Archivo por días: 27 abril, 2017

Certificar con la experiencia la verdad. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 3, 31-36

EVANGELIO
El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 31-36

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

Palabra del Señor.

Nota: Proyecto Amor Conyugal anuncia un retiro para matrimonios que se celebrará en Madrid entre los días 16 y 18 de junio.

Hay pocas plazas. Para más información pincha aquí:
https://proyectoamorconyugal.es/retiro-matrimonios-proyecto-amor-conyugal-madrid-16-17-18-junio-2017/

Certificar con la experiencia la verdad.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

El que acepta Su testimonio certifica que Dios es veraz. ¿No es esta la definición de fe? Todos los enviados por Dios antes de Jesús, venían de la tierra, sólo podían hablar desde su experiencia terrenal ya que no tenían experiencia personal inmediata de Dios. Sólo Jesús procedía de Dios.

¿Cuál es la clave entonces?: Fiarse de Jesús más que de uno mismo. Yo tengo una experiencia terrenal de Dios, y por tanto, sólo puedo conocer una pequeñísima parte de Él. ¿No le conocerá infinitamente más su Hijo? Por eso es tan peligroso fiarnos de nuestros criterios, porque no nos conducen a la verdad. En cambio, el que acepta el testimonio de Cristo, el que cree en Él y en lo que nos enseña aunque no esté de acuerdo, ese certificará con su vida, desde su propia experiencia, la verdad.

Un matrimonio no estaba de acuerdo con el enfoque de la Iglesia en relación al uso de anticonceptivos. Les parecía que la visión de la Iglesia es retrógrada y debía adaptarse a los tiempos. ¿Qué más da utilizar el preservativo o cualquier otro método? Además, hay que ser responsables a la hora de decidir tener un nuevo hijo. La vida está muy complicada y hay que garantizarle una buena educación antes de arriesgarse a “encargarlo”. Por más argumentos que les daban, siempre había alguna respuesta para ratificarse en sus criterios. Con el tiempo, fueron descubriendo la grandeza y la sacralidad del acto conyugal. Descubrieron que es un momento en el que se concentra todo el amor que se han entregado mutuamente el uno al otro, en el que se hacen imagen de la unión del Dios Trino. Un momento de oración, donde se apartan todos los egoísmos y se convierten el uno para el otro en un don total de sí, cuerpo, corazón y espíritu, para hacerse uno entre ellos y con Dios. Es un momento de “éxtasis” (Salir de sí). Comprendieron que si querían ser imagen del amor fundante y la generosidad de Dios, tenían que estar abiertos a la vida, aunque no les pareciese el momento más adecuado. Conociendo sus ciclos tal como Dios los ha querido, pero dejándole a Él la última palabra. Lo de Dios proveerá es mucho más que un dicho, es un acto de fe. Era un momento para la confianza en Dios. Aquello era un signo de algo mucho más grande que ellos.

Así que decidieron ser fieles a la doctrina de la Iglesia, aunque seguían teniendo sus reticencias, dudas y matizaciones… ¿Cuál fue la experiencia? Descubrieron cuánto les unían los períodos de abstinencia, cómo aprendían a quererse con un amor contenido por fidelidad. Después, cuando podían entregarse totalmente, era como si todo aquel amor contenido se hubiera acumulado para volcarse en una experiencia mucho más gozosa, más transcendental. Era como si sus almas se unieran también, no solamente sus cuerpos, era como que Dios se hacía presente y les llenaba del Espíritu Santo. Vivir su sexualidad en plena comunión con la Iglesia les ayudaba a quererse más en el día a día, a mirarse con más respeto, a reconocer su dignidad mutua con más intensidad. No se esperaban tantos cambios en su relación, pero ahora lo dicen. Ha sido un antes y un después. Este matrimonio, certifica hoy en día con su experiencia, que Dios es veraz y guía a la Iglesia mediante el Espíritu Santo, hacia la Verdad plena.

Madre,
Hay tantos tesoros sobre la verdad contenidos en la revelación y en la doctrina de la Iglesia… Tenemos hambre de Verdad, hambre de conocer a Dios, ansia de experimentar sus certezas en nuestras vidas. Alabado sea por revelárnosla. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo que nos ha dado en Él toda clase de bienes. Amén.