Cristo me llama a hacer la voluntad del Padre. Él me ha encomendado una misión: que no se pierda ninguno de los que me ha dado: Mi esposo/a primero y mis hijos hasta que crezcan.
EVANGELIO
Ésta es la voluntad del Padre: que todo el que ve al Hijo tenga vida eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 35-40En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.
Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».Palabra del Señor.
Avisos:
- Retiro en Jerez-Asidonia (Chipiona): 10-12 de mayo. Infórmate e inscríbete aquí (Puede que haya alguna plaza libre de última hora): https://wp.me/p6AdRz-1FQ
- Retiro en Navarra (Javier): 31 de mayo, 1 y 2 de junio. Orad por los frutos.
- Anuncio en Madrid: Lunes 3 de Junio a las 20:00h (Parroquia Beata Ana María Bogas – 3 Olivos – C/ Bella Altisidora, 6)
- Retiros en Madrid: 07 a 09 de junio y 12 a 14 de julio (Casa de Espiritualidad Emaús – Oblatos): Completos.
- Retiro en Toledo: 14 a 16 de junio (Casa Diocesana “El buen Pastor”). Más información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1JT
(Retiros pendientes de apertura de inscripciones. Informaremos más adelante)
- Retiro en Córdoba: 21 a 23 de junio (Casa San Antonio) (Posibilidad de inscripción con hijos)
- Adoración por los matrimonios en Córdoba, lunes 13 de mayo, después de la misa de las 20:00 horas, Parroquia de Cristo Rey y Nuestra Señora del Valle.
Un viaje con la voluntad de Dios.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)Qué bien que la voluntad de Dios sea que no nos perdamos ninguno de los que le ha dado a Su Hijo, y qué bien que Su Hijo haya venido a hacer la voluntad del Padre. Pero a su vez, Cristo me llama a hacer la voluntad del Padre. Él me ha encomendado una misión, y es también que no se pierda ninguno de los que me ha dado: Mi esposo primero (para toda la vida) y mis hijos (temporalmente hasta que maduran e inician su propia misión). Y después, otras personas que va poniendo en mi vida. El objetivo el que oró Jesús antes de subir al Padre: “No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.” Queda claro pues: Que seamos uno para que el mundo crea en Él.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Vamos a realizar un viaje imaginario, introduciéndonos en una voluntad de Dios siguiéndola en todo el recorrido hasta alcanzar Su gloria. ¿Te subes con nosotros?
Nace del Corazón de Dios, como un bien perfecto ideado por amor a cada uno de nosotros y cuya esencia es el amor. Esta voluntad de Dios a la que me he subido, viaja directamente a su Hijo, Jesús, quien inmediatamente la ejecuta y la promueve hacia mí, el implicado. ¿Cómo llega a mí? A través del Espíritu Santo que reside en mi interior y me guía.¡Qué tensión! ¡Estoy a punto de recibirla! Contiene toda la pureza con la que fue creada, pero… Algo no va bien, cuando llegue a mi corazón, comenzará el combate espiritual. Contemplo la lucha en mi corazón entre la voluntad de Dios y la mía. Es la batalla del Amor contra la triple concupiscencia. Primero se encuentra con mi pereza, que despliega su escudo para que la voluntad de Dios no me exija demasiado; el orgullo juega su papel intentando adaptarla según lo que le cree que le conviene; el egoísmo intenta hacerse el distraído para que pase desapercibida centrando mi atención en mis gustos y caprichos; la vanidad busca una justicia mejor que no implique humillaciones… A así, una batalla tras otra…Y he ahí que la voluntad de Dios es frenada, retorcida, reinterpretada, manipulada y ensuciada. Un escuadrón con tres cabezas: La concupiscencia de la carne (mis deseos desordenados), la de los ojos (mi intención desviada) y el orgullo de la vida (mi imposición).Pero hay Alguien más. Alguien que no se ve, pero que es capaz de mantener a raya a todos los enemigos de la voluntad de Dios, y por tanto, mis enemigos. Es el Espíritu Santo en persona, que me pregunta si quiero que intervenga. Me lo pregunta en la oración, en los Sacramentos, incluido el del Matrimonio. Si digo sí, Él lo irá haciendo todo nuevo.Él puede limpiar y recomponer la voluntad de Dios, para dejarla como estaba. De mí depende que Su voluntad llegue hasta sus últimas consecuencias, porque no solo me afecta a mí, sino a mi esposo/a, a mis hijos… La voluntad de Dios continuará salvando almas, sembrando amor y alegría. De nuestros hijos irá a sus compañeros de clase, de nosotros a familiares y amigos… y probablemente acabe afectando a toda la Iglesia de generación en generación. Es la onda expansiva del Amor de Dios, que genera amor, desde nuestro Matrimonio.Hoy te hacemos llegar la voluntad de Dios. ¡Pásala!
Madre,
Ha llegado a mis manos un tesoro, más valioso que cualquier otro. Es la Voluntad de Dios. ¡Hagase! Alabado sea mi Señor.