Archivo por meses: octubre 2014

Los prójimos más próximos. Comentario del Evangelio para Matrimonio​s: Mateo 22, 34-40

EVANGELIO
Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo

Lectura del santo evangelio según san Mateo 22,34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
-«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo:
-«»Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.»
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»

Palabra del Señor.

Los prójimos más próximos.

No sólo hemos sido creados semejantes a Dios, sino que todo se explica desde Dios: quién es y cuáles son sus dinamismos. Hasta en los mandamientos aparece esta semejanza. «El segundo es semejante a éste». De hecho, es imposible amar a Dios y no amar al prójimo.

Y nuestro próximo más cercano evidentemente es nuestro esposo/a. Decía nuestro Obispo dirigiéndose a los matrimonios: Quien dice que ama a Dios y no ama a su esposo, miente. Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todo el ser, es semejante a amar a mi esposo como a mí mismo.

Para poder amar, tenemos que saber cómo se ama. La Biblia nos enseña que el primer paso es el conocimiento. ¿Conozco su corazón?, sus inquietudes, sus deseos, sus ilusiones. Debemos forjar un nosotros, un destino común.

Los siguientes próximos son nuestros hijos. También debemos conocerlos, y dialogar mucho con ellos. Es muy importante darles nuestro tiempo. También tenemos que aprender a amarlos, pues no se nace sabiendo ni se cursa ninguna asignatura sobre la materia.

La Iglesia, gran valedora de la familia, dice que esos vínculos son muy importantes, creados a imagen de la Santísima Trinidad, pero no son absolutos: Dice el Señor: “El que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí” o “a su hijo y a su hija” LC 14, 26-27. “A la par que los hijos crecen hacia una madurez y autonomía humana, la vocación de Dios se va afirmando en ellos con más claridad” (CEC 2232). Cada vez necesitan más autonomía de los padres, para poder descubrir el plan que Dios quiere para ellos. Nuestra filiación con nuestros padres, va de más a menos: Parte de una dependencia total y va hacia una autonomía mayor. En cambio los vínculos de paternidad con Dios son totalmente al contrario, se experimenta con la madurez una dependencia cada vez mayor de Dios, que es quien dirige nuestra vida.

San Juan Bautista (Jn 3,30) dice “es preciso que Él crezca y yo disminuya”. Los padres tenemos que aplicar este pensamiento en la relación con nuestros hijos. Que crezca su dependencia de Dios y que la nuestra disminuya. A veces pretendemos casi hacer a los hijos a nuestra imagen y semejanza, cuando es a Dios a quien deben asemejarse.“ Por eso la educación a nuestros hijos debe estar basada en el Evangelio: “Y vosotros, padres, no provoquéis la ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” (Efesios 6, 4)

Señor, que acogiendo a mi esposo/a y a mi familia, te acoja a Ti, que entregándome a ellos, me entregue a Ti. Que amándoles, te ame a Ti.

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Los cuidados de Dios para los esposos. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 13, 1-9

EVANGELIO
Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera

Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 1-9
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó:
_« ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola:
-«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
«Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?
Pero el viñador contestó:
«Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas.» »

Palabra del Señor

Los cuidados de Dios para los esposos.

Esta semana, uno de nosotros dos, iba caminando por la calle para asistir a la Eucaristía antes del comienzo del trabajo del día.
Aún era de noche, pero se atisbaban en el horizonte las primeras y tímidas claridades del amanecer en unos bellísimos tonos violáceos. Eso despertó la emoción “Qué grande eres Dios mío” qué maravillas hace todos los días. El otro de nosotros, esta misma mañana se paraba ante la impresionante belleza de una rosa enorme que captaba la atención y quedaba atónito ante tal despliegue de hermosura, por delante del que quizás hayamos pasado otras veces sin darle mayor importancia.

Dios nos da millones de muestras de su amor, pone ante nosotros tanta belleza para conseguir llamar nuestra atención y recordarnos que está, todos los días, en todo y en todos, para atraernos hacia Él. Sólo si nos convertimos y hacemos caso a su llamada daremos fruto.

