Archivo por días: 30 diciembre, 2014

Todo por la Palabra. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 1, 1-18

EVANGELIO
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe.
No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Éste es de quien dije: «El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.»»
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor.

Todo por la Palabra.

Queridos esposos ¿Queréis ser una sola carne? Hoy nos ha nacido un Salvador.

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. La Palabra era Dios, nos dice hoy este Evangelio. Y por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. Es Dios quien hace posible hacernos uno, es la Palabra la que lo hace posible.

En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los esposos. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.

Cuando los esposos nos distanciamos, se hace la tiniebla y no podemos permitir que la tiniebla no reciba a la Luz. No podemos dejar de acoger la Palabra cada día. Si nos hemos enfadado, con más motivo, si estamos cansados también… Eso nos hace testigos de la Luz.

La Palabra es la Luz verdadera, que alumbra a todo hombre, un matrimonio que reza juntos, alumbra a sus hijos.

Cada día llama a la puerta de nuestro corazón y espera que la acojamos, si lo hacemos entra y se queda con nosotros, cada día. Al mundo viene, vino a su casa, y los suyos no la recibieron.

Esposos no desaprovechemos este gigantesco don. Es real, está viniendo. ¡Abrámosle la puerta de nuestro corazón de par en par a Cristo! Porque esposos, hoy nos dice que a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Si, esposos, nuestro amor acogiendo la Palabra, no es solo un amor humano, limitado y carnal, es un amor de Dios hecho hombre, porque nos amamos con el mismo amor Suyo, con la misma Caridad de Cristo.

Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria. Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.

Oramos por el sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/















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Lo hermoso es el camino juntos. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 2, 36-40

EVANGELIO
Hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 36-40
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Palabra del Señor.

Lo hermoso es el camino juntos.

Los esposos, también como Jesús, tenemos toda una vida para crecer. Y eso es lo hermoso de nuestra vida, que podemos crecer permanentemente.

Crecer en sabiduría significa asimilar los conocimientos, la experiencia humana acumulada a lo largo de los siglos. Esto se aprende viviendo y conviviendo en la comunidad natural que es la familia. Crecer en edad significa nacer pequeño y llegar a adulto, a la madurez en todos los campos. Es el proceso de cada ser humano, con sus alegrías y tristezas, sus descubrimientos y frustraciones, sus desengaños y sus amores. Esto se aprende viviendo y conviviendo en la familia con los padres, los hermanos y finalmente con nuestros esposos/as e hijos/as.

Crecer en gracia significa: Descubrir y alimentarse de la presencia de Dios en la vida, su acción en todo lo que acontece, la vocación, su llamada.
La carta a los Hebreos dice que: “Aun siendo Hijo, aprendió en su pasión lo que es obedecer” (Heb 4,8).

El matrimonio está llamado a ser profeta como la profetisa Ana, esto es, una persona que comunica algo de Dios y que tiene una apertura especial para las cosas de la fe, hasta el punto de poderlas comunicar a los demás: a nuestros hijos, que nuestro amor hable del amor de Dios como testigos de vida.

Pero para ello es necesario purificarnos con oraciones y ayunos que pueden ser todas aquellas circunstancias que no nos gustan pero que aceptamos con alegría. Dicen que el mejor ayuno es superar nuestros estados de ánimo y estar alegres aunque las circunstancias nos lo dificulten. Que no nos asuste estar lejos de la meta. Lo hermoso es hacer el camino juntos.

El don de Dios es, toda una vida de esposos, sin separarnos de Él, como hacía Ana, para poder llegar a ser testigos Suyos.

Oramos por el sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/















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