Archivo por meses: noviembre 2023

Las 2 naturalezas. Comentario para Matrimonios: Lucas, 17, 20-25

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EVANGELIO

 

El reino de Dios está dentro de vosotros.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas, 17, 20-25

En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús:
«¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?».
Él les contesto:
«El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: “Está aquí “o “Está allí”, porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros».
Dijo a sus discípulos:
«Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Entonces se os dirá: “Está aquí “o “Está allí”; no vayáis ni corráis detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.
Pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación».

Palabra del Señor.

Las 2 naturalezas.

El Reino de Dios está en medio de nosotros, porque la gracia Santificante nos permite participar de él. Digamos que Cristo ha abierto las compuertas del cielo y existe un espacio común que comparten la naturaleza humana y la divina. Por eso el Reino de Dios está en medio de nosotros.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Juan: Noto la gracia de Dios. Hago cosas que con mis fuerzas era impensable hacer. Es cierto que el reino de Dios está aquí.
Marta: Es cierto. Se nota la gracia de Dios que recibimos en la Eucaristía, en la Confesión, en nuestro Sacramento… Es verdad. Es eficaz. Actúa en nosotros.
Juan: Yo soy testigo de tu transformación y de los frutos de la gracia a través de ti.
Marta: Yo también soy testigo de los tuyos.

Madre,

El Reino de Dios ya está aquí. ¡Somos testigos! ¡Aleluya!

Conversión en pausa. Comentario para Matrimonios: Lucas 17, 11-19

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EVANGELIO

¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19

Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
«Id a presentaros a los sacerdotes».
Y, sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo:
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo:
«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

Palabra del Señor.

Conversión en pausa.

Sabernos necesitados y pedirle al Señor, no es egoísmo, es humildad porque así reconozco que por mí mismo nada puedo.
¿Pero qué ocurre si Dios me auxilia y no soy agradecido? Ocurre que Dios dejará de darme lo que le pido por pura misericordia, para que mi juicio no se vea penalizado por mí falta de agradecimiento.
Así lo afirma San Bernardo, doctor de la Iglesia. Y acaba diciendo: «sólo nuestro desagradecimiento puede parar nuestro progreso en el camino de nuestra conversión…» Tela marinera.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carlos: Hoy he descubierto por qué no avanzo más en mi relación contigo.
Sofía: ¿No avanzas? ¿Por qué?
Carlos: Porque no soy agradecido ante las maravillosas gracias y dones que he recibido de Dios directamente y a través de ti.
Sofía: Qué importante eso que dices, Carlos. Qué importante ser agradecidos el uno con el otro y con Dios, y qué pocas veces lo soy yo también contigo. Más bien tiendo a quejarme de las carencias y pecados que has tenido a lo largo de tu vida conmigo y de aquellos que sigues manteniendo.
Carlos: Gracias Señor por la fe que he recibido a través mi esposa, gracias por su delicadeza con los demás de la que tanto he aprendido, gracias porque está siempre muy atenta a Tu voluntad y me ha ayudado a tenerla como prioridad, gracias por su maternidad humana y espiritual, gracias por…

Madre,

Que sepa apreciar los dones y las gracias que Dios me ha dado. Alabado sea por tanto…

Lo que te exijo y no recibo. Comentario para Matrimonios: Lucas 17, 7-10

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EVANGELIO

 

Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 7-10

En aquel tiempo, dijo el Señor:

«¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo:

«En seguida, ven y ponte a la mesa»?

¿No le diréis:

“Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?

¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os mandado, decid:

“Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».

Palabra del Señor.

 

Lo que te exijo y no recibo.

Todo bien viene de Dios. Repito: ¡Todo bien viene de Dios! En el momento en que me creo que algo bueno viene de mí, entra la soberbia, y reclamo una “recompensa” a la persona “amada”…

Por eso la humildad es imprescindible en el camino del amor cristiano, para que así pueda actuar la gracia de Dios y el Espíritu Santo y no yo.

 

Aterrizado a la vida matrimonial:

Luisa: ¿Te das cuenta que tenemos un pulso constante reclamándonos actos de amor el uno al otro?

Javier: Me doy cuenta. Pero tengo claro que en mi caso es la soberbia. Exijo que tú hagas por mí lo que no recibo y no te paso ni una para vengarme de que tú no me pasas ni una a mí. Y así vamos… Tengo claro que, hasta que no empiece a actuar con humildad contigo, y reconozca que yo por mí mismo no merezco nada, no voy a avanzar. Le pido al Señor que me dé la gracia y la fortaleza para acogerla.