Nos topamos de vez en cuando, quizás con más frecuencia de la que nos gustaría, con ese pecadillo del esposo. Hoy Jesús nos da una lección de paciencia, amor divino y misericordia. Nos enseña a amar ante la falta de respuesta, ante la resistencia al don. Quizás somos nosotros los que damos por imposible al esposo porque no da fruto. Y Él nos dice cuál debe ser nuestra actitud en Su nombre y nuestra súplica: “Déjale todavía un poco más” yo repararé por él/ella. Te ofreceré mis oraciones y acciones por su bien. Yo le daré cariño y con ternura, poco a poco, le ayudaré a dar fruto.

El matrimonio tiene que dar fruto siendo imagen de Dios en ese “Mirad cómo se aman”. Todo lo que viene de Dios llama la atención por su belleza, por su armonía, por surgir como un pequeño gran milagro en medio de la cotidianidad y la rutina. ¡Mirad cómo se aman! Se entregan de tal manera que recuerdan al propio Cristo cuando se dona en la cruz, cómo se sacrifican el uno por el otro sin reparar en su dolor o en su cansancio “No lloréis por mí”. Con qué generosidad y alegría generan “vida” a su alrededor como el Creador se da en su creación por su Hijo, todo por Él. Matrimonios que dan fruto.

Cristo sigue cavando a nuestro alrededor para que nuestra viña no sea cortada. Su Espíritu sigue dándonos alimento en la Eucaristía, en la Confesión y no nos olvidemos, en el Sacramento de nuestro Matrimonio que está vivo y vigente con toda su potencia. Ha puesto un ángel custodio, un Santo como San Juan Pablo II velando por la familia, un Arcángel como Rafael que cura nuestra unión conyugal y… qué decir…, nos ha dado a la Santísima Virgen como Madre: Tan “pequeña” y con esa fuerza tan impresionante.

¡¡No podemos fallarle!!

Bendito seas Señor por tantos signos, por ese poder del Sacramento que pones en nuestras manos, por este Proyecto de Amor Conyugal que nos has puesto para alimentar nuestra vocación y fortalecerla.

Oramos por los frutos del sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

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Esposos avispados. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 12, 54-59

EVANGELIO
Si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 54-59
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente:
-«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: «Chaparrón tenemos», y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: «Va a hacer bochorno», y lo hace.
Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?
Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel.
Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo. »

Palabra del Señor.

Esposos avispados.

Jesús en cierto modo nos regaña. ¿Cómo somos tan inteligentes y avispados para tantas cosas y se nos pasan algunas obviedades que Dios nos muestra?
¿No nos damos cuenta de que todo lo que está sucediendo es porque hemos sacado a Dios de nuestra vida? Familias que se rompen, corrupción, atentados contra la vida, crisis económica que proviene de una crisis moral…

¿En qué queda la solidaridad, la paz, la igualdad que tanto proclama esta sociedad? Sin Dios, todos estos valores quedan vacíos. No puede haber solidaridad si no hay entrega de sí, no puede haber paz si no se sufre por los demás, no puede haber igualdad si queremos ser los primeros, imponernos a los demás, competir, si no somos humildes, si no consideramos que tenemos un mismo Padre que nos ama de igual manera.

Los verdaderos valores o mejor, las verdaderas virtudes, son las que Dios establece, no las que nos inventamos, y se aprenden en la familia. ¿Qué hace que el ser humano aprenda a entregarse? Vivir en una familia, el lugar donde hay una entrega desinteresada. ¿Cómo se consigue la paz? Experimentando la fuerza de la cruz. La entrega por obediencia a Dios (en la indisolubilidad, por ejemplo), y de ésta deben ser testigos los esposos. ¿Dónde se experimenta la igualdad? En que los esposos son un igual el uno para el otro, y en que los hijos son iguales ante sus padres y reciben el mismo amor y la misma entrega. Así se aprenden las verdaderas virtudes, siempre y cuando sepamos los padres ser imagen de Dios para nuestros hijos y ayudemos a nuestros hijos a ¡practicarlas!.

