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EVANGELIO
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 16-21
En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles:
– «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».
Palabra del Señor.
Un ayer.
700 años después, se cumple la profecia de Isaías. Son los tiempos de Dios. Y nosotros con nuestras impaciencias, que nos convertimos y queremos alcanzar la santidad 20 o 30 años después. ¿Qué son 700 años comparados con la eternidad? Son un ayer.
Pues eso, que dejemos a Dios ser Dios y que Su plan se lleve acabó en Su tiempo, sin demasiadas exigencias por nuestra parte.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Alicia: Esposo, andaba yo afectada porque no veía avances suficientes en nuestro Matrimonio y, leyendo el Evangelio de hoy, me he dado cuenta de que soy un poquito agonías. Mucho decirle al Señor en el Padrenuestro que se haga Su voluntad, pero luego llego yo a meterle prisa.
Alfredo: Bueno, es normal que tengas ese ansia por vivir la unión con Él y la comunión conmigo. Creo que es bueno que lo deseemos, y quizás lo malo es que nos quejemos o desesperemos porque el proceso no sea más rápido de lo que está siendo.
Alicia: Está claro que el proceso Dios ha querido que sea lento. Siento haberte culpado a veces de que no vaya más rápido. ¿Me perdonas?
Alfredo: Te perdono. Yo te pido perdón porque a veces también me puede la impaciencia. Pero te quiero tal como eres.
Alicia: Te perdono.
Madre,
Bastante nos ha dado el Señor como para que andemos exigiendo más de lo recibido, como hicieron Adán y Eva en el Paraíso. Pedimos al Señor que se haga Su voluntad cuando Su Majestad determine. Amén.