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Esposos con un solo Espíritu. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 4, 31-37

Esposos con un solo Espíritu.

El Evangelio de hoy lo comentaremos haciendo una reflexión de la primera lectura en clave matrimonial:

(de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, l0b-16)

“Hermanos:
El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios. ¿Quién conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre, que está dentro de él?
Comentamos: ¿Quién puede conocer al esposo (varón) sino la esposa y viceversa, cuando ambos están llamados a ser un solo espíritu?

Pues, lo mismo, lo íntimo de Dios lo conoce sólo el Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido un Espíritu que no es del mundo, es el Espíritu que viene de Dios, para que tomemos conciencia de los dones que de Dios recibimos.”

Comentamos: Este Espíritu es el que nos unió en Matrimonio. Si no dejamos que nos una en nuestra vida Conyugal ¿Qué nos unirá?

Sigue la lectura: “Cuando explicamos verdades espirituales a hombres de espíritu, no las exponemos en el lenguaje que enseña el saber humano, sino en el que enseña el Espíritu, expresando realidades espirituales en términos espirituales. A nivel humano, uno no capta lo que es propio del Espíritu de Dios, le parece una necedad; no es capaz de percibirlo, porque sólo se puede juzgar con el criterio del Espíritu.”

Comentamos: El hombre y la mujer somos muy distintos. Tenemos gustos distintos, vivimos experiencias distintas casi incompatibles. ¿Cómo hacer de esas experiencias y estos gustos uno solo? ¿Cómo hacerse un solo corazón si no entendemos nuestros lenguajes? Cambiando ambos nuestro lenguaje en un lenguaje común.

Sigue la lectura: “En cambio, el hombre de espíritu tiene un criterio para juzgarlo todo, mientras él no está sujeto al juicio de nadie.”

Comentamos: Cuando nuestro juicio deja de estar sujeto al juicio de uno o del otro y pasa a estar sujeto al juicio de Dios, de su Palabra, de su Evangelio, empezamos a hablar un lenguaje común que enriquece nuestros convencimientos sesgados y viciados y los purifica, los diviniza.

Sigue la lectura: “«¿Quién conoce la mente del Señor para poder instruirlo? » Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo.”

Comentamos: Cada vez más, nuestros deseos coinciden con los de Cristo. Nuestras pasiones se someten a Cristo. Nuestro amor es el de Cristo. Nuestras esperanzas apuntan a Cristo. Vivimos nuestro matrimonio por Cristo, con Él y en Él.

BRUTAL!!

Oramos con el Salmo: Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas.

El canal de la Gracia. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 4, 16-30

El canal de la Gracia.

Hoy, Jesús, vienes a anunciar el Evangelio a los pobres.

El pobre de Espíritu, según palabras de JPII “es el que está dispuesto a usar con generosidad sus propios bienes en favor de los necesitados”.
Los judíos, acogieron el mensaje con admiración, hasta que les hablaste de algo que no estaban dispuestos a aceptar. Compartir el Reino con los que no eran judíos. Y es entonces cuando te rechazan.

Hoy pensamos en lo que nos preguntas: ¿Qué hay en mí, que me impide ser pobre de Espíritu? O lo que es lo mismo ¿Qué parte de la buena noticia de la comunión en el matrimonio, es la que no acepto?. ¿Son mis ideas?, ¿Mi constancia?,,¿Mis diferencias con él/ella?, ¿Es la defensa de mi imagen o de mi supuesta “dignidad”?… ¿Es que busco su admiración?…

Señor, cuánto nos cuesta escucharte en el otro. Cuánto le cuesta al mundo entender que Tú hablas a través de nuestro cónyuge. Que somos ministros de Tu Gracia el uno para el otro, una Gracia que recibimos a través del Sacramento del Matrimonio. Cuánto le cuesta al mundo entender que Tu voluntad está en obedecernos mutuamente, en agradarnos, en mirarnos con infinito respeto y admiración. A veces nos cuesta menos creer a otros. Cuántas veces nos ha tenido que decir nuestro/a esposo/a: “¿ahora lo crees porque te lo ha dicho fulano….? Pero si te lo llevo diciendo yo mil años!” Y con razón. Señor que escuche a mi esposo/a, que crea que tu Gracia viene a través de él/ella y de su relación conmigo. Que Tú la has puesto a mi lado, como ayuda adecuada para llegar hasta ti.

¿Qué hay por ahí, que me impide acoger el Evangelio en mi comunión con mi esposo/a? En esos momentos, ¿no estoy dispuesto a dar todo lo que tengo en favor de sus necesidades? ¿Rechazo a Cristo?

Señor, que ame con Tu amor, que el mío está enfermo.

Hoy es nuestro aniversario de bodas. 24 años. Te damos gracias, Señor por haber hecho todo nuevo en nuestra unión. Te damos gracias por este hermoso don de mi esposo, de mi esposa, y por una unión que avanza hacia la plenitud día a día.

El Espíritu del Señor, está sobre Ti, y has venido a anunciar el año de gracia del Señor.

Hoy es nuestro aniversario de bodas. 24 años. Te damos gracias, Señor por haber hecho todo nuevo en nuestra unión. Te damos gracias por este hermoso don de mi esposo, de mi esposa, y por una unión que avanza hacia la plenitud día a día. ¡Bendito y alabado seas por siempre, Señor!