EVANGELIO
¡No es el hijo del carpintero? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 54-58
En aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga.
la gente decía admirada:
«¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No vivin aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?».
Y se escandalizaban a causa de él.
Jesús les dijo:
«Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta».
Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe.
Palabra del Señor.
¡Ya nos conocemos!
Solemos fiarnos más de lo que vemos y oímos que de lo que no podemos ver ni escuchar. Sin embargo, lo que no podemos ver es más real que lo que vemos, porque las apariencias engañan pero la Verdad, que no se ve, no engaña jamás. Así resulta que es más real lo que vemos con los ojos de la fe que lo que vemos con los ojos de la cara. Es más verdad lo que Dios nos habla en el corazón que lo que escuchamos de unos y de otros. Todo esto nos ocurre especialmente con nuestro esposo en nuestro matrimonio: Nos miramos con un “¡Ya nos conocemos! Y sabes de sobra que no me puedo fiar de tus propósitos”. ¿Nos miramos con soberbia o con los ojos de la fe, la esperanza y la caridad? Y claro, si los milagros dependen de la fe ¿Qué oportunidades le damos a Dios para que obre milagros en nuestro matrimonio?
Aterrizado a la vida matrimonial:
Juan: Padre, mi esposa es muy voluble, se deja llevar por sus sentimientos constantemente y, por mucho que reza, no cambia. Me corrige continuamente y me lo recrimina todo. La gente no cambia, Padre.
Director espiritual: ¿Estás seguro, Juan? Entonces ¿Para qué esforzarnos? ¿Para qué recibir la gracia de Dios? ¿Para qué confesarnos? Decir que la gente no cambia, es condenarnos a todos. Eso se llama falta de Esperanza. Es un pecado contra el Espíritu Santo, Juan, de esos que no se pueden perdonar, porque no creer en Su fuerza y Su poder, le impide hacer milagros en vosotros, ¿Comprendes? Por tanto, ten fe. Si tu mujer reza, recibe los sacramentos y se esfuerza, cambiará. Cambiará si confiáis en Dios. Y otra cosa que puede cambiar, es tu mirada. No miras a tu esposa con los ojos de Dios, ni miras vuestro Proyecto de Amor con los ojos de Dios. Deja que Él penetre en ti y te muestre la belleza de vuestra relación. Reza con tu esposa y verás cómo te ayuda.
Madre,
El Señor conduce nuestras vidas, si nos dejamos llevar por Él, si confiamos en Él, obrará grandes milagros. Ayúdame a ver en mi esposo a Ti y a Jesús, y lo que me queréis decir a través de él/ella. Que le acoja con humildad, y le reconozca como ministro de la gracia de Dios para mí. Te lo pedimos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.