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El combate se libra en el corazón - Proyecto de Amor Conyugal

El combate se libra en el corazón. Comentario del evangelio para Matrimonios: Mateo 5, 27-32

Cuando miras a alguien con deseo de autosatisfacción, cometes adulterio en el corazón, puesto que “adulteras” la belleza del deseo sexual diseñado por Dios para algo muy hermoso: Hacernos uno. ¡Haz lo que sea, lo que sea, pero deja de pecar! Sigue leyendo

Un matrimonio con mucho sabor. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 5, 13-16

EVANGELIO

Vosotros sois la luz del mundo
Lectura del santo Evangelio lo según san Mateo 5, 13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo».

Palabra del Señor.

Nota: Próximas misiones:

Un matrimonio con mucho sabor.

Si los jóvenes de hoy no quieren casarse, es porque no hemos sido capaces de mostrarles la belleza de la misión para la que Dios nos ha creado.

Vivir el Proyecto de Amor de Dios para nosotros, es llegar a cumplir el sueño de la Santísima Trinidad: “Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo”. No se puede ser fiel a Dios sino a través de la vocación a la que Él nos ha llamado. Sin ella, nuestra vida pierde densidad, sentido y gusto. Dice el Papa, que como la sal, somos potenciadores del gusto por vivir. Y eso, por estar unidos a Jesucristo.

No somos muchos los matrimonios cristianos comprometidos con la fe. Si nosotros no damos testimonio de una unión tal como Dios la pensó, ¿quién lo hará? ¿Cómo podemos animar a los jóvenes a comprometerse y casarse?. Tenemos que ser la esperanza de los jóvenes, de los novios, de otros matrimonios. Que cuando nos vean digan: “Nosotros queremos vivir eso”.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Entrevistador: Hola ¿Tienes un minuto?
David (joven de 25 años): Sí, claro. Dime.
Entrevistador: ¿Tienes novia?
David: Sí, desde hace 1 año.
Entrevistador: ¿Y pensáis casaros?
David: ¡Sí! Por supuesto.
Entrevistador: Te veo muy seguro.
David: Mi novia y yo lo tenemos muy claro. Yo quiero vivir lo mismo que viven mis padres. Veo muchos otros matrimonios a mi alrededor y no me gusta nada su relación.
Entrevistador: Vaya, ¿Qué pasa que tus padres son perfectos?
David: No, pero veo cómo su matrimonio es lo más importante para ellos, bueno, después de Dios. Y veo cómo se sacrifican el uno por el otro, cómo se piden perdón en cuanto se hieren, cómo su fe hace que estén cada día más unidos. Les veo rezar juntos a diario y a mí me admira verles amarse así. Me siento muy orgulloso de ser su hijo.

Madre,

Realmente, la luz de Dios no se puede esconder, y cuando no está la luz, tampoco se puede disimular. O estoy con Cristo o estoy contra Él. Quiero seguir conectado a Él y que no viva yo, sino que sea Él quien vive en mí. Alabado sea el Señor que desea estar en mí.

Entonces ¿Gratis o cobrando? Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 10, 7-13

EVANGELIO

Gratis habéis recibido, dad gratis
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 7-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Id y proclamad que ha llegado el renio de los cielos. Curad enfermos resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios.
Gratis habéis recibido, dad gratis.
No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quien hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en su casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volver a vosotros».

Palabra del Señor.

Nota: Próximas misiones:

Entonces ¿Gratis o cobrando?

A veces Jesús parece que nos hace un poco de lío para que profundicemos en Sus reflexiones. No solo nos envía a evangelizar, sino que nos da las pautas de cómo hacerlo. La confusión puede venir cuando dice por un lado que “Gratis habéis recibido, dad gratis”, y en el siguiente párrafo dice “bien merece el obrero su sustento”. ¿En qué quedamos? ¿Gratis o cobrando? La clave nos la da San Jerónimo, cuando nos viene a decir, que si ganásemos dinero evangelizando, la gente dudaría de si lo hacemos por amor a las ganancias (con lo que perderíamos toda credibilidad) o por amor a Dios. En definitiva, es demostrar que no lo hacemos por nosotros, sino por Dios. Por eso especifica el Señor, que el obrero merece su sustento, nada más que su sustento.

El amor tiene esa medida, incluso para los que no creen en él. Cuando descubren que ayudas sin ningún tipo de interés egoísta, todo el mundo valora esa forma de amar, aunque no sean creyentes.

La cuestión es que mi esposo lo percibe también, como todo el mundo. Sólo experimenta mi amor, si ve que no hay ningún interés para mí. Este fin de semana, en el retiro de Madrid, una persona nos preguntaba que por qué es imprescindible sufrir para demostrar amor. La respuesta está aquí, porque si sufres amando, demuestras que renuncias a ti para buscar el bien del otro, y das gratis lo que has recibido de Dios, gratis. Eso es amar.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Andrés: Cariño, te invito a que vayas a la Eucaristía a diario.
Marisa: Andrés, ¿Ya estás otra vez con eso? ¿Por qué te empeñas en que haga lo mismo que tú? Además, me parece una exageración. No hace falta tanto.
Andrés: No, Marisa, te lo digo por tu bien.
Marisa: Pues si es por mi bien, colabora más con las tareas de la casa, en lugar de irte a Misa todas las tardes.
Andrés: De acuerdo. Iré a Misa de 7 de la mañana en las monjas. Por la tarde, iré a recogerte al trabajo, y si quieres, te llevo a Misa mientras yo vuelvo a casa y me encargo de todo. Planchar, hacer la cena, bañar a los niños…
Marisa: ¿Harías eso por mí? Vas a acabar reventado.
Andrés: Por ti, y para que recibas las gracias que Dios te quiere dar, haría lo que haga falta.
Marisa: Ahora sí que me creo que me ofreces lo de la Eucaristía por amor. Perdona por haberte juzgado mal. Te amo, Andrés.

Madre,

Es cierto que en el fondo, muchas correcciones que hacemos a nuestro esposo, detrás aportan un beneficio para mí mismo, y claro, se nos ve el plumero. Ahora entiendo la condición necesaria de la gratuidad en el amor. Gracias Madre por los impresionantes frutos del retiro de matrimonios de Madrid. Ha sido muy impactante. Bendita seas, Madre. Hemos dado gratis lo que gratis hemos recibido, y los frutos son inmensos. Alabado sea el Señor.