El Proyecto de María.
Según la hermenéutica del don, para que el don se dé es necesario que alguien lo reciba. Cristo se dona en la cruz y era necesario que alguien estuviese allí para recoger ese don de amor plena y perfectamente. Ella es María, Madre de la Iglesia, que recoge perfectamente la entrega del Esposo y recibe su sacrificio como don de salvación para su Esposa la Iglesia a la que ella representa.
María fue corredentora con Jesús, por su sí a la encarnación y porque estuvo a los pies de la Cruz. Ella participa de la entrega de su Hijo al mundo. Lo recibió como un don y lo entrega ahora como un don. Nosotros lo recibimos y como María, tenemos que entregarlo. Tenemos que convertirnos también en corredentores de Cristo ¿Cómo? Estando a los pies de la cruz de nuestro esposo, participando con él/ella y convirtiendo ese sufrimiento en una entrega por amor a otros, para que así, el don que recibimos de María llegue a nuestro esposo y a muchos más matrimonios. Como dice en el Catecismo (Nº 1521 La unión a la Pasión de Cristo) “El sufrimiento, secuela del pecado original, recibe un sentido nuevo, viene a ser participación en la obra salvífica de Jesús.” Los esposos uniendo nuestro sufrimiento a la Pasión de Cristo, somos corredentores el uno del otro: (Los esposos) “al cumplir su misión conyugal y familiar, imbuidos del Espíritu de Cristo, que satura toda su vida de fe, esperanza y caridad, llegan cada vez más a su propia perfección y a su mutua santificación (Gaudium et Spes, n° 48).
Retomamos la escena del Evangelio, con unas palabras de San Ambrosio: ‘»He aquí tu hijo». «He aquí a tu Madre». Cristo testaba desde la cruz y repartía entre su Madre y su discípulo los deberes de su cariño. …Rico testamento, no de dinero, sino de vida eterna’. Cristo lo dona todo, incluso a su Madre la comparte con nosotros. Bendito don para la vida eterna. A través de Ella vino la Salvación y a través de Ella llegaremos nosotros al Salvador.
Ella inició este Proyecto de Amor Conyugal, porque quiere llevarnos a Él. Ella conoce el camino, trae al Señor a nuestra familia, y además aprendió viendo a su Hijo desposarse con la Iglesia, ella nos guía. Nos puso en el camino a San Juan Pablo II, el Papa de la familia, el gran devoto de Nuestra Señora de Fátima, quien le salvó de la muerte un 13 de mayo. Ella nos convirtió. Nos puso al papa del “Totus Tuus” Todos tuyos, María. Seguimos su camino. No es casualidad, Ella va marcando el rumbo, es nuestra estrella, nuestra guía de Proyecto Amor Conyugal.
Damos gracias a Cristo por este inmenso don de nuestra Madre.
Oramos hoy con la preciosa secuencia:
Por los pecados del mundo, vio a Jesús en tan profundo tormento la dulce Madre. Vio morir al Hijo amado, que rindió desamparado el espíritu a su Padre.
¡ Oh dulce fuente de amor!, hazme sentir tu dolor para que llore contigo. Y que, por mi Cristo amado, mi corazón abrasado más viva en él que conmigo.