El hombre mira a la mujer, y en su cuerpo observa que está preparada para su entrega a ella. Dios la ha creado así. Y la mujer ve al hombre y observa igualmente en su cuerpo que está preparado para acogerle. En realidad, es un acto de entrega mutua. De esto habla San Juan Pablo II largo y tendido en sus catequesis sobre el Amor Humano. Le llama la “Teología del Cuerpo”, porque observando el cuerpo descubrimos las intenciones del Creador, su voluntad. Y del amor de ambos, surge la vida.

Esto lleva a San Juan Pablo II a interpretar que, como además somos “personas” (a imagen de Dios), es decir, criaturas a los que Dios ama por sí mismas (por tanto únicos e irrepetibles) y con capacidad para donarse libremente, es válido pensar que Dios ha puesto a esta esposa y a este esposo, concretamente a él-ella para que nos donemos el uno al otro. Esta es la voluntad de Dios, esta es la semejanza entre nuestra entrega conyugal y la de Cristo en la cruz. O dicho de otra forma, esta es nuestra cruz que nos permite colaborar con Cristo en la redención mutua. El resultado, es (unidos a Cristo) la paz (Mi paz os dejo). Esto es lo que tienen que aprender nuestros hijos. Después, podremos hablar en serio de alcanzar la paz del mundo.

Oramos por los frutos del sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

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Esposos incandescentes. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 12, 49-53

EVANGELIO
No he venido a traer paz, sino división

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 49-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división.
En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

Palabra del Señor.

Esposos incandescentes.

El fuego

Administrar los dones de Dios para el/la esposo/a. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 12, 39-48

EVANGELIO
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 39-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó: -«Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió: -« ¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas?
Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si el empleado piensa: «Mi amo tarda en llegar», y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles.
El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»

Palabra del Señor.

Administrar los dones de Dios para el/la esposo/a

Hoy el Señor nos habla de la hermenéutica del don. Somos administradores de los dones de Dios para nuestro esposo/a, nuestros hijos los demás. Para ello tenemos que ser exigentes.

Administrar los dones de Dios para el esposo (genérico) es una responsabilidad enorme. El motor es el Amor que nos empuja a buscar el bien integral del otro. El que ama y sólo el que ama, conoce bien a la persona amada, porque la conoce no sólo como aparece sino como es por dentro, y más aún conoce sus posibilidades, aquello que puede y “debe” llegar a ser. Y el que ama le ayuda a que desarrolle todas las potencialidades que tiene y que muchas veces ignora, le ayuda a que sea lo que está llamado a ser. Esto requiere una dedicación continua con mucha delicadeza, entrega de sí…

El que ama, confía: Dice San Pablo “el amor… cree sin límites, espera sin límites”. La psicología afirma que el afecto estimula el aprendizaje y desarrolla la inteligencia gracias a la sensación de seguridad y confianza que otorga y que se desarrolla lentamente. El que se siente amado experimenta dentro de sí una fuerza que incrementa su seguridad.

Lo contrario de la confianza es descargar sobre él nuestra impaciencia, echar en cara sus torpezas y faltas, sin transmitirle la esperanza de que puede crecer. Confiar significa creer en la persona a pesar de que los hechos estén en su contra. Confiar implica ser paciente, saber esperar.

¿Cómo podemos infundir confianza en el esposo?. Ayudándole a que descubra sus cualidades, limitaciones y defectos. Ayudándole a que desarrolle sus cualidades, animándole y aplaudiendo sus logros por pequeños que sean, ayudándole a que descubra a dónde puede llevarle sus inclinaciones si no las domina y sobre todo, haciéndole sentir nuestro cariño. Para esto necesitamos no sólo paciencia, sino también tiempo…

El amor, al que San Pablo dedicó un himno en la Carta a los Corintios, es ciertamente exigente “amor paciente, servicial, comprensivo…”.
Seamos administradores fieles de Dios que ha querido darnos este Proyecto de Amor Conyugal.

Oramos por los frutos del sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

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