Archivo por días: 1 mayo, 2020

6º aniversario. Comentario para Matrimonios: Juan 6, 52-59

EVANGELIO

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 52-59

En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.

Palabra del Señor.

6º aniversario.

Señor, tengo hambre de ti. Leo una y otra vez la frase “El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.” Señor, sin ti me falta la vida. Si no me alimentas ¿de qué me vivo? Si no vivo por ti ¿por quién vivo? Ven a mí, Señor. Sin ti soy un río seco, un lago convertido en ciénaga, soy aire contaminado que se hace irrespirable. Si no vienes ¿En qué pienso? ¿De qué hablo? ¿Qué hay que me motive? Mírame, Señor, soy un pez fuera del agua que se está ahogando con cada bocanada, y cuanto más hace por respirar, más se ahoga. Y sigo repitiendo una y otra vez: El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Es la esperanza que me mantiene vivo. Ven a mí, Señor. Ven ya.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marina está cansada de que su esposo no quiere compartir la fe con ella. ¿Qué puede hacer para que la comparta? Marina está angustiada por este motivo. Su esposo le dice: Marina, no me ayuda que me insistas y tampoco me ayuda ver tu comportamiento conmigo. No me dejas libertad y me ahogas con tu insistencia. Tú haz lo que quieras, yo no me meto ¿no? Pues haz tú lo mismo. Pero Marina no acaba de aceptar que su esposo no se convierta. De repente un día cae en la cuenta de que no es feliz. Y se pregunta: ¿Si tengo al Señor, por qué me empeño tanto en que las cosas sean como yo quiero? A partir de ese día, Marina empezó a disfrutar de tener al Señor y disfrutaba del Señor, y se alimentaba del Señor. Gracias Señor -decía constantemente- en esta situación me quieres, en esta situación me quiero yo. Bastante tengo con tenerte. Al cabo del tiempo, su esposo descubrió que había una esposa nueva en Marina y esto empezó a llamarle la atención.

Madre,

Hoy hace 6 años que empezamos con estos comentarios, gracias al alimento que el Señor nos proporciona, gracias al Espíritu que nos ilumina y que nos da el don para perseverar y gracias a Ti que iniciaste este camino y que nos guías y nos impulsas día a día. Hoy nos arrodillamos a tus pies y desde ahí te enviamos un beso enorme y un enorme ¡Gracias bendita Madre!