EVANGELIO
Estad despiertos, para que podáis escapar de todo lo que está por suceder
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
Palabra del Señor.
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In-quietud.
Que no se emboten vuestros corazones con las inquietudes de la vida. “In” significa “sin” y “quiescere”, “calma o reposo”. Es el momento de preguntarme ¿qué me inquieta? Porque algo tengo que hacer algo con esas cosas que me inquietan para que dejen de hacerlo, o de lo contrario, se embotará y agotará mi corazón. Ahora vuelvo a mirar eso que me inquieta desde la eternidad y me pregunto ¿tiene que inquietarme? Solo debe haber un temor, el temor de alejarme de Dios. El resto pasará y no quedará piedra sobre piedra. Ni siquiera de mis pecados. ¿Qué es todo eso al lado de la eternidad, de la infinitud, de Dios?
Aterrizado a la vida matrimonial:
Juan: Esta madrugada me he despertado y he empezado a darle vueltas a la cabeza. Todo lo que tengo pendiente por hacer, todo aquello de lo que me avergüenzo por haber hecho… Se iban acumulando pensamientos y cada vez había más inquietud en mi interior. De vez en cuando me decía a mí mismo: Tienes que dormirte, tienes que descansar, es muy temprano. Pero había tal inquietud en mi corazón, que no me dejaba descansar. Y necesitaba descansar.
Marta (esposa de Juan): ¿Entonces? ¿No has dormido casi nada?
Juan: He dormido poco, pero estar aquí ante el Santísimo a tu lado, me ha reconfortado. Es Señor recoloca las cosas en Su sitio y limpia mi corazón de tanta inquietud vana. Vanidad de vanidades, todo es vanidad. Vacío, nada. Estando Él que es el Todo, lo demás se queda tan pequeño… que desaparece sin dejar casi ni rastro. He descansado aquí, contigo, ante Su Majestad. He vivido la oración de quietud y mi corazón se ha despejado.
Madre,
Tanta inquietud vana que nos apremia y nos ahoga, para nada. Por pura soberbia de creerme importante. Quiero descansar en el Corazón de Jesús, donde realmente descansa mi corazón. Quiero que mi esposa esté también conmigo, porque hemos sido creados para estar juntos en Él. Alabado sea el Señor. Hemos sido creados para volver a Él.