Archivo por meses: noviembre 2020

Seducir para Dios. Comentario para Matrimonios: Lucas 16, 1-8

EVANGELIO

Los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 1-8

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acosaron ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.
El administrador se puso a decir para sí:
“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?”.
Este respondió:
“Cien barriles de aceite”.
El le dijo:
“Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.
Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?”
Él contestó:
“Cien fanegas de trigo”.
Le dijo:
“Aquí está tu recibo, escribe ochenta”.
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz».

Palabra del Señor.

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Seducir para Dios.

Este Evangelio siempre cuesta entenderlo un poco. Parece que se está felicitando a alguien que actúa indebidamente. Pero Jesús quiere animarnos a “utilizar” los bienes de Su Padre para “ganarnos” el amor de muchos. Él me anima a que utilice todo lo que Dios me entrega, para que la deuda que mi esposo tiene con el Padre se reduzca a la mitad o desaparezca, si fuera posible. Dios no quiere que mi esposo tenga deudas con Él, y está dispuesto a entregar lo que sea de lo suyo, con tal de que llegue a estar en paz con Él, incluso a Su único Hijo. ¿Y yo?

El Demonio es astuto, es un seductor, que te arrastra y te convence disfrazando de bien sus caminos. Así nosotros, debemos ser más astutos con nuestros esposos para ayudarles a llegar a Dios. El Demonio no impone, atrae. Pues yo debo intentar atraer a mi esposo hacia Dios con más fuerza que él.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marta: Andrés, te he mandado un enlace sobre el Padre Pío. ¿Lo has visto?
Andrés: No, Marta, no lo he visto.
Marta: Seguro que estarás viendo todo tipo de vídeos, pero cuando te envío algo profundo, no te interesa.
Andrés: Marta, estoy harto de los bodrios de vídeos que me envías. No sé por qué estoy obligado a ver esas cosas…
El Señor en la oración: Marta, Marta… Todas tus cualidades de mujer, te las he dado para que intentes atraer a tu esposo hacia mí. Se lo que eres. Se mujer, femenina, dulce, embaucadora…sigue unida a mí con tu oración y sacramentos, sigue ofreciendo sacrificios por él. Llegado el día Yo lo haré. Tú, hija mía, confía en Mí. Pero te necesito, necesito tu boca, tus manos, necesito que cuando Andrés te vea a ti, en realidad sea a Mí a quien ve. Ámale como yo te Amo, como yo le Amo y utiliza todas tus dotes de seducción para traerme su alma. Es el mayor regalo que puedes hacerle, si le amas, es el mayor regalo que puedes hacerme si me amas.
(Marta esperó unos días, para no agobiar a Andrés)
Marta: Cariño, ¿Te vienes aquí conmigo que tengo un poco de frío?
Andrés: Sí, claro. Yo te caliento.
Marta: Sé que hay una serie que te gusta. ¿Puedo ver un par de capítulos contigo y después charlamos un rato juntos?
Andrés: Bueno, bueno… ¿Mi serie? ¡Vale! Me gusta que compartas esto conmigo.
(Después de un par de capítulos)
Marta: Me ha gustado ver tu serie contigo. ¿Te gustaría que compartiese yo también algo contigo? Te necesito.
Andrés: Sí, por supuesto.
Marta: Mira, quiero vivir contigo algo grande, que va más allá de la logística y las cosas de casa… quiero conocerte y que me conozcas…
(Tras un rato hablando mientras Marta le acaricia el pecho a Andrés, que sabe que le gusta…)
Marta: A mí lo que me ocurre es como ese Evangelio que dice…
(Y así, Marta, suavemente, hacía que Andrés entrara en las cosas de Dios. Sin imposiciones. Dándole gusto y haciéndole vivir un rato agradable. Por fin, Marta estaba sabiendo administrar con astucia los dones que Dios le había dado).

Madre,

Admiro tu delicadeza, tu sencillez. Cómo me has seducido para Dios y cómo me has robado el corazón. Te quiero, Madre. ¿Cómo te podré pagar? Alabado sea el Señor, que me entregó a su Madre Santísima para acogerme en Su nombre. Amén.

La fiesta. Comentario para Matrimonios: Lucas 15, 1-10

EVANGELIO

Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-10

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
«Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:
«¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido».
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
O ¿qué mujer tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice:
«¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido».
Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».

Palabra del Señor.

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La fiesta.

