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Muestreo de pureza. Comentario para Matrimonios: Lucas 6, 39-45

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 39-45

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca».

Muestreo de pureza.

Lo que nos decimos los esposos, es un buen muestreo de la pureza o impureza de nuestro corazón y en consecuencia, de la calidad de nuestro amor.
Ahí no hay engaño posible. Contemplo cómo le hablo a mi esposo y qué cosas le digo, y si me quejo de él o de ella o bendigo a Dios en todo momento por mi esposo.
Después quizás, tenga un corazón contrito y humillado.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Jaime: Creo que soy demasiado rápido para juzgarte duramente. ¿Qué debo hacer?
Lorena: Pide perdón por las veces que has intentado sacar la mota de mi ojo sin reparar en la viga del tuyo. He aprendido que no hay nada más grave que la soberbia de creerse con derecho a juzgar a los demás. Por eso, también te pido perdón a ti. Porque te he hablado mal muchas veces y te he juzgado en mi corazón.
Jaime: Te perdono y también te pido perdón por mi soberbia.
Lorena: Bueno, esto que acabas de hacer ya es un acto de humildad. Me enorgullece tenerte como esposo.
Javier: Y a mí tenerte a ti como esposa. No hay otra mejor.

Madre,

Cuántas cosas sigue habiendo en nuestro corazón que no debían estar ensuciándolo. Alabado sea el Señor que nos lo purifica.