Archivo por meses: junio 2021

Imposible de reproducir. Comentario para Matrimonios: Marcos 4, 35-40

EVANGELIO

¿Quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 4, 35-40

Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vamos a la otra orilla».
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre su cabezal.
Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Silencio, enmudece!».
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:
«¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!».

Palabra del Señor.

 

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Imposible de reproducir.

La fe se pone a prueba ante las tempestades. Cristo me invita a cruzar de una orilla a otra de la vida, y por medio, vivir toda una vida conyugal “agitada” por las dificultades. Jesús me invita a no perder la calma. ¡Él está presente! Por nuestro sacramento.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Juanjo: Llevaba mucho tiempo queriendo que nuestro matrimonio saliera de aquel atolladero, pero después de creer que ya lo había intentado todo y perdí la esperanza. Cuando ya no tenía dónde agarrarme, me di cuenta de que sólo podía recurrir al Señor. Así que me puse en Sus manos y le pedí ayuda. No había terminado aún mi oración, cuando me llegó un WhatsApp con una invitación a un retiro para Matrimonios. ¡No me lo podía creer! Aquello no podía ser casualidad, y desde luego, no lo era.
Marta: El Señor salvó nuestro matrimonio. Fueron una cadena de acontecimientos imposibles de reproducir. Entre ellos, yo tenía una guardia el fin de semana del retiro y, el mismo día que Juanjo recibió aquella invitación, una compañera me pidió que le cambiase la guardia, así que me quedé libre. Y así, acabamos yendo al retiro aquel. Allí nos convertimos. Fue un antes y un después en nuestro matrimonio. Quedaban muchas cosas por hacer, pero en aquel retiro recibimos le luz, y el impulso que necesitábamos. ¡Gloria a Dios!

Madre,

Son los momentos de turbulencia los que nos permiten demostrarle al Señor que creemos en Él. Son esos momentos también en los que podemos ser luz para los de nuestro alrededor, que se sorprenden cuando nos ven vivir con calma esas situaciones de dificultad. Auméntanos la fe, Madre. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

¡Que no llego! Comentario para Matrimonios: Mateo 6, 24-34

EVANGELIO

No os agobiéis por el mañana.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo: No estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?
¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia».

Palabra del Señor.

 

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¡Que no llego!

Los agobios llegan si me considero dueño de mi vida: ¡Que no llego a todo! ¡Que no doy más de sí! Cuando me reconozco un don de Dios, y hago lo que puedo hasta donde puedo, con paz, se acaban los agobios. Dejo en Sus manos aquello que no alcanzo a hacer. Pienso en los momentos en que he sentido agobio y después me he planteado si en el fondo no será una cuestión de mala administración de mi tiempo, vanidad mía o falta de confianza en el Señor.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Andrés: Tenía una reunión importante al día siguiente, y debía preparármela. Pero habíamos quedado con un matrimonio, así que no podía. Me empecé a agobiar. Después de terminar la reunión, debía rezar y estar un rato con mi esposa que me necesitaba. Entonces me planteé ¿Por qué agobiarme? Si Dios quiere que ayude a este matrimonio y después quiere que esté con mi esposa, eso debo hacer. Señor: Lo dejo en tus manos. Yo voy a ocuparme en tus cosas, tú ocúpate de las mías.
(Al día siguiente, surge un imprevisto y se suspende la reunión)
Andrés: ¡Gracias, Padre! ¡Qué grande eres!

Madre,

Lo pasamos muy mal por falta de fe. Ponemos nuestra seguridad en nuestras capacidades, en el dinero o en las cosas de este mundo, y eso nos provoca miedos y agobios. Priorizamos otras cosas antes que las cosas de Dios, y luego vienen las consecuencias. “Vuestro soy, para vos nací, ¿Qué mandáis hacer de mí?”. Alabado sea el Señor que me cuida cada minuto, cada segundo, de nosotros. Amén.

Mapa del tesoro. Comentario para Matrimonios: Mateo 6, 19-23

EVANGELIO

Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 19-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los roen, ni ladrones que abran boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro allí estará tu corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».

