás a través de entregarse por completo, todavía querían acabar con El, y al enterarse se “quitaba del medio” y seguía con su misión en silencio, sin destacar, pero seguía haciendo el bien y eso atraía a muchos más.
Con qué facilidad nos pasa esto en el matrimonio cuando uno quiere tener razón y estar por encima del otro cueste lo que cueste. Pero nuestra respuesta tiene que ser guardar silencio, pero no por resignación sino por amor. Qué valor tan grande y desconocido tiene el silencio, que es la calma del corazón y es la paz que hace posible repartir el amor de Dios al que te humilla, te desprecia y te juzga.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Gonzalo: Qué cansado estoy de lo que van diciendo sobre lo que hemos hecho o dejado de hacer. Por mucho que uno se esfuerce sólo recibe críticas y oposiciones.
Blanca: Lo importante, Gonzalo, es que lo estamos haciendo pensando en el bien de los demás.
Gonzalo: Sí, me dan ganas de contestar y ponerles las cosas claras.
Blanca: Eso no sirve para nada, nosotros tenemos que seguir entregándonos sin condiciones y haciéndolo con todo el amor del mundo. Nos equivocaremos muchas veces porque no somos perfectos, pero nuestra respuesta siempre tiene que ser el silencio, tanto para lo bueno como para lo malo.
Gonzalo: Qué razón tienes Blanca. Igual de importante es recibir en silencio los halagos como las críticas.
Blanca: Eso es. Las criticas para saber que tenemos que mejorar y los halagos para glorificar a Dios con nuestro trabajo.

Madre,

Cuanto tenemos que aprender de tu discreción y sencillez, guardando en el corazón todo lo que no entendemos. Vivamos en el claustro de Tu Inmaculado Corazón para dar toda la gloria al Señor. Bendito sea Dios.

Ganar en el amor. Comentario para matrimonios: Mateo 12, 1-8

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-8

En aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los fariseos, al verlo, le dijeron:
«Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado».
Les replicó:
«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes.
¿Y no habéis leído en la Ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?
Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.
Si comprendierais lo que significa «quiero misericordia y no sacrificio», no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».

Ganar en el amor

Los fariseos reprochan a Jesús que los discípulos arrancaran espigas en sábado. El sábado era un día sagrado, reservado para el descanso, según la Ley. Las normas eran estrictas y se habían convertido en algo rígido. Habían confundido los medios con los fines y habían descentrado el corazón de lo esencial que es el amor. Jesús usa las Escrituras para corregir una interpretación rígida de la ley y sin anularla le da un sentido profundo, desenmascarando así una religiosidad enfermiza que cumple normas, pero no ama. Jesús nos enseña que la misericordia está por encima de la norma, y las normas al servicio del amor.
En el matrimonio muchas veces los esposos nos exigimos el uno al otro nuestra propia ley, la ley de “mi razón”, imponiendo así mi forma de hacer las cosas, mis criterios y mis razones. ¡Cuánto nos cuesta ceder en tener razón y renunciar a que se hagan las cosas como yo quiero! Hoy el Señor nos enseña la ley del amor y de la misericordia y me doy cuenta que imponer mi ley incluso aunque sea razonable puede romper la comunión con mi esposo y esto no le agrada al Señor. Es preferible perder la razón, pero ganar en el amor. Gracias Señor por enseñarnos y alertarnos de lo que puede ocurrir fácilmente en nuestro corazón.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Sofia: ¡Me encanta el Señor! Cada día me enamoro más de Él. Fíjate con que delicadeza nos enseña a centrar el corazón en lo importante. En cada evangelio le voy conociendo un poquito más y cuanto más le conozco más me enamora. Hoy mientras rezaba esto de la misericordia era como si el Señor me dijera: “Tu eres mi abrazo para Álvaro, tú eres mi sonrisa, mi paciencia, mi ternura…”
Álvaro: ¡qué impresionante es esto! Somos Su rostro en casa. Estamos llamados a encarnar la misericordia de Dios. Nuestros ojos, oídos, manos…nuestros cuerpos, nuestras palabras… ¡todo! Está hecho para transmitirnos su misericordia. Ahí está Dios, amando a través de ti. ¡Me encanta que el Amor tenga rostro: ¡tu rostro, el mío… y el de Dios entre nosotros!

Madre,

Que nuestra ley sea la misericordia y el amor. Ayúdanos a mirarnos a través de tus ojos misericordiosos y a que seamos portadores de la ternura de Dios el uno para el otro. ¡Madre de Misericordia, ruega por nosotros!