Archivo de la etiqueta: Espíritu Santo

Leyes que liberan. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 3, 1-6

EVANGELIO
¿Está permitido en sábado salvarle la vida a un hombre?

Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 1-6
En aquel tiempo, entró Jesús otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre con parálisis en un brazo.
Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo. Jesús le dijo al que tenía la parálisis:
-«Levántate y ponte ahí en medio.»
Y a ellos les preguntó:
-«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?»
Se quedaron callados. Echando en torno una mirada de ira, y dolido de su obstinación, le dijo al hombre:
-«Extiende el brazo.»
Lo extendió y quedó restablecido.
En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él.

Palabra del Señor.

Leyes que liberan.

Olvidamos a las personas y priorizamos nuestras “leyes”. Como consecuencia nuestro matrimonio enferma. Aparecen incomprensiones que nos llevan a temas tabú que, o nos destrozan o es mejor evitarlos. Aparecen miradas oscuras hacia el otro… llegando incluso a estorbarnos. «si pudiera planear un modo de quitármelo de en medio». ¡Nuestro esposo/a, la persona sagrada que Dios ha puesto en nuestro camino para nuestra santidad, salvación, felicidad… Llega a ser un estorbo, incluso nos puede estorbar para poder cometer nuestro pecado tranquilos, sin reproches, ni correcciones…

La obstinación o dureza de corazón, es lo que le provoca dolor a Cristo. Es obvio que el amor es más importante que las normas, pero nos empeñamos muchas veces en no entenderlo. Tantas como discusiones se provocan entre los esposos: anteponer el orden a la comunión, la razón, un deseo, una tradición… Es el motivo por el cual la puerta del corazón se cierra imposibilitando acoger el amor. Es tan destructivo que incluso despierta la santa ira de Dios.

También hoy Jesús nos llama para curarnos. Porque las leyes de Dios, no oprimen, sino que liberan. Cristo no vino a condenar, sino a salvar. La leyes de Dios sirven para salvar, para liberar, para hacernos libres. Son las leyes del Amor.

San Juan Pablo II, en la catequesis del 27 oct 1982, dice que «la redención del cuerpo» es un manantial permanente de esperanza de que la creación será «liberada de la servidumbre de la corrupción para participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios» (ib. 8, 21). Las palabras de Cristo, “serán una sola carne” pronunciadas desde la profundidad divina del misterio de la redención, “llevan en sí el fermento de esta esperanza: les abren la perspectiva tanto en la dimensión escatológica, como en la dimensión de la vida cotidiana”.

Dios nos ha redimido, y nos ha dejado la ley fundamental, la de ser una sola carne, liberándonos de nuestros instintos, caprichos, egoísmos, pasiones… concupiscencia… para poder hacernos uno, ¡también en la vida cotidiana!. Es entonces cuando comunicamos la gloria que Dios nos transmite.

Oramos por el sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

__

Hasta rasgar el cielo. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 1, 7-11

EVANGELIO
Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 7-11
En aquel tiempo, proclamaba Juan:
– «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán.
Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo:
– «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.»

Palabra del Señor.

Hasta rasgar el cielo.

Contemplamos hoy esta bella imagen de la Santísima Trinidad.

El Hijo inicia su misión, y es bautizado por Juan. En ese momento, se rasgan los cielos y aparece el Espíritu Santo y la voz del Padre que lo bendice diciéndole “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto” en ese ejemplo de amor del Padre hacia el Hijo.
Recordamos que para el matrimonio, la Santísima Trinidad es un modelo a imitar, nuestra relación fue creada a imagen de la comunión Trinitaria. Por tanto, esta escena para nosotros es un modelo para contemplar y aprender.
Decía Benedicto XVI que ese rasgarse el cielo, es la muestra de que Cristo estaba haciendo la voluntad del Padre: “Su comunión con la voluntad del Padre abre el cielo, porque es el cielo el lugar del cumplimiento de la voluntad de Dios”.

También nosotros podemos a “abrir el cielo” si acogemos la voluntad de Dios para nuestra misión conyugal. También nosotros tenemos un predilecto, que es nuestro esposo, y también Dios, en nuestro bautismo hizo bajar el Espíritu Santo sobre nosotros. Contemplamos la escena y la llevamos a nuestra vida conyugal.

Gracias al bautismo de Jesús, sucede algo incomprensible. Esa barrera que separa a Dios del hombre, una distancia que separa al Dios omnimotente en su cielo del hombre impotente en la tierra, cae para permitir un encuentro inefable en nuestros corazones. Esa barrera que separa la Comunión Trinitaria del amor infiel e imperfecto de los esposos, cae para permitir que seamos testigos de su Amor Trinitario aquí en la tierra.

