Archivo por días: 6 mayo, 2020

Protagonista de la santidad. Comentario para Matrimonios: Juan 12, 44-50

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 44-50

En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».

Palabra del Señor

Protagonista de la santidad.

Señor, Tú no vienes por tu cuenta sino que vienes en actitud de obediencia, enviado en el nombre del Padre, para darnos luz y salvarnos diciendo y haciendo lo que Él te diga y como Él te lo diga. Así revelas el hombre al propio hombre, como decía San Juan Pablo. Así nos enseñas a ser perfectos hombres y mujeres. Con esa actitud de docilidad, mansedumbre, obediencia…

Nosotros hemos sido creados con una vocación a la santidad, que no es otra cosa que participar de la Santidad del único Santo que es Dios. ¿Cómo hago eso? ¿Siendo muy original? ¿Con actos heroicos? No. El protagonista de la santidad no soy yo. Actuando en el nombre del Padre, del Hijo y de Espíritu Santo, de manera que, cuando me miren, no me vean a mí, sino que vean al que me ha enviado.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Laura: Carlos, es que no te esfuerzas.
Carlos: Sí que me esfuerzo, de verdad lo intento, pero es que no depende de mí.
Laura: Eso es porque no pones interés.
Carlos: Eso es porque yo no tengo el poder para cambiarme a mí mismo. Lo siento Laura, de verdad. Sé que te hago daño con mi falta de cortesía, pero es que me sale el temperamento y no puedo hacer nada. De verdad que lo intento y en seguida me arrepiento.
Laura: Pues entonces, cambiemos de estrategia y unámonos al Señor con lazos más fuertes.
Carlos: Eso sí lo veo claro. A ver si Él me contagia Su paciencia y Su mansedumbre. Necesito paz interior.
Laura: Me uno a ti para pedírsela al Señor y ofrezco los sacrificios del dolor que me causan tus respuestas impetuosas, por ti.

Madre,

Queremos mimetizarnos con Dios. ¿Tú lo ves posible? Es nuestra vocación. Ayúdanos, Llena de Gracia. Amén.