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EVANGELIO
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 51-58
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».
Disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Palabra del Señor.
Real y verdadera.
Lo de que Cristo se haga presente en el pan y el vino consagrados, es real. Lo de que esa presencia constituya una unión verdadera con Él, depende de la fe del que acoge Su Cuerpo.
La Eucaristía es con mucho el Sacramento más eficaz para la unión con Cristo, pero depende de la fe con la que la recibamos. A veces por error se acogen con más fuerza otras prácticas no sacramentales. Pongamos toda nuestra fe en la Eucaristía y veremos qué pasa…
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Ana: La Eucaristía ha transformado nuestras vidas, pero tiene que seguir transformándolas todavía más hasta hacernos santos.
Alberto: Y ¿Qué podemos hacer, si ya vamos a la Eucaristía diaria?
Ana: Vivirla con más fe. Adentrémonos en el Corazón de Cristo en el momento de la Comunión.
Alberto: Me parece genial. Le pido al Señor más fe para acogerle en toda la verdad de la comunión con Él. No hay nada que una más que Él mismo.
Ana: Así sea.
Madre,
Te pedimos más fe para vivir la Eucaristía en toda Su verdad. Alabado sea el Señor que se nos entrega.