
Si subo a Jesucristo en la barca de mi matrimonio y familia, escuchando juntos Su Palabra y fiándome más de Él que de mi lógica, puedo prepararme para recoger más de lo que nunca había imaginado.

Si subo a Jesucristo en la barca de mi matrimonio y familia, escuchando juntos Su Palabra y fiándome más de Él que de mi lógica, puedo prepararme para recoger más de lo que nunca había imaginado.