EVANGELIO
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 1-13
En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Y los fariseos y los escribas le preguntaron:
«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
«Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.»
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Y añadió:
«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre» y «el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte». Pero vosotros decís: “Si uno le dice a su padre o a su madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».
Palabra del Señor.
Anuncio de Proyecto Amor Conyugal en Benalmádena: 12 de febrero a las 20h En la parroquia de la Virgen del Carmen (C. Bonanza)
Málaga: José Luis y Magüi os invitan a realizar con ellos un recorrido por vuestro corazón de esposos, profundizando en «Los frutos del Amor Conyugal» el próximo 16 de febrero en la Casa Hermandad del Sepulcro a las 20h
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“Tiras y aflojas”.
San Juan Pablo dice que tenemos la tendencia a adaptar las leyes a las modas y las tentaciones típicas del momento en que vivimos. Es habitual que intentemos adecuarlas a nuestros gustos y apetencias, porque tendemos a llevar a Dios a nuestro terreno en lugar de convertirnos y adherirnos al Evangelio. La historia está repleta de “tiras y aflojas” con Dios, pasamos del puritanismo al libertinaje y se lo transmitimos a nuestros hijos, pero solo unos pocos son fieles a la ley de Dios que es el amor.
Vamos a dejar de preocuparnos tanto de lo externo y centrémonos en nuestro corazón. Ahí se libra la gran batalla entre el amor y el desamor.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Luis: Cada vez entiendo más la expresión de Jesús de “sepulcros blanqueados”. Cada vez hay más apariencia, más dedicación al cuerpo, a la moda, a la imagen… pero el interior de las personas está totalmente descuidado. Abandonado.
Raquel (Esposa de Luis): Son almas muertas, o apenas sin vida, incapaces de reaccionar ante tanto deslumbramiento del mundo.
Luis: A mí el Señor me ha enseñado a valorar muchísimo tu pureza. Una mujer pura no tiene precio, dice la Escritura. En ti hay una belleza que todo el mundo ve, la exterior, que es impresionante, y otra interior, que nadie ve y que es aún mayor. Te hace tan bella la fidelidad a Dios…
Raquel: Yo también estoy encantada con que hayas acogido el don de la fe. Ahora tu alma está viva, vigorosa, y ves lo que antes no eras capaz de ver y apreciar. Muchas gracias por acoger el don de Dios.
Luis: Ahora vivimos de dentro a fuera. Movidos por el Espíritu Santo e irradiándolo al mundo.
Raquel: Me encanta verte brillar con la luz de Dios.
Madre,
Cristo es la luz, y nosotros le acogemos totalmente enamorados de Él. No nos interesan los atractivos del mundo.
Lo principal en la vida es la relación con Dios. Cuidar tu interior y observar una conducta guiada por los preceptos que dimanan del evangelio. Todo lo demás, el exterior, es secundario.
Normalmente ocurre lo contrario y lo más acusado es la falta escucha del interior nuestro.
Lo más grave es que con esa forma de vida la oración apenas existe.
Virgen María ayúdanos a perseverar en la fe, a tener nuestros encuentros con Dios, escucharle y hacer su voluntad.