EVANGELIO
Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 14-23
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo:
«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre y se echa en la letrina»
(Con esto declaraba puros todos los alimentos).
Y siguió:
«Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».
Palabra del Señor.
Anuncio de Proyecto Amor Conyugal en Benalmádena: 12 de febrero a las 20h En la parroquia de la Virgen del Carmen (C. Bonanza)
Málaga: José Luis y Magüi os invitan a realizar con ellos un recorrido por vuestro corazón de esposos, profundizando en «Los frutos del Amor Conyugal» el próximo 16 de febrero en la Casa Hermandad del Sepulcro a las 20h
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Valor no apreciado.
Tendemos a buscar la culpa fuera. ¡Ay! Terrible engaño. Lo malo no viene de fuera, sino que sale de mi corazón. De fuera vienen las tentaciones, pero en mi corazón se decide si las acojo o tengo un deseo más grande, una llamada al bien.
Qué importante es alimentar en mi corazón los deseos de ser bienpensado, de pureza, de agradecer lo que tengo, de querer lo mejor para los demás, de ser fiel, ser generoso, ayudar a otros, ir siempre con la bandera de la verdad, disfrutar con poco, hablar bien de todos, ser humilde, y profundizar para encontrar el don. Qué importante es en definitiva estar en Cristo. Mirar con Sus ojos y encontrar, como dice San Juan Pablo, ese “valor (del don) no bastante apreciado”.
Alimentemos ese deseo de bien de nuestro corazón, para que se haga grande y lo llene todo. Dios es un experto en alimentármelo. ¡Cuento contigo, Señor!
Aterrizado a la vida matrimonial:
Andrea: Veo algo que me incomoda o que no me gusta, me dejo llevar por ese sentimiento negativo, y ya empieza mi cabeza a pensar: Si cambiara mi esposo, mi matrimonio iría mejor, o si cambiaran mis hijos o mis circunstancias económicas o laborales o familiares en sentido amplio… seríamos más felices. Desaparece la presencia del bien en mi corazón y aparece la del mal.
Matrimonio Tutor: Muy bien esa apreciación. En cuanto acogemos el mal empezamos a dialogar con él, y ya estamos perdidos. O pecamos de pensamiento o poco nos falta. El mal es como un desagüe que tiende a tragarte. Hay que pasar de largo y no pensar ni siquiera en él. En cambio, el bien, hay que acercarse, acogerlo, meditarlo en el corazón… para que se impregne de él todo nuestro interior. El bien es el Espíritu, y hay que ser dóciles a Él para que nos arrastre a Él.
Andrea: Sí. Todo se cuece en lo profundo de mi corazón. Tengo que estar atenta para controlarlo y dirigirlo hacia Dios.
Matrimonio Tutor: Los deseos son la clave. Los deseos mueven el corazón y el corazón nos mueve a la acción. Elige los deseos que son acordes con los de Cristo y aliméntalos, vivifícalos, renuévalos constantemente.
Andrea: ¿Me ponéis un ejemplo?
Matrimonio Tutor: Imagina que ves algo en tu esposo que no te gusta. Eso te pone de partida en una posición de rechazo y por lo tanto, de desamor. Pues cámbialo dándole gracias a Dios por todo lo bueno que tiene. Piensa en ello, y regocíjate en la cantidad de dones que Dios te ha dado a través de él. Piensa que es un valor no bastante apreciado y tienes que seguir descubriendo todo lo que Dios te quiere dar a través de él, y en lo que no llega, todo lo que quiere que tú le des en Su nombre. El plan de Dios es siempre hermoso y generador de vida
Madre,
Continuamente hago el esfuerzo por descubrir ese valor no bastante apreciado que es mi esposo. Quiero amar y sentirme amado, Madre, en cualquier circunstancia. Alabado sea el Señor, que es grande y generoso.
La biblia dice que Dios nos pone el bien y el mal. Nosotros elegimos una cosa u otra.
Hay un refrán español muy conocido: piensa mal y acertarás. Como puede deducirse no es nada evangélico. Pero con frecuencia somos muy dados a ver los aspectos negativos a la crítica destructiva a los prejuicios y dejamos atrás las bondades: actuar con prudencia, sencillez y magnificencia.
El conocimiento observa y ve y la voluntad decide.
Lon que Dios quiere y Cristo nos lo enseña es que siempre optemos por la voluntad de Dios.
Así poco a poco, día a día,iremos purificado nuestra alma.
Y el principal escenario donde practicar esta voluntad de Dios y donde nos haremos fuertes es en el matrimonio.