Hoy se nos manifiesta la Santísima Trinidad. En la primera lectura nos dice Isaías: “Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra…”

Así actúa nuestro Señor. Así debemos actuar entre los esposos. No nos gritaremos ni vocearemos. Cuando mi esposo/a esté debilitado por las dificultades y pecados, no lo terminaré de hundir con mis correcciones. No apagaré la llama de esperanza que le queda, sino que le sostendré y le animaré, porque Dios mismo me sostiene.

Promoveremos fielmente la verdad del amor conyugal, como Dios lo pensó. No vacilaremos hasta implantar el derecho, hasta implantar el verdadero amor conyugal en la Tierra.

Y entonces, el cielo se rasgará porque hemos sido fieles a la voluntad de Dios.

Oramos por el sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

__

El canal de la Gracia. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 4, 14-22

EVANGELIO
Hoy se cumple esta Escritura

Lectura del santo evangelio según San Lucas 4, 14-22a
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca.
Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista.
Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.»
Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles:
– «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.

Palabra del Señor.

El canal de la Gracia.

Jesús actúa, como dice el Evangelio, “con la fuerza del Espíritu”. Esto nos revela 2 cosas. 1ª Que nosotros, como hombres, no somos fuertes y 2ª Que el Espíritu sí lo es. No sólo vamos por mal camino si no creemos la primera. También nos hundimos si no creemos la segunda. Ese mismo Espíritu, esa misma fuerza, es la que nos deja a nosotros. Por eso, los esposos estamos llamados a amarnos con el mismo amor de Cristo.

En efecto, como dice San Juan Pablo II hablando del bautismo: “Algunos estudiosos de la Biblia observan… (que) el «lavado del agua» evoca la ablución ritual que precedía a los desposorios, y que constituía un importante rito religioso incluso entre los griegos” (Catequesis 25 agosto 1982). Precioso, el bautismo precede al desposorio, y nos permite así amarnos con el amor del Espíritu recibido.

Hoy, Jesús, vienes a anunciar el Evangelio a los pobres.

El pobre de Espíritu, según palabras de San Juan Pablo II “es el que está dispuesto a usar con generosidad sus propios bienes en favor de los necesitados”.
Los judíos, acogieron el mensaje con admiración, hasta que les hablaste de algo que no estaban dispuestos a aceptar. Compartir el Reino con los que no eran judíos. Y es entonces cuando te rechazan.

Hoy nos paramos a preguntarnos: ¿Qué hay en mí, que me impide ser pobre de Espíritu? O lo que es lo mismo ¿Qué parte de la buena noticia de la comunión en el matrimonio, es la que no acepto?. ¿Son mis ideas?, ¿Mi constancia?, ¿Mis diferencias con él/ella?, ¿Es la defensa de mi imagen o de mi supuesta “dignidad”?… ¿Es que busco su admiración?…

Señor, cuánto nos cuesta escucharte en el otro. Cuánto le cuesta al mundo entender que Tú hablas a través de nuestro cónyuge. Que somos ministros de Tu Gracia el uno para el otro, una Gracia que recibimos a través del Sacramento del Matrimonio. Cuánto le cuesta al mundo entender que Tu voluntad está en obedecernos mutuamente, en agradarnos, en mirarnos con infinito respeto y admiración. Cuántas veces nos ha tenido que decir nuestro/a esposo/a: “¿ahora lo crees porque te lo ha dicho fulano….? Pero ¡si te lo llevo diciendo yo mil años!”. Señor que escuche a mi esposo/a, que crea que tu Gracia viene a través de él/ella y de su relación conmigo. Que Tú lo/la has puesto a mi lado, como ayuda adecuada para llegar hasta ti.

¿Qué hay por ahí, que me impide acoger el Evangelio en mi comunión con mi esposo/a? En esos momentos, ¿no estoy dispuesto a dar todo lo que tengo en favor de sus necesidades? ¿Rechazo a Cristo?

Señor, que ame con Tu amor, que el mío está enfermo. El Espíritu del Señor, está sobre Ti, y has venido a anunciar el año de gracia del Señor.

Oramos por el sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

__

Motivación e intimidad. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 1, 1-18

EVANGELIO
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros
Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venia como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe.
No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Éste es de quien dije: “El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.”»
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor.

Motivación e intimidad.