Es curioso, pero a todos nos pasa. Nos alegramos más por uno que se convierta que por 99 justos. Nos ocurre en los retiros. Cuando vemos a un matrimonio que llega mal y se va fenomenal, nos invade la emoción y alabamos a Dios por Su obra. Parece que estamos hechos para eso, para ayudar a sanar y salvar. Por eso nuestro corazón responde alegrándose especialmente en esos casos.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alicia: Mi esposo es muy egoísta. Va totalmente a lo suyo.
Matrimonio Tutor: Pues ve preparando la fiesta.
Alicia: ¿Fiesta? ¿Qué fiesta?
Matrimonio Tutor: La que celebres cuando tu esposo salga de su egoísmo gracias a tu esfuerzo por recuperarlo amándolo más.
(Al cabo de unas semanas)
Matrimonio Tutor: ¿Qué tal tu esposo?
Alicia: Ahí sigo, dándole cariño. Estoy atenta a él y me voy dando cuenta que al pobre todo lo viene de su infancia, que no le ayudaron a fortalecer su voluntad. Pero él está luchando. Me lo ha confesado.
Matrimonio Tutor: ¡Bien! ¿Oyes la fiesta?
Alicia: ¿Qué fiesta?
Matrimonio Tutor: La que están haciendo los ángeles en el cielo por que has dejado de ser soberbia y te has vuelto misericordiosa.
Alicia: Jajaja, espero que así sea.
Matrimonio Tutor: Así es. Dios se ha valido del egoísmo de tu esposo para hacerte más misericordiosa.
Alicia: ¡Alabado sea el Señor!

Madre,

Afortunadamente la misericordia de Dios es más fuerte que nuestro pecado. Alabado sea por su paciencia y su bondad.

La torre del corazón. Comentario para Matrimonios: Lucas 14, 25-33

EVANGELIO

Aquel que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
«Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar».
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

Palabra del Señor.

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La torre del corazón.

Rico es aquel que se fía de sus posesiones terrenales para alcanzar su propia satisfacción. ¿Qué satisfacción puede buscar? Su seguridad, sus deseos sensibles, su presunción, su poder… La cuestión que nos plantea Jesús es ¿qué “torre” tengo que construir con mi vida? Porque si para alcanzar ese fin último (bueno, bello, verdadero y justo), no tengo medios suficientes, ya me puedo ir espabilando para “negociar” con Aquel que sí los tiene. Si pretendo enfrentarme al plan de Dios, más me vale que cuando aún esté lejos pacte con el Rey cómo conciliar Sus planes con mi vida. Y el pacto que me propone es este: Tienes que estar dispuesto a renunciar a todo lo terrenal para hacerte heredero de lo eterno.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carlos: Luis, ¿quién debería gobernar tu entrega matrimonial? Tu cabeza o tu corazón.
Luis: Yo creo que mi cabeza.
Carlos: Pues tienes un problema, porque no se ama con la cabeza, la cabeza no nos mueve y el amor exige una inclinación, un movimiento. Nos mueven las pasiones y la voluntad, y ambos forman parte del corazón. ¿Por qué has dicho la cabeza?
Luis: Porque considero que ahí reside el buen criterio para amar como se debe.
Carlos: ¡Muy bien! En eso tienes razón. Pues ordena tu corazón con tu buen criterio y con la fuerza de la gracia, y deja después que tu corazón gobierne tu entrega en el matrimonio. Ese es el camino de la virtud. Virtuoso es aquel que alcanza la espontaneidad del corazón porque su corazón se hace uno con el de Cristo y sus deseos son los de Cristo.
Luis: No me entero mucho, pero suena bien.
Carlos: Vamos educando nuestras pasiones desordenadas, y el día en que deseemos la voluntad de Dios sobre todas las cosas, sin tener ya otros deseos a los que nos cueste renunciar, ese día disfrutaremos plenamente del matrimonio aquí en la tierra.
Luis: Ahora lo entiendo mejor. Merece la pena ponerse a ello.

Madre,

Merece la pena renunciar a lo finito para alcanzar el infinito. Merece la pena renunciar a atracciones pasajeras para alcanzar el amor eterno. Merece la pena el combate espiritual para poder seguir a Cristo. Alabado sea por siempre nuestro Señor.

¿Y si no acudo? Comentario para Matrimonios: Lucas 14, 15-24

EVANGELIO

Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 15-24

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús:
«¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!».
Jesús le contestó:
«Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados:
«Venid, que ya está preparado».
Pero ellos se excusaron uno tras otro.
El primero le dijo:
«He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor»
Otro dijo:
«He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor».
Otro dijo:
«Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir».
El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado:
«Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos».
El criado dijo:
«Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio».
Entonces el señor dijo al criado:
«Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene mi casa.
Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete»».

Palabra del Señor.

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¿Y si no acudo?

El Señor nos invita a nuestra cita diaria con Él. Normalmente pensamos en la oración centrando la mirada en los efectos que ésta tiene sobre nosotros. Pero Jesús nos da una perspectiva nueva. Veamos la invitación a la oración desde el punto de vista de Dios. Considero que el Señor, cada día, prepara su cita conmigo. Viene expresamente y se sienta a esperar en lo más profundo de mi alma. Seguramente lo preparará todo para nuestro encuentro. Una acogida tierna, una experiencia profunda, quizás algún mensaje importante, un grado más en la purificación de mi corazón… Pero ¿Y si yo no acudo a la cita? Ahí dejo, al Dios de universo, esperándome triste porque aún no he descubierto que no hay nada más importante en mi vida que mi cita con Él. Le dejo ¡Solo! ¡Al Señor! Quizás por eso, mi esposo y yo, nunca lleguemos a probar el banquete del amor verdadero.
¡Señor, espérame! Que voy a Tu encuentro!

