EVANGELIO
No he venido sembrar paz, sino espadas
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 34-11, 1
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.
El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, sólo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
Palabra del Señor.
Avisos:
- Retiro en Bilbao: 19 a 21 de julio (casa espititualidad Larrea) Infórmate e inscríbete aquí:http://wp.me/p6AdRz-1N0
- Retiro de Palma de Mallorca: del 26 al 28 de julio. Infórmate aquí: https://forms.gle/mc8nacYhiTBmeGcV6
- Retiros en Madrid: 13-15 y 27-29 de septiembre (Casa de Espiritualidad Emaús – Oblatos). Más información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1QQ
(Retiros pendientes de apertura de inscripciones. Informaremos más adelante)
- Retiro en Málaga: 04-06 de octubre
- Retiro en Sevilla: 18-20 de octubre
¿Es bello entregar la vida?
Hemos sido creados para entregar la vida. Dicho así, suena un poco duro y como que no apetece mucho. Pero la alternativa es peor, porque el que no entregue su vida la perderá. El que no entrega su vida se muere de asco embadurnado de su propio egoísmo, vanidad… Se ahoga en su propio vacío interior. Decía San Juan Pablo que el primer hombre, antes del pecado, no tenía conciencia de la muerte. Nos llamó la atención, porque nos dimos cuenta de que antes de nuestra conversión, no teníamos conciencia de la vida. Y esto le pasa a muchos.
Los planes de Dios son siempre bellos. Tenemos que descubrir la belleza de entregar la vida para desearlo. Es complicado reconocerla si no se ha vivido, porque los frutos de entregar la vida son invisibles, no son demostrables. Decía también San Juan Pablo que lo invisible condiciona más al hombre que lo visible. Sólo hay una manera de descubrirlo, que es coger mi cruz y seguirle. Después es cuando se experimenta la alegría verdadera, la paz, el gozo. Son las bienaventuranzas, es ganar la vida.
Aterrizado a la vida matrimonial:
María: Cariño, estamos empezando a descubrir la belleza de nuestro matrimonio. El Señor está cambiando nuestra manera de verlo y de vivirlo.
Pedro: Sí, empezamos a saborear la maravilla del plan de Dios para nosotros. Pero me da la impresión que se nos escapa de las manos, somos demasiado frágiles y en cuanto hay un descuido, volvemos a caer y la fastidiamos.
María: Ya, estamos afectados por nuestras propias tentaciones, bombardeados por un mundo que es enemigo de Dios y de Sus criterios a través de la televisión, de la publicidad, de las películas, de las corrientes de opinión…
Pedro: Tenemos que luchar a fondo, redoblar nuestros esfuerzos, nuestros sacrificios el uno por el otro, nuestra oración, recurrir a los Sacramentos incluido el nuestro, de entregarnos y acogernos el uno al otro para que Cristo se haga presente entre nosotros. Tenemos que profundizar en la verdad revelada y seguir nadando contracorriente, pero yo quiero seguir creciendo contigo, quiero el Proyecto de Dios para nosotros, por encima de todo. Nada nos separará del amor de Dios, así que merece la pena mantener las espadas en alto, luchar contra el mal que hay en mí mismo, olvidándome de mí y entregándome a ti. Lo deseo, María.
María: Qué bonito, y qué importante. Se lo pedimos a Dios.
Pedro: Te lo pedimos, Señor. Amén.
Madre,
Somos Tu ejército, el ejército que vamos a luchar por la reforma del matrimonio, por recuperar la esencia y la belleza del matrimonio. No dejes que nos relajemos, queremos seguir fortaleciendo nuestra relación de comunión, para estar listos en la batalla contra las potestades y dominaciones. Sabemos que estás con nosotros. Bendita seas, Madre.