EVANGELIO
Yo os digo que no hagáis frente al que os agravia.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 38-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: «Ojo por ojo, diente por diente». Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas».
Palabra del Señor.
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Un paso más.
Jesús nos muestra cuál debe ser el espíritu generoso de la caridad, que debemos tener los que le seguimos. Él da un paso más y no deja que le quiten la vida, la da Él. Va más allá de la razón, superando una justicia que se puede reclamar por derecho, estando dispuesto a dar todo lo que se pueda con tal de vencer el mal a base de darse (Rom 12, 21). Para generar vida, donde hay muerte, amor donde hay odio. Donde hay ira, dar sosiego; donde hay avaricia poner generosidad; donde hay orgullo, entregarse con humildad.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Ana se da cuenta de que el pecado de su esposo es como un virus que le afecta a todo él causándole malos ratos, frustración, preocupaciones, infelicidad, tristeza, falta de paz… Su esposo tiene deseos de sobresalir, y exige atenciones menospreciando a los demás.
Ana: ¡Oh pobre Juan! Me necesita ¡Está en una terrible cárcel! Y me he dado cuenta de que si le respondo también con orgullo, defendiéndome, le hundiré más en su pozo oscuro. Voy a liberarle amándole. Voy a emprender un camino para contribuir al triunfo del bien para nuestro matrimonio.
(Al día siguiente)
Ana está poniendo todo su esfuerzo en pintar el cuarto de los niños. Él critica su trabajo, pero Ana, en lugar de defenderse o quejarse de que no la valora, recuerda el “virus” del orgullo de su marido y decide ponerle una inyección de humildad:
Ana: Cariño, estoy deseando escucharte y que me expliques cómo debería hacerlo, estoy tan agradecida a Dios por ti. Preparo una Coca-Cola para los dos y te escucho (le da un beso).
Madre,
Concédenos la humildad que nace de Tu Corazón, que no sabe mirar el mal, sino al necesitado de misericordia. El Señor siempre ofrece respeto, confianza, amor, ternura… Por Jesucristo, Tu Hijo Ntro. Señor. Amén.