EVANGELIO
Vendrán muchos de oriente y occidente al reino de los cielos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 5-11
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: «Ve», y va; al otro: «Ven», y viene; a mi criado: «Haz esto», y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».
Palabra del Señor.
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Me siento mucho mejor.
En este Evangelio, Jesús me muestra que la fe consiste en reconocer Su dominio y Su poder sobre mis cosas y sobre mi vida. La salvación y la sanación de mis seres queridos, y la mía, dependen de Él, y si se lo pedimos, lo va a hacer. Señor, “una palabra Tuya bastará para sanarme”.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Marga: (Ve que Antonio, su esposo, está paralizado, sufriendo mucho porque le preocupa mucho su trabajo, y está dedicando toda su vida al trabajo) Antonio, ¿Por qué no nos dedicamos más tiempo a nosotros. Deberíamos estar más tiempo juntos, sacar un rato a diario para hablar de nuestras cosas, para rezar juntos.
Antonio: Marga, yo no tengo tiempo. Sabes lo cansado que llego.
Marga: Venga, Antonio. Cuéntame qué te pasa. Te veo sufriendo…
Antonio: Estoy hasta las narices, porque mi jefe no para de meterme presión, cada vez hay más competitividad, en cuanto pueden te atacan por la espalda…
Marga: (Reza por Antonio, delante de Antonio) Señor, mi esposo está paralizado por la presión que recibe en su trabajo, y esto nos impide seguir profundizando en nuestra relación. Sé que lo está pasando mal y que está pasando por muchas dificultades, pero también sé que Tú puedes ayudarle. Tú puedes quitarle esos agobios y transmitirle Tu paz, puedes mostrarle que Tú tienes el poder, y que juntos contigo podemos vencer. Gracias, Señor, sé que le vas a sanar.
Antonio: Después de este rato de oración me siento mucho mejor. Gracias, Marga. Gracias, Señor.
Madre,
Permítenos estar a Tu lado en este tiempo de espera de la venida de Jesús, para que cuando nazca, aunque no soy digno de que entre en mi casa, le acojamos con tanta fuerza como tú y nos hagamos uno con Él, como vosotros. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.