Luisa: Yo también se lo pido, Javier. Unámonos a pedírselo juntos cada noche. ¿Te parece?

Javier: Me parece muy bien y muy sanador.

 

Madre,

Qué mala es la soberbia. Cómo se cuela, cómo se esconde, cómo destruye nuestra relación… Líbranos del mal, Padre. No nos dejes caer en la tentación. Amén.

 

De mal ejemplo a testigo. Comentario para Matrimonios: Lucas 17, 1-6

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EVANGELIO

 

Si siete veces en un día vuelve a decirte: «Me arrepiento», lo perdonarás.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 1-6

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay del que los provoca!

Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado.

Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: “Me arrepiento”, lo perdonarás».

Los apóstoles le dijeron al Señor:

«Auméntanos la fe».

El Señor dijo:

«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería».

Palabra del Señor.

 

De mal ejemplo a testigo.

Y ¿Quién de nosotros no ha escandalizado alguna vez a alguno de sus pequeños o a los de alrededor? Nos vemos todos en una larga cola con una piedra de molino atada al cuello en el borde de un acantilado esperando el empujoncito merecido. Por eso los apóstoles le piden más fe al Señor, porque sólo por la fe nos salvamos y sólo la fe posibilita el necesario cambio en nosotros para dejar de ser escándalo y pasar a ser testigos del amor de Dios.

 

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alberto: Hoy tengo la necesidad de pedirle perdón a nuestros hijos. Me doy cuenta de la cantidad de veces que los he escandalizado en estos años.

Mónica: Me parece muy bien, Alberto. Es verdad que en muchas cosas has sido un auténtico testimonio, pero en otras no has sido un buen ejemplo. Así que, si les pides perdón, dejarás de ser un mal ejemplo para convertirte una vez más en testimonio del amor de Cristo para ellos.

Alberto: Gracias, Mónica. Me alivia lo que me dices, porque me siento muy culpable.

Mónica: De nada, Alberto. Yo aprovecharé también para pedirles perdón, porque también tengo muchos motivos. Gracias por esa luz del Espíritu que has compartido conmigo.

 

Madre,

El Señor le da muchísima importancia al mal ejemplo que damos a otros. Madre, que aunque sólo sea por eso, saquemos fuerzas suficientes y acojamos la gracia para no caer en la tentación del desamor. Alabado sea Dios misericordioso.

Sí puedes. Comentario para Matrimonios: Mateo 25, 1-13

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EVANGELIO

 

¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las prudentes:
“Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”.
Pero las prudentes contestaron:
“Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:
“Señor, señor, ábrenos”.
Pero él respondió:
“En verdad os digo que no os conozco”.
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

Palabra del Señor.

Sí puedes.

Por la Redención de Cristo hemos recibido la Gracia Santificante. Esto nos permite cosechar méritos sobrenaturales que con nuestras fuerzas naturales son imposibles de alcanzar. El Señor comparte con nosotros los frutos de Su redención a través de los sacramentos. ¡Menudo don!
¿Es o no es para estar en vela y acoger toda la gracia que Dios me quiera dar? El colmo sería que, encima del inmerecido don, no me moleste ni en recibirlo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Mar: Perdona. Sé que he hecho mal no avisándote de que llegaría más tarde y te he hecho esperar. Pero por favor, tranquilízate y disfrutemos de la gracia que hemos recibido por nuestro matrimonio.
Álex: Lo siento, no puedo. Estoy muy cabreado contigo.
Mar: Sí puedes. Nuestro Señor ha muerto para darte ahora mismo la gracia necesaria para seguir amándome. Anda cariño, de verdad que estoy muy arrepentida, y muy orgullosa de ti porque eres un buen hombre y puedes amarme con el amor que has recibido de Dios.
Álex: (Se queda un rato contemplando la grandeza y la belleza de su esposa y piensa: gracias Señor por esta esposa tan maravillosa. Es preciosa. Y ya con otra mirada le dice a ella) Tienes razón, Mar. Maldito orgullo… Gracias por ayudarme a acoger la gracia de Dios.
Mar: Eso tiene mucho mérito a los ojos de Dios, Álex. Enhorabuena.

Madre,

Que toda nuestra alma esté bien dispuesta para acoger toda la gracia de Dios y alcancemos la santidad que Dios quiere para nosotros. Por Jesucristo Nuestro Señor.