Palabra del Señor.

 

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Mapa del tesoro.

En el interior de la persona reside lo más grande que hay en ella. Lo invisible determina al hombre más que lo visible, dice San Juan Pablo, y es verdad. Dios, el alma, el amor, el bien y el mal… Es en el corazón donde el hombre elige quién es y si se adecúa a la grandeza que Dios le ha dado.
Es importante atesorar en el corazón buenos deseos, buenos sentimientos, tomar buenas decisiones, realizar buenas acciones y transmitir el amor de Dios. Donde está tu tesoro allí estará tu corazón. Mi tesoro está en Dios y en su voluntad. Lo que Él tiene pensado para mí, supera en mucho mi imaginación. Lo que me ha dado, supera en mucho cualquier otro tesoro terrenal: Mi esposo, nuestro matrimonio, nuestros hijos, nuestra misión…

Aterrizado a la vida matrimonial:

Laura: Juan, ¿Qué haces ahí postrado?
Juan: Estoy dando gracias a Dios. Me tiene abrumado con lo que nos está dando a través de las catequesis de San Juan Pablo sobre el amor humano. ¿Sabes qué?
Laura: ¿Qué?
Juan: Creo que Dios nos ha entregado el mapa del tesoro. Sólo hay que seguirlo, señal tras señal, cada huella… Lo tenemos que invertir todo en este viaje, pero el premio, es el tesoro que Dios escondió para nosotros.
Laura: Solo el amor nos une con el cielo y cada deseo de amarnos sube como incienso directo al Padre donde lo convierte en eternidad y solo el amor es lámpara que alumbra al mundo.
Juan: Jo, Laura, me dejas alucinado…

Madre,

Todos los talentos que Dios nos ha dado, tienen una única misión: Hacernos uno como Vosotros sois uno. Al atardecer se nos examinará del amor, que es lo único que nos podemos llevar, lo único que se puede atesorar en el cielo. Ayúdanos a llegar llenos de tesoros. Por Jesucristo Tu Hijo, Nuestro Señor. Amén.

Lo cambia todo. Comentario para Matrimonios: Mateo 6, 7-15

EVANGELIO

Vosotros orad así.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así:
“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos han ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

Palabra del Señor.

 

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Lo cambia todo.

Solemos hablar de orar juntos. Hoy el Señor nos propone una oración que es el resumen de todo el Evangelio, y lógicamente tiene que haber muchos mensajes para el matrimonio en ella.
Que unos esposos nos cojamos de la mano y recemos juntos el Padrenuestro, bien rezado, conscientes de lo que decimos y decididos a actuar según lo que hablamos con el Padre, es fundamental. Si os parece, lo vemos aterrizado:

Aterrizado a la vida matrimonial:

Javier (Rezando junto a su esposa Miriam): Padre Nuestro: Hoy nos dirigimos a ti como hermanos que tienen un Padre común. Nosotros también somos padres ¿cómo queremos que se traten nuestros hijos? Esperamos que se quieran, que se traten según el amor que les tenemos. Cuanto más les queremos, más queremos que se quieran. Eso esperas de nosotros, Padre.
Miriam: …que estás en el cielo. Sí, Padre, tú nos esperas con los brazos abiertos allá donde tienes escritos nuestros nombres, donde tienes reservado un sitio para nosotros, juntos para toda la eternidad, si queremos ser hijos tuyos. Espéranos Padre, que caminamos cada día hacia ti.
Javier: Santificado sea tu nombre. Que todos te glorifiquen, Señor, que te alaben.
Miriam: Venga a nosotros tu Reino y hágase Tu voluntad. Queremos vivir nuestro matrimonio como Tú lo pensaste. Queremos ser fieles a la misión que nos has encomendado, y que Tú reines en nuestro matrimonio y en nuestro hogar.
Javier: …Danos hoy nuestro pan de cada día. Señor, necesitamos tu ración diaria de Gracia, de fe, de misericordia y por qué no, de alimento terrenal. Nos vemos como tus hijos, dependientes de ti y de tus favores ¿Qué haríamos sin ti?
Miriam: Perdona nuestras ofensas como también nosotros nos perdonamos cuando nos ofendemos. Todo procede de ti, Padre, pero el perdón, que es el don perfecto, especialmente. ¿No les exigimos a nuestros hijos que se pidan perdón? Porque sabemos que es la única forma de restituir el amor. Cristo es Tu Perdón. Que lo acojamos y lo administremos como se merece.
Javier: No nos dejes caer en la tentación. Sí, no te pedimos que nos quites las tentaciones, las permites porque sabes que las necesitamos para crecer, para ir forjándonos en un amor maduro, profundo, sincero, fiel.
Miriam: Y líbranos del mal. El Maligno es demasiado listo y demasiado fuerte para nosotros, y no podemos luchar contra él, pero Tú, Padre, eres mucho más fuerte, y puedes mantenerlo a raya. Líbranos del mal que nos separa, Padre.
Javier: Amén.
Miriam: Amén.
Javier: Después de contemplar esta oración al Padre, los dos, como niños mirando hacia arriba al gran Dios, me siento más pequeño y más unido a ti.
Miriam: Sí, y más seguros, más confiados en el Padre que tenemos.
Javier: Dios es nuestro Padre. Esto lo cambia todo…

Madre,

Hijos de Dios. Menudo don. A veces estamos preocupados con tantas cosas…, que no caemos en la cuenta. Hijos Tuyos, e hijos de Dios!! Hoy, contigo, se alegra mi espíritu en Dios.

Silencio de un diario. Comentario para Matrimonios: Mateo 6, 1-6. 16-18

EVANGELIO

Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

Palabra del Señor.

 

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Silencio de un diario.

La oración es hablar de amor con aquel que sabemos que nos ama, decía Santa Teresa. Pero cualquier acto de amor que se hace para la galería o para quedar bien, deja de ser un acto de amor y se convierte en un acto de vanagloria.
En la intimidad de mi relación con Dios, voy a entregarle mis pequeños tesoros del día, como el niño que viene muy contento con el dibujo que le ha hecho a su padre. No es mucho, pero es lo mejor que he podido hacer con mis limitaciones. Ante los demás, siempre apunto a Dios como el artífice: Él me inspira, me da la fuerza, me empuja, me ilumina… Siempre ¡Gloria a Dios!

Aterrizado a la vida matrimonial:

Una tarde que se encontraba Marta sola en casa de sus padres, encontró por casualidad una caja de zapatos llena de libretas. Eran de estos cuadernos azules de toda la vida. Se trataba de los diarios de su madre. Ni siquiera sabía que los escribiera…
Así que comienza a leer uno de ellos abriéndolo aproximadamente por la mitad. Aquello le engancha y no puede parar de leer… ni de llorar. Descubrió que a su madre no le gustaba nada la remolacha, y siempre se comía la que su padre se dejaba porque a él, tampoco le gustaba. Marta estaba convencida de que le encantaba. También le sorprendió muchísimo que odiaba veranear en la montaña, siempre le gustó la playa, pero siempre la recordaba contenta el día que salían de viaje hacia aquella casita que compró su padre en los Pirineos. También descubrió, y esto fue los más duro, que tuvieron una crisis matrimonial bastante fuerte. Fueron momentos durísimos para su madre, en los que lloró muchísimo, la tinta de esas hojas estaba medio emborronada por las lágrimas, y las hojas deformadas por efecto de la humedad. Pero Marta, a pesar de la fecha, no consigue situar aquello en el tiempo.
En aquellos cuadernos Marta encontró muchas pistas sobre cómo amar a su esposo, en silencio. Como su madre solía decir: Yo quiero lo que Dios quiera.

Madre,

Como en el Magníficat, el Señor hace obras grandes por nosotros. Que sean siempre para mayor gloria Suya. Alabado sea el Señor que nos hace partícipes de su poder. Amén.