Motivación: “La Palabra existía al principio, y por medio de ella, se hizo todo, y sin ella no se hizo nada”: Qué grandeza hay en estas palabras. Qué grande es Dios. Qué belleza hay en la unión entre el Padre y el Hijo, que todo, todo lo hace el Padre por el Hijo y el Hijo por el Padre. Qué inmensidad hay en un Amor tan perfecto, tan pleno. Como esposos creados a Tu imagen, te admiramos, Señor

Para el Padre hay una motivación para hacer todo, para crearlo todo, y esa motivación es el Hijo. A semejanza de ellos, porque “Cristo revela el hombre al propio hombre” (Redemptor Hominis, San Juan Pablo II), para un esposo (genérico), debería haber una motivación para hacerlo todo, y esa motivación es también el Señor, pero a través del esposo. Si nos hemos entregado el uno al otro, no tiene sentido que nuestra motivación fuese otra ¿No os parece?.

Intimidad: La Palabra es lo más íntimo de Dios y Él comparte su intimidad con nosotros al enviar a su Hijo. Con Ella crea también nuestra comunión íntima de esposos para los que la acogemos. La Palabra nos revela la intimidad de Dios, y cuando los esposos oran juntos, también nos revela la intimidad de nuestro cónyuge. Es un misterio, pero puede comprobarse fácilmente desde la experiencia.

Nacer de Dios es lo más grande que nos puede pasar. Habla Señor que tu hijo y tu hija te escuchamos juntos.

Oramos por el sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

__

Del verbo “quitar”. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 1, 29-34

EVANGELIO
Éste es el Cordero de Dios

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 29-34
Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
“Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo.” Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel.”
Y Juan dio testimonio diciendo:
“He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo.” Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.

Palabra del Señor.

Del verbo “quitar”.

Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Nos quedamos de momento con el verbo “quitar”. Significa arrebatar. No es que nosotros abandonemos el pecado. Resulta interesante porque siempre nos planteamos dejar de pecar, como si fuésemos nosotros los protagonistas de nuestra salvación, y no es así. El protagonista es Él. Mucho antes de nacer ya nos había “quitado” los pecados, teníamos la promesa de que todos nuestros pecados serían redimidos.

¿Dónde está el riesgo entonces? En no acoger el don de Dios. En la encíclica “Dives in Misericordia” de San Juan Pablo II, nos dice refiriéndose a la parábola del hijo pródigo, ése que pide su herencia al padre y se va de su lado para malgastarla: “El patrimonio que aquel tal había recibido de su padre era un recurso de bienes materiales, pero más importante que estos bienes materiales era su dignidad de hijo en la casa paterna”. El riesgo está precisamente en no reconocer que nuestra dignidad proviene de que somos hijos de Dios, y todo lo demás, se ordena según esta prioridad. Por tanto, odiamos pecar, porque nos aleja del Padre. Si estamos lejos de Él, si no le escuchamos ¿Cómo nos va a perdonar?. El hijo pródigo tuvo que volver a casa de su padre para recibir el perdón. Su padre ya lo había perdonado y le esperaba con los brazos abiertos.

(Nota: A veces se recrimina a Dios que escaseen los medios materiales. Sin embargo, como en esta parábola, puede que sea lo que nos devuelva a la casa del Padre. Cuando lleguemos a sus brazos, nos engalanará con los mejores vestidos y matará el ternero cebado para nosotros.)

¿Qué medios utiliza Jesús para quitar nuestro pecado? La obediencia al Padre. Ésta le lleva a la humildad, el servicio… y la entrega generosa hasta la muerte. Y Cristo nos deja unas armas súper poderosas, que nos permitirán también colaborar con Él a “quitar” los pecados de nuestro/a esposo/a, esos que tanto nos molestan. Con esta misma actitud de obediencia al Padre en nuestro matrimonio, colaboramos con su obra redentora para nuestro esposo/a. Le ayudamos a quitarle el pecado.

La ley a obedecer es esa de “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. A los esposos nos toca unir nuestra dimensión corporal y afectiva o del corazón. Pero no sólo eso, inseparablemente con las otras dos dimensiones de la persona, se trata de no hacer más que un solo espíritu en el Espíritu: entregarnos y acogernos como ¡¡hijos de Dios!!. ¿Recodáis lo que nos da la dignidad? Eso mismo es lo que le da la dignidad a mi esposo/a. Tela marinera: Acoger a un/a hijo/a de Dios como esposo/a en mi matrimonio.

Con la humildad de Juan, reconozcamos que este misterio nos sobrepasa por todos lados. Que este Amor con mayúsculas que requiere la unión en el Sacramento Matrimonial, nos supera. Pero hay otro, que existe antes que nosotros y que es más grande que nosotros, que ha bautizado nuestra unión con el Espíritu Santo. Él lo hace posible, un amor más fuerte que la muerte.

Oramos por el sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

__