Aterrizado a la vida matrimonial:

Rafa: Ana, llevamos un tiempo yendo a reuniones de matrimonios y parece que no avanzamos.
Ana: Bueno, avanzar hemos avanzado. Tú es que ya no te acuerdas cómo estábamos cuando empezamos. El problema es que, los propósitos no nos esforzamos en cumplirlos y en la oración juntos no somos perseverantes ¿Qué más motivos quieres?
Rafa: Tienes razón. Siempre hay una buena excusa para no rezar juntos. Que si uno está cansado, que si nos falta tiempo…
Ana: Lo nuestro es la repera. Hemos probado la oración juntos, nos ha servido muchísimo, nos ha unido un montón… y a pesar de todo, la dejamos. Esto es un misterio.
Rafa: Dios nos invita todos los días a participar de Su boda, participar de Su amor, y ponemos mil excusas para no asistir. Así que nos perdemos los grandes regalos que tenía para nosotros. Y encima nos quejamos de que luego no nos vaya bien en nuestra relación. “Pa matarnos” vaya.
Ana: Bueno, Rafa, no pasa nada. Somos débiles pero no vamos a tirar la toalla. El Señor dice que el que persevera se salvará. Así que hoy retomamos la oración juntos ¿Vale?
Rafa: Trato hecho. Esta vez, vamos ¡A por todas!.

Madre,

Cuántas veces nos invita el Señor a participar de su amor de comunión. Se nos olvida que nos une un Sacramento y por tanto Él está presente entre nosotros y nos espera cada día para participar juntos de esa unión íntima con Él. Le damos gracias porque Él no se cansa de esperar. Nosotros tampoco nos cansaremos de levantarnos después de cada caída. En ti confiamos. Amén.

Perderme en él. Comentario para Matrimonios: Juan 14, 1-6

EVANGELIO

En la casa de mi Padre hay muchas moradas
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no; os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».

Palabra del Señor.

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Perderme en él.

“No se turbe vuestro corazón”. Descansar en el amor de Dios es comprender que Su amor es tan infinito que puedo perderme en él y no hay nada que se asemeje a tanta grandeza. ¿Qué son mis pecados a Su lado? No puedo medir mis ofensas con mi rasero. Y mis ofensas al lado de la inmensidad de Su amor no son nada. Ya no me cuesta perdonarme, no me pide ser perfecto, me pide que le ame, me pide que confíe en Su amor, y Él irá transformando mi corazón y uniéndolo al Suyo.

Hoy me mira a los ojos y me dice: “No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí… os prepararé un lugar, volveré y os llevaré conmigo”. Dice San Pablo que nos gloriamos en la tribulación, porque genera paciencia, la paciencia virtud, la virtud esperanza y la esperanza no falla porque Dios ha derramado el Espíritu Santo en nuestros corazones. Amén.

Señor, hoy me dices que me tranquilice, que crea en Ti, que persevere. Tú eres fiel, y nada me separará de Tu amor. Por grande que sea mi mal, por grandes que sean mis dificultades, Tu amor es más grande. Confío en ti, Señor.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Pedro: No sé, con lo bien que íbamos, y de repente esta crisis.
María: Sí, te noto muy lejos de mí. He experimentado sentirte “hueso de mis huesos y carne de mi carne”, pero ahora, estás como nervioso y yo estoy triste. No siento que estés tú en mí y yo en ti.
Pedro: Sí, y yo tengo la sensación de que ya no soy importante para ti. Parece como si tuvieses la cabeza en otras prioridades…
María: Pues no es así… Pero no importa lo que sintamos o las sensaciones que tengamos el uno del otro. No podemos desfallecer. El Señor nos dice que no se turbe nuestro corazón. Él está con nosotros, porque no le hemos abandonado y seguimos contando con Él, así que confiamos en Él.
Pedro: Sí, los matrimonios también pasamos noches oscuras. Temporadas en las que no nos sentimos unidos, pero aun así, tenemos que seguir trabajando para ser fieles a la vocación que Dios nos ha encomendado. Aunque el Demonio se cuele, no vamos a desfallecer. Es una prueba para que demostremos que seguiremos amándonos en cualquier situación, así que continuaremos esforzándonos y no perderemos la Esperanza. En ti confiamos, Señor.

Madre,

De los esposos, ruega por nosotros. Nada me turbe, nada me espante, quien a Dios tiene, nada le falta…