EVANGELIO
Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16,16-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver».
Comentaron entonces algunos discípulos:
«¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?».
Y se preguntaban:
«¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice».
Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:
«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».
Palabra del Señor.
De la renuncia al amor.
La alegría es efecto de la caridad, es el sentimiento resultante de haber amado. Es también el fruto del deseo de servir al Señor. Es verdad que en esta vida se sufre, exige esfuerzo y renuncia para entregarse, pero el resultado es la unión con Dios, es vivir apoyado en la providencia divina. Nuestra vida como cristianos empieza en la cruz, pero acaba en la resurrección. En el matrimonio es especialmente así, empezamos por pequeñas renuncias y acabamos con la alegría de haber crecido juntos en el amor.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Lucas: Es duro tener que soportar esas situaciones en las que ella se levanta con el pie izquierdo. Le cambia el semblante, la mirada…
Ana: Él es muy trabajador en la calle, pero en casa es bastante perezoso. Me cuesta muchísimo tener que hacer yo las cosas…
Lucas: Pero cuando consigo que supere ese malestar, la alegría inunda mi corazón.
Ana: Cuando se lo echo en cara, se crea un mal rollo que a mí misma no me satisface. Pero cuando decido hacer las cosas por amor dejar de compararme y entregar lo que tengo, llega la alegría a mi corazón.
Los dos: Y es que, entre nosotros está Cristo, y entregarnos mutuamente lo hace presente. Así es como, después de la renuncia y el esfuerzo por amarnos, Él convierte nuestro amor en el Suyo.
Madre,
Esperamos el día en que estemos junto a ti y cara a cara con Cristo, para que nuestra alegría sea completa. Alabado sea el Señor que nos la promete.