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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 23-28
Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan:
«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?».
Él les responde:
«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?».
Y les decía:
«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».
No podíamos ni sospechar.
Cuánto nos gusta a los hombres hacernos los protagonistas de todo. Dios nos exhorta a dedicar al menos un día para que le pongamos en el centro, nosotros lo convertimos en norma y a partir de ese momento los protagonistas somos nosotros porque cumplimos la norma. Es como el que va a Misa todos los días porque se ha comprometido y parece que le está haciendo un favor al Señor yendo cada día. O como el esposo que, como no se divorcia y se mantiene en casa, ya considera que está cumpliendo con sus deberes de estado. Pero ¿Dónde queda el amor de Dios? ¿Dónde queda el anhelo de estar con Él? ¿Dónde queda el amor de un esposo que da gracias todos los días a Dios por permitirle vivir una intimidad común con su esposa?
Que no honremos a Dios con los labios sino con el corazón. Tiene razón el Papa Francisco cuando dice que a esta generación le falta corazón. Acojamos el de Jesús y enamorémonos de Él.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Maritri: Qué maravilla, Rafael Ángel, estar viviendo de la mano de María, este camino de Proyecto Amor Conyugal, que cada vez nos introduce más en esa intimidad con el Señor juntos.
Rafael Ángel: Yo Maritri, no sabía que podía existir un camino así, que nos llevase hasta donde nunca podíamos ni sospechar que podíamos vivir una relación con el Señor y entre nosotros.
Maritri: Qué diferencia, cómo vivimos y saboreamos ahora cada Eucaristía, cada oración conyugal. No sé cómo dar gracias a Dios por tanto.
Rafael Ángel: E ir acompañado de esta maravillosa comunidad de matrimonios que nos sostienen, que viven nuestros mismo camino. No hay palabras para expresarlo. Sólo puedo dar gloria a Dios.
Maritri: Gloria a Dios.
Madre,
Gracias, gracias por llevarnos a este camino hacia el Señor. Bendita seas por siempre, Madre.